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Agapes funerarios

1 byte añadido, 11:12 11 jul 2019
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Con independencia del banquete de funeral, restringido al ámbito de los parientes y al que luego nos referiremos, ha sido costumbre, en muchos lugares de Vasconia, obsequiar con un refrigerio a los asistentes al funeral. A esta atención que primitivamente consistió en pan y vino, se le ha llamado ''karidadea ''o la caridad. Los asistentes al entierro guardaban un poco de este pan para llevarlo a casa y repartirlo, a modo de símbolo, entre sus familiares.
En las encuestas se recogen numerosos datos que reflejan esta antigua costumbre. En Apodaca (A), el día del funeral se hacía hornada especial de pan y se consumían varios pellejos de vino. Igual práctica se recoge también en otras localidades de Alava Álava como San Román de San Millán, Gamboa, Narvaja y Bernedo. En Obécuri, comarca de Bernedo, además de pan y vino se daban nueces a los vecinos que asistían al entierro.
En Narvaja (A) al término del funeral los asistentes se acercaban a la casa del finado y allí tomaban pan y vino. Este refrigerio se realizaba en el portal de la casa, o fuera si hacía buen tiempo.
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