Cambios

Saltar a: navegación, buscar

La composicion del cortejo funebre

6 bytes eliminados, 10:17 10 ene 2019
sin resumen de edición
En lo referente a la indumentaria, el luto exigido a los integrantes del duelo, extensible a menudo a la mayor parte de los asistentes a los actos fúnebres, fue antiguamente riguroso. El paso del tiempo ha ido mitigando esta exigencia y hoy día se ha resquebrajado aquel sentimiento tan extendido de identificar el dolor también con la apariencia externa.
Hay localidades donde ha existido la costumbre, que se mantiene vigente, de despedir el féretro en el «limes» del pueblo, cuando tras la ceremonia religiosa de cuerpo presente lo llevan a enterrar al cementerio. En un punto determinado, que en muchos casos corresponde a lo que fue el límite primigenio de la localidad, se realiza una parada para despedir y dar el '''último '''adiós al difunto, después de rezar algunas oraciones. El cadáver, seguido de unas pocas personas, es llevado al cementerio y el resto de asistentes regresa al pueblo.
Es evidente que en tiempos pasados era la luz en forma de candelas, velas y hachas un elemento esencial tanto en el levantamiento del cadáver, en el cortejo como en las exequias fúnebres. A partir de los años sesenta y setenta se ha introducido y generalizado el uso de los ramos y las coronas de flores. Aun cuando éstas, excepcionalmente, han gozado de cierta tradición en algunas localidades, el llevar flores naturales en el cortejo fúnebre es relativamente reciente. Antes, sobre todo entre familias pudientes, se recurría al alquiler de coronas hechas con flores artificiales.
127 728
ediciones