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Caida de los primeros dientes

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:''y dame otro nuevo.''
En Apellániz (A) los tiraban al tejado y al cabo de cierto tiempo aparecía una moneda debajo de la almohada<ref>Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU, . "Apellániz...Pasado y presente de un pueblo alavés"in ''Ohitura'', ciL, 0 (1981) p. 162.</ref>.
En Bizkaia también era costumbre bastante extendida la de arrojarlos al tejado. En Alboniga (Bermeo-B):
Entre las localidades navarras donde se recoge la costumbre de tirarlo al fuego están Aranaz, Bera, Ezkurra, Lekunberri, Lezaun, Obanos, Sangüesa e Izurdiaga. En esta última (Izurdiaga) utilizaban la fórmula ''"Tori zaarra ta ekarri berrie".''
En Lekunberri (N) la madre se encargaba de lanzarlo al fuego diciendo: ''Bota zaarra ta ekarri bernia ''o también ''Zaarra bota, berri atera. ''En Ezkurra (N) se repetía tres veces ''Tori ortza zaarra ta ekartzu bernia ''(Tome el diente viejo y deme el nuevo)<ref>José Miguel de BARANDIARAN. "Estudio etnográfico de Ezkurra" in AEF, XXXV (1988-89) p. 57.</ref>. En Bera (N): ''Tori zaarra eta ekarri berria''<ref>Julio CARO BAROJA. ''La vida rural en Vera de Bidasoa. ''. Madrid, 1944, p. 134.</ref>.
En Obanos (N) manifiestan que los dientes debían quemarse por respeto ya que son una parte de la persona "son seres vivos y las partes del cuerpo de seres vivos hay que quemar, no echar a la basura".
En Allo (N) si el niño les decía a sus mayores que se le había caído un diente éstos le respondían que lo guardase bajo la almohada para que la Virgen le pusiese un caramelo.
En el País Vasco continental, según recoge Thalamas Labandibar, también era costumbre poner el diente envuelto en un papel debajo de la almohada en la creencia de que de noche pasaría la Virgen y depositaría unas monedas para el niño<ref>Juan THALAMAS LABANDIBAR, "Contribución . “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco Continental", citcontinental” in AEF, XI (1931) p. 41.</ref>.
En Gamboa (A) se hacía creer a los críos que el diente depositado bajo la almohada aparecía al día siguiente convertido en oro y a cambio recibía un regalo. Como nunca ocurría así los niños se llevaban una gran desilusión y a menudo rompían a llorar.
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