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Dolores de tripas

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En Busturia, Carranza y Durango (B) a los niños se les daban anises (''Foeniculum vulgare'') para los dolores de tripas y para que expulsaran los gases. Se recogía la semilla y se le daba al niño tras hervirla. En Bedarona (B) se les proporcionaba agua de anises. También en Amézaga de Zuya, Mendiola, Moreda (A) y Bidegoian (G) hacían lo propio pero compraban en la farmacia bolas de anís que cocían en agua para que el niño las tomara con el biberón.
En Carranza las malvas que se recogían el día de San Juan antes de que saliese el sol y que después se guardaban secas servían, “preparadas como las manzanillas”, para calmar el dolor de tripas a los niños pequeños. Se cuenta que cuando los bebés lloraban mucho, por si el llanto tenía su origen en un dolor abdominal, freían cabezuelas de manzanilla en aceite de oliva y después le frotaban la tripita con ello. En Bedarona se les daba infusión de manzanilla rebajada con agua y cuando les dolía mucho el estómago y se retorcían se les daba masajes en la tripa a veces únicamente con las manos y otras con las cenizas obtenidas de quemar laurel bendecido el día de Ramos. En Durango se les proporcionaba infusión de manzanilla con anises.  [[File:5.148 Anises.jpg|center|400px|Anises. Fuente: Dioscórides. Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos: edición de 1566. Madrid: Fundación de Ciencias de la Salud, 1999.]]
En Zerain (G) cuando a los niños les dolían las tripas, se cocía una torta gorda de maíz, ''taloa'', que se les ponía, bien caliente, sobre el vientre, ''urdaila''. En Bidegoian (G) calentaban barbas de mazorca, ''arto-bizarrak'', y se las aplicaban calientes sobre el estómago.
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