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Dimensiones de las parcelas

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En Moreda (A) ofrecen datos más precisos. A comienzos de los años 1970 había en la localidad 138 explotaciones, de ellas 73 contaban con una superficie de entre una y cinco ha; 32 entre cinco y veinte ha, y 23 entre veinte y cien ha, si bien todas ellas mostraban una parcelación excesiva ya que el 76 % de las mismas tenían menos de media hectárea.
En Abadiño (B) las heredades ocupaban una extensión de alrededor de 2.4 ha, de unas 0.6 ha cada una de ellas. Antiguamente en torno a 2 ha se destinaban principalmente a la siembra de trigo, alternando con nabo, y maíz con alubia. Otros terrenos más pequeños, de 1000 m<sup>2</sup>, se dedicaban al cultivo de la patata, remolacha, trébol, ''sekulabedarra'', o alfalfa. Hoy día estas fincas se han convertido en pastizales.
En Amorebieta-Etxano (B) las dimensiones de las huertas y tierras cultivadas variaban. Estas últimas se encontraban generalmente en las zonas más llanas, pero como escasean, era inevitable que algunas piezas estuvieran en pendiente. Únicamente en la zona de Boroa y en Euba hay terrenos llanos de cierta extensión.
En Ajangiz (B) en tiempos pasados se hablaba de una unidad de medida de tierras que era el ''gizelana'', peonada en castellano, que equivale al trabajo que puede hacer un hombre en un día<ref>Medida agraria que vale 380.4 m<sup>2</sup>.</ref>. Una heredad de tamaño medio tenía ocho ''gizelan ''y una grande, diez. En la unidad de medida actual señalan que el tamaño medio de una heredad es de media hectárea y las grandes alcanzan una hectárea. En Gautegiz Arteaga (B) una heredad media tenía seis/siete ''gizelan''. En Bedarona (B) señalan que la huerta, ''ortue'', ocupa hoy una extensión mayor que antaño.
En Donazaharre (BN) la superficie de una propiedad suele alcanzar alrededor de las 15 ha; en el núcleo algunas pocas cuentan entre 20 y 25 ha, y la mayor parte de ellas entre 12 y 15. En Uhartehiri (BN) las parcelas de tierra cultivada, según su dimensión se llaman ''alorraundia'', gran pieza, y ''alorttipia'', pequeña pieza.
En Lanestosa (B) las huertas cuentan con una superficie que oscila entre los 100 y los 5000 m<sup>2</sup>, siendo la media de 1000 m<sup>2</sup>. Las mieses, dentro de las cuales se encuentran las piezas, tienen una extensión entre una hectárea la más pequeña y cinco la más grande. La extensión de las piezas ha sido muy variada, hoy día por término medio tienen alrededor de 500 m<sup>2</sup>. Los ''cierros ''tenían dimensiones variables, que debían ajustarse a las normas municipales, estableciéndose 30 ha como extensión máxima y media hectárea como mínima.
En Berastegi (G) se ha consignado que las parcelas dedicadas al pasto tienen una extensión de alrededor de media hectárea. Algo menos las de labrantío. En Hondarribia (G) los terrenos de cultivo de un caserío podían oscilar entre los 1400 y los 320 000 m<sup>2</sup>, pero la mayoría no superaba los 40 000 m<sup>2</sup>.
En Beasain (G) las parcelas de los caseríos, tanto labrados y herbales como bosques, son de pequeñas dimensiones para la actual concepción de las explotaciones agrícolas. Hoy se puede hacer con el tractor mucho más trabajo que antes, para las actuales cabañas ganaderas se precisan mayores herbales. Pero teniendo que labrar valiéndose del tiro animal, y segar a mano tanto la mies como la hierba, las anteriores parcelas eran suficientes como para dar trabajo a una familia. Habida cuenta de que no suele haber grandes diferencias entre unas parcelas y otras, se puede hablar de dimensiones medias, oscilan, en general, entre los 2000 y los 4000 m<sup>2</sup>. En Zerain (G) han consignado que la unidad de medida de los terrenos era el área.
En Elgoibar (G) los caseríos cercanos al núcleo dedicaban las huertas, ''baratzak'', a la producción para la venta y eran por tanto de mayores dimensiones que los más alejados que las destinaban al autoconsumo.
En Obanos (N) las fincas eran pequeñas y dispersas por las diferentes zonas de la localidad. Durante el siglo XX de 200 a 300 robadas<ref>Medida de superficie, que varía de unas localidades a otras, que equivale a 898 m<sup>2</sup>.</ref>, solo unos pocos tenían más de 500 robadas. Al tratarse de poblamiento concentrado y la calidad de la tierra diversa, los agricultores han procurado disponer de tierras de labor en diferentes zonas para diversificar los cultivos y asegurar al menos alguna cosecha. Hay quienes cuentan con tierras de labranza en los municipios vecinos de Legarda, Muruzabal, Eneriz y Puente la Reina. Esta forma de actuar viene de antiguo.
En los pueblos del Valle de Orba (N), en los años 1970 se recogieron los siguientes datos: en Olleta el tamaño de las fincas oscilaba entre las 200 y las 1000 robadas. En Uzquita las propiedades eran de unas 200 robadas. En Garinoain había más desigualdades, tenían entre 10 y 800 robadas, siendo el término medio de 200. En Barasoain eran 30 y 600 los límites inferior y superior. En Oloriz las fincas tenían 400 o 600 robadas. Algunos propietarios llevaban además en arriendo las fincas de otros. En todos los pueblos se repartían parcelas comunales. En Garinoain, por ejemplo, las parcelas del común o ''suertes ''que se distribuían por rotación cada ocho años, eran de 20 robadas<ref>José de CRUCHAGA. ''La vida en el Valle de Orba''. Pamplona: 1977, p. 136.</ref>.
En el Valle de Elorz (N) la situación y extensión de las parcelas es diversa según los pueblos. En Imarcoain todos los vecinos tienen derecho a una pequeña huerta junto al río. Su extensión no es igual, pues es según situación, pero no exceden de los 500 m<sup>2</sup>.
En Valtierra (N) las dimensiones de las parcelas son muy variadas, sobre todo por las particiones de las herencias y las compras o alquiler de otras. En conjunto y por término medio los agricultores de cierta capacidad y los grandes se mueven con tierras de dimensiones entre 500 y 1000 robadas.
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