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En Nabarniz (B) los antojos se denominaban ''oraiñek ''y la marca que dejaban en la piel de por vida ''oraiñena. ''Se decía que la criatura nacía con esas manchas porque a la madre durante el embarazo no se le había dado de comer aquello de lo que se encaprichó en un determinado momento.
[[File:FIGURA6.png20 Ermita de Santa Librada (Santa Marina). Urduliz (B).jpg|frame|RTENOTITLE_FIGURAErmita de Santa Librada (Santa Marina). Urduliz (B). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.]]
En Carranza (B) existía la creencia de que cuando una mujer deseaba con intensidad un alimento y no podía conseguirlo, su hijo nacería con una marca en la piel que asemejaría el aspecto de lo deseado. Esta marca recibía el nombre de antojo y podía ser de duración efímera y por lo tanto visible sólo durante los primeros días siguientes al nacimiento, o bien permanecer meses, años e incluso toda la vida. Se aseguraba que esta manifestación cutánea no surgía en cualquier parte del cuerpo del bebé sino en la equivalente a donde la madre puso la mano después de encapricharse con el alimento. Por eso se le decía a la embarazada que cuando desease algo con intensidad "echase mano al culo" para que de salirle el antojo al niño, lo hiciese en lugar no visible. La mayoría de las mujeres consultadas conocen anécdotas relacionadas con este asunto.