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Era frecuente que estos pucheros de barro expuestos al calor del fuego bajo, se rajasen. Para prolongar su uso las mismas mujeres o un vecino habilidoso se las apañaban para rodearlos con un entrelazado de alambre de modo que no perdiese líquido. Fueron sustituidos luego por pucheros de porcelana provistos también de asa única para su manejo en el hogar bajo.
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]