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Ofrendas de luces en el periodo de luto

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En Amézaga de Zuya (A), las hachas colocadas para el funeral se mantenían en la sepultura mientras durara el tiempo de duelo, dos años generalmente. Si se consumían, ya que cuando de mitades se trataba se extinguían en el primer ano, no solían reponerse para el segundo porque su compra resultaba costosa. En este periodo de luto, además de las hachas, se encendían velas procurando que fueran numerosas, normalmente unas diez, de menor grosor que las del día del entierro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En Bernedo (A), la familia ponía la cera en la sepultura, como minímo durante un año, a veces dos. Mientras los domingos y festividades se encendían las velas y hachas, los laborables sólo las velas y las tablillas. A los ocho días del funeral los familiares venían a ofrendar con sendas velas cada uno.
En Llodio (A), los candeleros se encendían en las misas de honra, ''onrak. ''Los vecinos, amigos y familiares ponían un candelero en la sepultura del difunto durante el tiempo del luto; antes de la guerra (1936), cerillas en vez de candelero.
En Lagrán (A), en el año de luto se encendían diariamente dos luces o velas hechas de cera casera, y los domingos cuatro o seis velas y las dos hachas[[#ftn22|[22]]]0 <ref>Salustiano VIANA. “Estudio etnográfico de Lagrán” in ''Ohitura'', 1 (1982) p. 58.</ref>.
En Mendiola y en Obecuri (A), las tablillas, cirios y velas se encendían los días festivos y siempre que la familia acudiera a la iglesia, aunque fuera laborable. La aspiración de los vecinos era procurar que la sepultura estuviese bien alumbrada.
En Salvatierra (A), el primer año de luto se encendía el hachero con seis u ocho velas y la cerilla; el segundo, ésta y cuatro velas y en todo tiempo dos velas y la cerilla.
''== Bizkaia ''==
En Soscaño-Carranza (B), en la década de los, años veinte, en el novenario que se celebraba por el difunto, las velas de la sepultura ardían durante la misa. En los domingos siguientes a los funerales las vecinas, ''y ''también los parientes ''y ''amigos del difunto, iban «a ofrecer» lo que consistía en colocar candelero y vela en la sepultura de la familia[[#ftn23|[23]]] <ref>AEF, III (1923) p. 3.</ref>. La gente adinerada que encargaba misas gregorianas encendía luces los treinta días en que se celebraban las mismas. Pasado ese tiempo, la sepultura se activaba todos los domingos durante uno o varios años.
En esta misma localidad se ha recogido que normalmente se iba a ofrecer río sólo a la propia parroquia sino también a las iglesias de otras parroquias del Valle donde hubiere fallecido un familiar o conocido de mucho trato. Lo común era que se ofreciera velas a quienes antes las habían puesto en la sepultura de la casa del oferente. Una de las informantes, refiriéndose a esta relación de correspondencia entre las familias, utilizó la expresión «era un pan prestao». Durante la época del año de más trabajo, si había que ir a ofrecer a alguna iglesia alejada se mandaba a una adolescente de la casa.
En Zeanuri (B), durante tres años existía la obligación de asistir a atender la sepultura en la misa mayor de los domingos y la misa rezada de los lunes, miércoles y viernes. De estos tres días el más significativo era el lunes pues en él se celebraba generalmente un oficio de difuntos.  En estos días los parientes y vecinos hacían ofrendas de luces.
En Busturia (B), en el primer ano de luto la mujer de la casa debía alumbrar la sepultura en la misa de los lunes, sábados y los domingos en la misa mayor. Durante el segundo y tercer año ano en las misas de los domingos, la de las 8 h. de la mañana y la mayor.
En Lezama (B) eran cuatro hachas las que se ponían en la sepultura durante la celebración de las misas de salida, ''olata-mezak. ''En Lemoiz (B), tras los funerales, los de casa ofrendaban en la sepultura colectiva dos velas y el vecino próximo una.
