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Indumentaria del bautizando. Bataio-arropa

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En Zeanuri (B) hasta los años sesenta niños y niñas sin diferencia alguna por razón de sexo eran vestidos para el bautizo con sus mejores ropitas. La comadrona o la mujer vecina que había atendido al parto era la que vestía al recién nacido para el bautismo, ''berak jantziten eban umia elexarako. ''Al ponerle la primera prenda hacía con ella una cruz sobre la criatura. El vestido se componía de estas prendas: ''kamixia, ''camisita; ''juboitxoa, ''juboncito; ''eunezko trapuek, ''pañales de lino; ''mantarra, ''manta de felpa; ''oiela, ''faldón de tela fina; ''paxea, ''faja; y dentro de la faja el ''kutun ''que contenía los evangelios; ''mantoia, ''mantón; ''baberue, ''babero; ''txapeltxoa, ''gorrito de encaje. La prenda distintiva del bautizo era el mantón, ''bautizuko mantoia, ''confeccionado en tela de lino con bordados y flecos y de forma triangular. Normalmente se heredaba de la abuela y con él se bautizaban todos los hijos de la familia. Se solía prestar para el bautizo a familias más modestas.
En Uharte-Hiri (BN), en la década de los años cuarenta las prendas que llevaban los niños el día del bautizo eran según Barandiarán: ''atorra, ''chemise; ''xatarra, ''mouchoir blanc de fil qui enveloppe tout le corps; ''borraxa, ''molleton de laine qui entoure le ''xatarra; troxakordak, ''large ceinture blanche qui serre la taille; ''bataio-arropa ''(vétement de baptéme), large robe blanche bordée de dentelles; ''peleina, ''burnous blanc avec son capuchon; sur la téte enfin un ''mottua ''ou bonnet blanc orné de dentelles<ref>Idem, José Miguel de BARANDIARAN. "Matériaux pour une étude du peuple Basque; A Uhart-Mixe" in ''Ikuska. ''N' . Nº 6-7 (1947) p. 167.</ref>.
En Bernedo (A) el vestido normal del niño era una camisa hasta "el cil" (ombligo), abierta por detrás, con manga larga adornada con puntilla; un pañal desde el pecho hasta los pies sobresaliendo dos palmos de éstos. Este pañal, de tela fina, rodeaba varias veces al niño pillándole la camisa. Encima iba un faldón del mismo tamaño y colocación que el pañal de felpa gruesa, para empapar y dar abrigo. Todo quedaba atado por una faja en varias vueltas sobre la cintura del niño. La camisa quedaba cubierta por una chaquetita de lana. En la cabeza un gorrito de tela. Todo este conjunto iba cubierto por un mantón o toquilla blanca de lana. Para el bautizo se le ponía el faldón blanco adornado con puntillas; era largo con mangas y abierto por detrás. Se guardaba después del bautizo como recuerdo; y con frecuencia, se pasaba de una generación a otra. Este traje se volvía a usar cuando la madre llevaba al hijo a la iglesia a los quince o veinte días para hacer su "entrada".
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