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Un autre chapitre complet est consacré aux pratiques de soins de nature religieuse. Pour remédier aux problèmes de santé comme pour prévenir leur apparition, il était habituel de se rendre dans certains lieux sacrés pour solliciter le secours de certains saints. Il est admis que chacun de ces saints est “spécialisé” dans la guérison d’une maladie. Il est intéressant de noter que ces lieux sacrés étaient majoritairement des chapelles rurales. Certes, il n’est pas dans les prétentions de cet ouvrage de vérifier combien de ces sites chrétiens occupent l’emplacement de sites antérieurement païens mais ce qui est certain, et cela se vérifie tout le long de l’ouvrage, c’est que l’analyse des facteurs qui ont provoqué les maladies oriente fréquemment les informateurs vers les desseins divins. Devant la fatalité que suppose une maladie, surtout quand celle-ci met en péril la vie de celui qui la pâtit, il est toujours habituel d’avoir recours à une prière. Dans les grands hôpitaux, là où la maladie est cernée par la technologie la plus moderne et où est appliquée la science médicale la plus avancée, nous pouvons continuer à trouver une chapelle où prier.
En la sociedad tradicional la curación de una enfermedad se ha intentado desde todas las vertientes posibles; no se han considerado incompatibles remedios de naturaleza tan diferente desde nuestra perspectiva actual como pueden ser los que ahora denominamos por una parte empíricos y por otra creenciales. Un ejemplo interesante a este respecto es el de la curación de las verrugas: se ha recurrido a técnicas empíricas como humedecerlas con el látex de algunas plantas o aplicar emplastos con productos vegetales. A veces el tratamiento encierra un significado que va más allá de la práctica aparentemente empírica, como cuando se recurre a impregnar la verruga con sangre menstrual, con saliva en ayunas o con agua recogida en la mañana de San Juan. También se aplican remedios de naturaleza mágica: por ejemplo se ha recurrido a las bayas de enebro, que por su forma son una representación de las verrugas; se entierran las bayas para que a medida que se vayan secando también lo hagan las verrugas. Sería éste un caso de magia homeopática o imitativa. También se pueden frotar con una manzana partida y dejar que se seque para que a la vez lo hagan las verrugas. En este caso se trataría, siguiendo la clasificación de Frazer, de magia contaminante o contagiosa. Pero además ambos tipos de magia simpática se pueden combinar como se hace al utilizar granos de sal con los que se frotan las excrecencias para después arrojarlos al fuego. Mayor complejidad supone que dichos granos o los trozos de manzanas partidas se dejen envueltos en encrucijadas de caminos de tal modo que las verrugas se transmitirán a aquel que recoja el envoltorio.