== País Vasco continental ==
En Donoztiri (BN) se encendían luces en la sepultura, ''elizalekia, ''durante la celebración de la misa todos los días del primer ano después de la defunción y en adelante los domingos. Cuantas veces se decía una misa por el difunto, familiares de éste que vivían en la localidad y los vecinos contribuían con luces o velillas de cera, ''ezkoak, ''que ardían en la sepultura durante todo el acto4 acto<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “Rasgos de la vida popular de Dohozti” in ''El mundo en la mente papular vasca''. Tomo IV. San Sebastián 1966 p. 70.</ref>.
En Armendaritze (BN), en todas las misas que se celebraban por el difunto, sus familiares, vecinos y amigos alumbraban cerillas, ''ezkoak, ''en la sepultura de la iglesia. Además en estas ceremonias religiosas en la sepultura doméstica ardía la cerilla sin tabla, ''ezko ttipia. ''Esta se mantenía también encendida en las misas dominicales, cuando el duelo era reciente.
En Ezterentzubi (BN), cuando se celebraba misa por algún difunto de la casa y en las misas dominicales durante el periodo de luto, se en-   42 José Miguel de BABA IARAN. «Rasgos de la vida popular de Dohozti» in ''El mundo en la mente popular vasca. ''Tomo IV. San Sebastián 1966 p. 70.      cendía encendía la cerilla, ''ezkoa, '', en la sepultura familiar. También se activaba la sepultura en las misas dichas entre semana en favor del difunto.
En Izpura (BN) se activaban las luces en todas las misas y en las vísperas. Solían estar encendidas las cerillas, ''ezkoak, ''de las familias en duelo y las de las casas que no hubieran consumido la suya. El periodo de duelo duraba hasta que ardía toda la cera, pero nunca era inferior a un año.
En Landibarre (BN) se alumbraban las luces en todas las misas, incluso en las que se celebraban entre semana. La costumbre de encender cerillas, ''ezkoak, ''se mantuvo vigente hasta los años 1960-65.
En Lekunberri (BN) se encendía la cerilla, ''ezkua, ''de la casa en las misas de novenario, ''bederatziurruna, ''y en la de cabo de año, ''urtheburuko meza. ''Además cada casa alumbraba su cerilla en las misas que se celebraban en memoria de un fallecido de su familia o de los primeros vecinos, ''lehenaizuak. ''  {| style="border-spacing:0;width:15.716cm;"|- style="border:none;padding:0cm;"|| RITOS FUNERARIOS EN VASCONIA   |-|} 
En Heleta (BN), en el periodo de luto, ''dolumina, ''que era de un año, las mujeres de las casas en duelo encendían la cerilla, ''ezkoa, ''en sus sepulturas, ''jarlekuak, ''durante la misa. En Arberatze-Zilhekoa (BN) se ha recogido una tradición similar. En las misas dominicales se activaban las cerillas, ''ezkoak, ''de las casas de los muertos en el año.
En Gamarte (BN), para la misa de novenario, ''bederatziurruneko meza, ''la primera vecina y las demás asistentes llevaban sus cerillas, ''ezkoak, ''para colocarlas todas juntas en la sepultura del difunto. También en Baigorri (BN) durante el novenario se activaban las cerillas, ''ezkoak, ''sobre todo las de la familia del difunto y sus primeros vecinos.
