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Arrojar un puñado de tierra

1 byte eliminado, 12:18 30 ene 2019
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En San Martín de Unx (N) hombres y mujeres se colocaban alrededor de la fosa mientras el sacerdote rezaba las últimas oraciones, tras lo cual echaba la primera palada de tierra continuando después el enterrador.
Esta costumbre de que el sacerdote sea el primero en arrojar la tierra sigue vigente hoy en día, al menos en algunas de las localidades donde perduran las tumbas en tierra.  [[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
En Bernedo (A), después de las oraciones rituales los sacerdotes asistentes mandan introducir el ataúd en la fosa abierta y tras echar una palada de tierra cada uno se retiran. Los demás presentes cogen un puñado con la mano, lo besan y lo echan sobre el ataúd. Por último el enterrador acaba el trabajo. Esta costumbre sigue vigente hoy en día.
En Lekunberri (N) el primero en tirar el puñado de tierra durante la inhumación es el sacerdote, luego los familiares y a continuación los vecinos.
 
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Ocurre en la actualidad que al haberse dejado de inhumar los cadáveres en tierra se ha abandonado este rito en bastantes localidades. Aún así perdura en Amézaga de Zuya, donde se considera que es el último signo de despedida, Laguardia, Pipaón, Ribera Alta, Salvatierra, San Román de San Millán (A), Muskiz, Portugalete (B), Berastegi, Bidegoian, Ezkio (G), Aria, Artajona, Eugi y Goizueta (N).
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