127 728
ediciones
Cambios
m
Texto reemplazado: «\<\/ref\>\(.\)» por «</ref> (»
En Abadiano (B), si la casa estaba alejada de la iglesia eran seis los anderos para poder turnarse. Si habían de emprender el camino desde un punto muy distante, como Urkiola, eran ocho. Igual ocurría en Gorozika y Zeanuri (B), donde si el camino mortuorio era largo, podían ser seis u ocho los que transportaran la caja. En Hondarribia (G) y Oragarre (BN), antiguamente, eran ocho los anderos y se relevaban en tandas de cuatro.
En Ezkio (G), teniendo en cuenta el mal estado de los caminos y lo distantes que estaban muchas casas del núcleo, generalmente eran ocho las personas que, por turnos, transportaban el féretro. Las alternancias sólo podían llevarse a cabo en los puntos convenidos. Al contrario ocurría en el Valle de Elorz<ref>Javier LARRAYOZ. “Encuesta etnográfica del Valle de Elorz” in CEEN, VI (1974) p. 84.</ref>(N) donde también se hacían algunas paradas durante el recorrido del cortejo fúnebre para que se relevaran los portadores del ataúd, pero no se realizaban en lugares fijos sino donde estimaban preciso hacer el relevo.
En Urnieta (G), a menudo en el cortejo iban cuatro anderos de recambio, preparados para hacer el relevo a los cuatro que transportaban el féretro. Los relevos solían hacerse en los caseríos que tenían encomendada esta labor. En ellos preparaban unas mesas para colocar el ataúd. Cada barrio tenía unos puntos fijos para este menester. Allí aguardaban dos sacerdotes o un acólito con un cirio. Tras descansar, el féretro era conducido hasta la iglesia en cuyas proximidades esperaba un tercer sacerdote que acompañaba al cortejo hasta el templo.