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Tecnicas de caza

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En Carranza (B) fue costumbre capturar los lobos mediante el empleo de ''cepos ''o trampas. El último de los hombres dedicados a esta actividad vivió en el barrio de Lanzasagudas y junto con un vecino de Bernales capturaron 15 lobos en la Sierra de Ordunte. El padre de este último cazó más de 20 y el abuelo, 49. El primero de los señalados conoció ''lobadas ''o acometidas del lobo de hasta 48 ovejas muertas o malheridas. El procedimiento que utilizaba para cazarlos consistía en colocar cepos de hierro en los ''pasos''. Tras instalarlo en el suelo dibujaba su perímetro con una hacha pequeña. A continuación abría un agujero o ''torca ''con una azada e introducía el cepo en la misma. Después lo ''armaba, ''para lo cual tenía sumo cuidado. Debía conseguir mantener los dientes del artilugio abiertos mediante un precario equilibrio de dos pivotes de hierro, uno de los cuales iba en una tabla que ocupaba el centro. Una vez preparado se cubría, los bordes con ''moflo ''o musgo por su ligereza y la parte central con tierra de hormigueros igualmente por su poco peso y porque en caso de heladas no atascaba los pivotes. Por encima echaba hierba, hojas de árboles y otros materiales del entorno para que el lobo no recelase. Al pasar el animal y pisar la tabla se desconectaban los pivotes y se cerraban los dientes de hierro sobre su pata. El cepo no estaba amarrado a ningún punto ya que de lo contrario, según el informante, el lobo en caliente al no poder moverse mordería la pata hasta seccionarla y huiría. De este otro modo arrastraba la trampa hasta que caía extenuado. Estos cazadores no lo mataban sino que mediante un golpe en el hocico propinado con un palo lo dejaban inconsciente. Aprovechaban entonces para ponerle la ''pipa, ''un palo atravesado en la boca por detrás de los colmillos y amarrado con una cuerda alrededor del morro. También le ataban las patas y así lo entregaban en el pueblo<ref>IBABE, ''Unas notas sobre la caza en el País Vasco, ''op. cit., pp. 3-4.</ref>. Estas dos personas dieron muerte al último en el año 1965. Después de haber seguido las huellas del animal colocaron un cepo de más de 35 kg oculto bajo tierra en el lugar conocido como Gospeñate. Tras varias noches montando guardia en las cercanías a primeras horas de una madrugada, después de haber dado muerte a una novilla, quedó atrapado en él un ejemplar de 58 kg de peso.
[[File:FIGURA3.png277 Preparando el cepo. Ayala (A).jpg|center|RTENOTITLE_FIGURA]][[File600px|Preparando el cepo. Ayala (A). Fuente:FIGURAFélix Murga, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
Una variedad de cepo posiblemente de mayor antigüedad que el de hierro fue el utilizado en algunos monte de Navarra como en la zona de Errazu. Era prácticamente de madera a excepción de los dientes. De muelle hacían dos varas de boj.
En Ultzama (N) recuerdan que en cierta ocasión envenenaron una oveja vieja y la dejaron en el monte. La comieron los lobos y murieron nueve de ellos.
 
[[File:3.278 Armando un cepo para lobos. Carranza (B).jpg|center|600px|Armando un cepo para lobos. Carranza (B). Fuente: Miguel Sabino Díaz (Enrique Ibabe), Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Belatxikieta (B) hay constancia del uso de lazos para la caza del lobo. En una especie de túnel entre zarzas se ponía un nudo corredizo que a su vez se sujetaba a dos árboles fuertes con un alambre a cada lado. Se ataba una oveja a modo de presa. Cuando el depredador oía balar al animal atravesaba el túnel, caía en el nudo corredizo y, al intentar escapar, se ahogaba.
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