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Turnos en la conduccion

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En las localidades con población dispersa, teniendo en cuenta que había barrios y casas alejados del núcleo donde se encuentra la iglesia, y otras circunstancias como el '''mal '''estado de los caminos o el peso del difunto, fue frecuente establecer turnos para la conducción del cadáver. Generalmente se paraba en lugares convenidos, donde se procedía al relevo de los anderos<ref>Vide información complementaria en el apartado “Paradas del cortejo fúnebre” del capítulo ''El cortejo fúnebre''.</ref>.
En algunas localidades se ha constatado, sin más explicitación, que los anderos se turnaban durante el trayecto de la conducción. Así se ha recogido en Amézaga de Zuya, Berganzo, Ribera Alta (A), Lezama, Muskiz (B), Baigorri (BN), Mélida y San Martín de Unx (N). También solía hacerse el cambio de anderos aprovechando la pausa que para el rezo del responso se hacía en las encrucijadas del camino (Carranza-B).
En Aramaio, Gamboa (A), Amorebieta-Etxa no (B), Amezketa, Elosua (G) y Hazparne '''(L), '''si la casa del difunto estaba próxima a la iglesia transportaban el cadáver entre cuatro personas. Si distaba, eran seis los encargados de hacerlo y se iban turnando durante el trayecto. En Telleriarte-Legazpia (G) obraban de igual manera, pero si la conducción venía de un lugar lejano los portadores solían ser ocho. También podía oscilar el número, según el peso del muerto.
En Abadiano (B), si la casa estaba alejada de la iglesia eran seis los anderos para poder turnarse. Si habían de emprender el camino desde un punto muy distante, como Urkiola, eran ocho. Igual ocurría en Gorozika y Zeanuri (B), donde si el camino mortuorio era largo, podían ser seis u ocho los que transportaran la caja. En Hondarribia (G) y Oragarre (BN), antiguamente, eran ocho los anderos y se relevaban en tandas de cuatro.
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