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Ofrendas de luces en el periodo de luto

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La asistencia durante todo el ano de algún miembro de la familia del finado a la iglesia parroquial a orar, alumbrar y ofrendar por el difunto ha sido una costumbre muy común y que se ha mantenido hasta tiempos recientes; en algunas localidades hasta la década de los setenta. Esta asistencia se denominaba ''segizioa ''en Altza, Ataun, Beasain y Oiartzun (G) y en esta última localidad variaba según el tiempo del año y la categoría del entierro[[#ftn17|[17]]]<ref>AEF, III (1923) p. 80.</ref>. Para designar lo mismo se han recogido también los términos ''añal ''en Galarreta (A), ''candela añal ''en las Améscoas (N). ''Añal ''en Sangüesa (N) comprende el conjunto de las ofrendas. En algunas localidades en los testamentos «añal» designaba la cera y ofrendas que los herederos del difunto habían de llevar a la sepultura durante el año, todos los domingos y festivos (Moreda-A).
El encendido de luces en la sepultura familiar continuaba durante las misas de honra, misas de salida, novenarios y cabo de año o aniversario, así como en las misas mayores de algunas festividades religiosas señaladas. Atendían la sepultura y cuidaban de las luces, al igual que en el día del funeral, las mujeres de la casa o en su lugar, una vecina, la ''andere serora ''o la sacristana.
== Gipuzkoa ==
En Ataun (G), en la Parroquia de San Gregorio, en la década de los años veinte, durante el año de luto ardían en la sepultura, al igual que el día del funeral, además de las candelillas arrolladas a una madera, ''argizai-kajak, ''varios manojos de candelilla, ''eskuiloak, ''bien de la familia del difunto, bien de otras personas de la parroquia que de ese modo correspondían a los afectos de amistad y parentesco. Las hachas que el día del funeral se encendían al lado del féretro pasaban durante este tiempo a la sepultura y en ningún caso eran más de dos. El domingo en que se celebraba el «cabo de año», la serora llevaba sesenta y seis manojos de candelilla que distribuía entre las sepulturas de la iglesia, cuando el funeral era de «cofradía entera». Siendo de «media cofradía», el número era de cuarenta y seis que colocaba en otras tantas sepulturas 29<ref>AEF, III (1923) pp. 120-121.</ref>.
En Arrasate (G), los parientes y vecinos contribuían a alumbrar la sepultura durante un año, bien con una vela o un rollo de cerilla, ''argizari-txirrindola, ''arrollada en la ''argizaiola''. Algunas familias se limitaban a colocar la candela, desde que tenía lugar la ceremonia de ''«argia» ''(luz) hasta que finalizaba el luto con otra ceremonia denominada ''«ogistia» 'Al-'(dejar el pan). Otras dejaban sus velas sobre la sepultura hasta que se consumiesen. Había quienes, por estar muy vinculados a la familia del difunto, hacían su aportación de ''kandela ''a lo largo del año.
gunas familias En Aduna (G), transcurrido el funeral, se limitaban a colocar mantenía en la candelasepultura durante un par de años por lo común y otras veces por más tiempo, el hacha o las dos hachas, desde que tenía lugar además de la ceremonia de cera ordinaria, ''«argia» librako eskubildua, ''que habían ardido en las exequias. También en Deba (luzG) hasta que finalizaba el luto con otra ceremonia denominada , tras los funerales, la cerilla arrollada, ''«ogistia» pilimuna, ''(dejar que había alumbrado en el pan). Otras dejaban sus velas sobre funeral en la sepultura hasta que se consumiesen. Había quienes, por estar muy vinculados a la familia del difunto3o continuaba haciéndolo en el mismo lugar<ref>AEF, hacían su aportación de ''kandela ''a lo largo del añoIII (1923) pp. 75 y 71 respectivamente.</ref>.
En Aduna (G), transcurrido el funeral, se mantenía en la sepultura durante un par de años por lo común y otras veces por más tiempo, el hacha o las dos hachas, además de la cera ordinaria, ''librako eskubildua, ''que habían ardido en las exequias También en Deba (G), tras los   29 AEF, III (1923) pp. 120-121.    funerales, la cerilla arrollada, ''pilimuna, ''que había alumbrado en el funeral en la sepultura, 3o continuaba haciéndolo en el mismo lugar  En Oiartzun (G), en los años veinte, en los oficios del lunes y martes siguientes al funeral cada mujer del duelo, ''minduna, ''ofrendaba una vela de las que llamaban de 80 cts. (''(amasei sosekuak) '') y las demás a cada vela roja de las que antes costaban un real, ''errieleko kandela gorria. ''También ofrendaban durante todo el año cera arrollada, ''billumena. ''. A estos oficios no asistía la comitiva por lo cual se denominaban oficios  mudos, ''opizio mutuak''mutuak31 <ref>AEF, III (1923) pp. 81-82.</ref>.
En Amezketa (G), durante el año de luto, hasta el aniversario o «cabo de año», en las misas cantadas, de forma permanente, además de la ''argizaiola ''ardían dos hachones o ''kandelak. ''Antiguamente era la ''serora ''la encargada de mantener la llama encendida durante ese año, quedándose a cambio para sí con la cera sobrante.
 
