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En Orozko (B) es común que las casas se adornen con tiestos de geranios u otras plantas, colocados en los alféizares de las ventanas o en los balcones. Cada día es mayor el cuidado que se presta al adorno y muchos caseríos se rodean de flores en todo su perímetro. Es habitual comprarlas en los invernaderos de la zona dos veces al año, para acomodarse a la estación cálida y a la fría. También ha sido común hacer crecer una parra en la fachada, que además de adornar y proporcionar uva en otoño, daba sombra a los balcones. En Gorozika (B) señalan que las flores han sido un elemento decorativo tanto en el exterior como en el interior de la casa.
En Viana (N) en las casas populares o de arrabal los únicos adornos de las fachadas eran las parras, las rastras de pimientos y alguna maceta de flores o con perejil en las pequeñas ventanas.
En Aria (N) las galerías se decoran en primavera y en verano con numerosos tiestos con flores.
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En Apellániz (A) son abundantes las flores que aparecen por todas partes plantadas en toda clase de recipientes: tiestos puestos en anillos de hierro sujetos a la pared, pequeñas parcelas enmarcadas entre trozos de trillo o baldosas viejas, cubiertas de coches, cajones de madera, pucheros usados de barro o de hierro, cazuelas, baldes, pozales, latas y cuanta vasija estropeada pueda contener tierra.