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El Viatico. Gure Jauna

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El Viático en Navarra
En Sumbilla, a la entrada del Viático en la casa, el dueño de ella o quien hiciera sus veces le aguardaba con velas en ambas manos. Subía las escaleras de espaldas, mirando al Santísimo<ref>APD. Cuad. 2, ficha 198-5.</ref>.
[[File:FIGURA7.png22 Acogida del Viatico en la casa. Oleo de Javier Ciga. Montaña de Navarra 1917.jpg|frame|RTENOTITLE_FIGURAAcogida del Viático en la casa. Óleo de Javier Ciga. Montaña de Navarra, 1917. Fuente: Alegría, Carmen. El pintor J. Ciga. Pamplona, Caja de Ahorros, 1992.]]
En Lekunberri acompañaban al Viático el sacristán o el monaguillo, y los vecinos del pueblo que quisieran. A la administración de los últimos sacramentos asistían solamente los de casa.
Actualmente se prepara al enfermo con tiempo y se le da la Unción cuando está consciente, como un sacramento más; asisten al acto los familiares más próximos. El enfermo participa en el rito. Al sacerdote, que suele acudir en coche, no le acompaña nadie.
 
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
En Sangüesa el «toque de Viático» consistía en cinco campanadas sueltas con la campana grande, repitiendo el toque varias veces. Asistían, además de los parientes, un número considerable de personas aunque fuese de noche o hubiera que madrugar. El sacristán salía de la iglesia con el farol, el sacerdote con el Santísimo y varios hombres con hachas encendidas que eran alquiladas en las cererías. De vez en cuando se tocaba una campanica. Los hombres iban en filas, las mujeres «en montón» tras el sacerdote. Mientras el enfermo comulgaba en presencia de los familiares más cercanos los asistentes guardaban en la calle un respetuoso silencio. Al regresar a la iglesia se rezaba un padrenuestro, avemaría y gloria por la salud espiritual y corporal del enfermo, añadiendo a esto último «si le conviene». Todos los presentes recibían la bendición con el Santísimo. Al final se leían las indulgencias que habían ganado los asistentes según hubieran llevado hacha, vela, etc. El último Viático celebrado solemnemente en esta villa tuvo lugar en el año 1965.
En Viana, antes de 1950, el Viático era público y eran muchos los vecinos que acudían a él. Era anunciado a toque de campana para que asistieran los hombres que trabajaban en el campo. El Santísimo salía de la iglesia custodiado por dos faroles llevados por sendos vecinos, a veces parientes del enfermo; el sacristán entregaba a los asistentes 15 ó 20 velas, un monaguillo tocaba la campanilla de trecho en trecho. Los hombres formaban dos filas y las mujeres iban detrás del sacerdote; el respeto era grande. Al llegar a la casa, los asistentes se arrodillaban en la misma calle. Mientras duraba la Comunión, el sacristán o algún particular rezaba en la calle oraciones por el enfermo, que eran contestadas por el público que guardaba silencio. Al regresar a la iglesia se rezaba de nuevo por el enfermo. Los asistentes recibían la bendición con el Santísimo y finalmente el cura leía las indulgencias que habían ganado cada uno de los presentes: 200 días ó 100 según hubieran llevado velas o no. Los miembros de algunas cofradías estaban obligados a asistir al Viático de los enfermos cuando éstos eran cofrades.
 
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
== El Viático en Gipuzkoa ==
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