s0 AEF, III (1923) pp. 75 y 71 respectivamente. g ' AEF, III (1923) pp. 81-82.
 
 
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|| RITOS FUNERARIOS EN VASCONIA
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En Elgoibar (G), la familia del difunto si era de la zona rural encendía en la sepultura familiar, en la misa de las 9 de la mañana durante un año, la cera arrollada en una tabla, ''argizaiola. ''En Alzola-Elgoibar (G) ardía la ''argizaiola ''únicamente los domingos ''y ''fiestas de precepto, también un año. En Ezkio (G), en el periodo de luto se encendían en la sepultura cada domingo o festivo tres o cuatro velas.
En Garde (N), para las misas del novenario aportaban cera los familiares y allegados. Durante todo el año en la sepultura se encendía una cera en las misas de los lunes y los miércoles.
En Améscoa (N), los domingos y días de fiesta se encendían durante la misa mayor todas las  velas y hachas del añal ''y ''los días de labor solamente tres velas, durante el año de luto32luto<ref>Luciano LAPUENTE. “Estudio etnografico de Améscoa” in CEEN, III (1971) p. 82.</ref>.
En Aoiz (N) no era excesiva la cantidad de cera que se ponía en el añal, generalmente dos cerillas y dos velitas. Contribuían los parientes del difunto con el dinero necesario para mantener el alumbrado.
En Zugarramurdi (N), todas las casas matrices encendían luces en sus sepulturas, ''jarlekuak, ''durante la misa mayor y canto de vísperas en los días festivos. Había quienes las encendían a diario durante la misas misa<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 331.</ref>.
En Ziga (Baztan-N), en los dos años que duraba el luto se encendían varias luces en la misa mayor y vísperas y diariamente en la parroquial y rosario34rosario<ref>AEF, III (1923) p. 131.</ref>. En Bera (N), se asistía y velaba la sepultura durante los dos años posteriores al fallecimiento de uno de los miembros de la familia"<ref>Julio CARO BAROJA. ''La vida rural en Vera de Bidasoa''. Madrid, 1944, p. 174.</ref>.
En Allo (N), los días de novena, cabo de año y misas votivas se colocaban en la sepultura hachas, velas y candelas en candeleros de cobre o en canastillos de mimbre. Hasta la primera década de este siglo existió la costumbre de poner el añal el día de ánimas, 2 de noviembre, del año de la defunción.
En Arano (N), durante el novenario ardían en la sepultura las velas y cerillas que las mujeres asistentes al funeral llevaban para este efecto<ref>AEF, III (1923) p. 128.</ref>. Otro tanto ocurría en Lezaun (N) donde los parientes y algún vecino hacían aportación de luces durante el novenario.
32 Lar[n;En Otxagabia (N), el día del veinteno, ''ogerrena, ''que se celebraba a los veinte días aproximadamente del fallecimiento, cada familia llevaba una pequeña cantidad de cerilla, ''pertika.rrrs''Presentábanla encendida por un extremo, «Estudio etnográfico y, al hacer la ofrenda, se la entregaban a un monaguillo<ref>AEF, III (1923) pp. 136-137.</ref>. Azkue recogió la misma costumbre en el Valle de Améscoa»Salazar (N). Se llevaba cera a la sepultura de la iglesia durante veinte días en los funerales y por eso le llamaban ''ogerrena'', citveintenario<ref>Resurrección Mª de AZKUE.''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, 1935, p. 82226.</ref>.
33 BAnoNDtnxAN, «De la población de Zugarramurdi ''y ''sus costumbres», op. cit., p. 331. == Álava ==
34 En Galarreta (A), en la década de los años veinte, durante las funciones del funeral que tenían lugar en diez días, contando el novenario, se mantenían encendidas las luces de la sepultura. A continuación comenzaba lo que llamaban el ''añal, ''periodo en el que ponían en un hachero, al que se conocía como ''atril, ''una hacha denominada «cirio» con dos velas a sus lados que las encendían solamente los días festivos. Añadían tres candeleros con sendas velas y varias ''tablas ''con cera delgada que encendían diariamente durante la misa<ref>AEF, III (1923) p. 58.</ref>.
AEF, III En Amézaga de Zuya (1923A) p, las hachas colocadas para el funeral se mantenían en la sepultura mientras durara el tiempo de duelo, dos años generalmente. Si se consumían, ya que cuando de mitades se trataba se extinguían en el primer ano, no solían reponerse para el segundo porque su compra resultaba costosa. 131En este periodo de luto, además de las hachas, se encendían velas procurando que fueran numerosas, normalmente unas diez, de menor grosor que las del día del entierro.
35
CARO BAROJA, ''La vida rural en Vera de Bidasoa, op. cit., ''p. 174.
y misas votivas se colocaban en la sepultura hachas, velas y candelas en candeleros de cobre o en canastillos de mimbre. Hasta la primera década de este siglo existió la costumbre de poner el añal el día de ánimas, 2 de noviembre, del año de la defunción.
En Arano (N), durante el novenario ardían en la sepultura las velas y cerillas que las mujeres asistentes al funeral llevaban para este efecto[[#ftn18|[18]]]. Otro tanto ocurría en Lezaun (N) donde los parientes y algún vecino hacían aportación de luces durante el novenario.
 