En Hazparne (L), en la misa de novenario, ''bederatziurruna, '', se encendía la cerilla, ''ezkoa, '', de la casa en duelo. En las misas celebradas en memoria del difunto en el periodo de luto también se alumbraba la cerilla de la familia. Igualmente en las misas especiales por los difuntos que tenían lugar los primeros viernes de mes, las casas que estaban de luto encendían sus ''ezkoak ''en las sepulturas domésticas.  En Sara (L), el rollo de cerilla que ardía en la sepultura o ''jarleku, ''durante el funeral, continuaba en él un año, encendiéndose en este periodo todos los días en una de las misas que se celebraban en la iglesia parroquia143
En Hendaia Sara (L) se encendían las luces , el rollo de cerilla que ardía en la misa del domingo siguiente al enterramiento. En sepultura o ''jarleku, ''durante el funeral, continuaba en él un año, encendiéndose en este periodo todos los días en una de las misas que se decían los lunes, martes y celebraban en la iglesia parroquial<uref>miércolesJosé Miguel de BARANDIARAN. “Bosquejo etnográfico de Sara (VI)” in AEF, XXIII (1969-70) p. 124.</uref> (hacia las 7 h. de la mañana) se acti-
48 IdemEn Hendaia (L) se encendían las luces en la misa del domingo siguiente al enterramiento. En las misas que se decían los lunes, «Bosquejo etnográfico martes y <u>miércoles</u> (hacia las 7 h. de Sara (VIla mañana)»se activaba la cerilla, cit.''xirio, p. 124''de la casa y los dos cirios de duelo de la iglesia.
vaba la cerilla, ''xirio, ''de la casa y los dos cirios de duelo de la iglesia.  En el territorio de Zuberoa fue común el que las familias alumbraran la sepultura doméstica de la iglesia con la cerilla, ''ezkoa, '', durante el periodo de luto riguroso que era, por lo general, de trece meses.
En Urdiñarbe (Z) se encendía la cerilla, ''ezkua, ''en todas las misas que se celebraban en el periodo de luto, ''dolia, ''que finalizaba con la misa de aniversario, ''urthebüia-meza. ''Después, durante al menos dos años y algunas familias más tiempo, se acudía a la iglesia los días festivos e incluso los laborables a activar la cerilla en memoria de los difuntos de la familia.
En Altzai y Lakarri (Z), durante el novenario, ''bederatziurrena, ''las mujeres de la familia del di- funtodifunto, las vecinas y allegadas acudían a la iglesia con la cerilla enroscada, ''ezko üngurüa, ''encendida. Los familiares, en el año de luto, llevaban la cerilla en el cestillo para colocarla en la sepultura en todas las misas. También en Zunharreta (Z) se ha constatado la costumbre de que de cada casa una mujer acudiera a la iglesia con su cerilla, ''ezkoa, ''a la misa de la novena o ''bederatzigarrena. ''
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Como colofón, se puede decir que la ofrenda de luces en la sepultura doméstica o colectiva durante el periodo de luto o fuera de él fue tradición común a todos los territorios y se mantuvo vigente hasta que desaparecieron las sepulturas en las iglesias.
Generalmente eran los de casa o los familiares más allegados quienes costeaban la cera de la sepultura tanto el día de las exequias como durante el luto. En zona rural fue costumbre que aportaran cera los hijos del difunto, aunque vivieran fuera de casa, y otros familiares nacidos en el caserío. Hubo también lugares donde la aportación de los familiares y de los vecinos con los que había reciprocidad podía ser en cera o en metálico para comprar cirios. Los vecinos, por lo general, llevaban cera solamente el día del funeral. Fue común también que al menos el día del entierro y los días exequiales los vecinos aportaran sus luces para alumbrar la sepultura doméstica del fallecido.
Durante el periodo de duelo se ha constatado que se encendían las luces de la sepultura diariamente en Bernedo, Lagrán, Ribera Alta, Val- degovía Valdegovía (A); Elgoibar (G); Améscoa, Ezkurra, Monreal, Obanos, San Martín de Unx (N); Donoztiri, Landibarre (BN); Sara (L) y Altzai-Lakani (Z). En Amézaga de Zuya (A), las velas a diario durante dos años tanto en las misas como en los rosarios, mientras las hachas sólo en las misas en el primer año; similar costumbre se recogió en los años veinte en Ziga Baztan (N). En Bernedo velas y tablillas diariamente, velas y hachas los domingos y festivos.
Mientras estuvo vigente la costumbre de las vísperas también se encendían las velas de las sepulturas durante el rezo de las mismas.
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