En Otxagabia (N), el día del veinteno, ''ogerrena, ''que se celebraba a los veinte días aproxima-
 
damente del fallecimiento, cada familia llevaba una pequeña cantidad de cerilla, ''pertika. ''Presentábanla encendida por un extremo, y, al hacer la ofrenda, se la entregaban a un monaguillo [[#ftn19|[19]]]. Azkue recogió la misma costumbre en el Valle de Salazar (N). Se llevaba cera a la sepultura de la iglesia durante veinte días en los funerales y por eso le llamaban ''ogerrena, ''veintenario[[#ftn20|[20]]][[#ftn21|[21]]].
 
== Alava ==
 
En Galarreta (A), en la década de los años veinte, durante las funciones del funeral que tenían lugar en diez días, contando el novenario, se mantenían encendidas las luces de la sepultura. A continuación comenzaba lo que llamaban el ''añal, ''periodo en el que ponían en un hachero, al que se conocía como ''atril, ''una hacha denominada «cirio» con dos velas a sus lados que las encendían solamente los días festivos. Añadían tres candeleros con sendas velas y varias ''tablas ''con cera delgada que encendían diaria-
 
mente durante la misa39.
 
En Amézaga de Zuya (A), las hachas colocadas para el funeral se mantenían en la sepultura mientras durara el tiempo de duelo, dos años generalmente. Si se consumían, ya que cuando de mitades se trataba se extinguían en el primer ano, no solían reponerse para el segundo porque su compra resultaba costosa. En este periodo de luto, además de las hachas, se encendían velas procurando que fueran numerosas, normalmente unas diez, de menor grosor que las del día del entierro.
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