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Evolucion de la siega y trilla de cereales

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La labor de aventar consistía en coger con unos bieldos la paja y lanzarla al aire para que el viento la arrastrase junto con el polvo y cayese a plomo el grano; por ello era necesario que soplara el aire, el mejor el cierzo por ser bastante constante en intensidad.
Cuando no había viento se empleaba la máquina llamada ''aventadora ''ya que había que cribarlo para quitarle las pajas pequeñas y las ''ramillas. ''Cuando el trigo ya estaba limpio se introducía en sacos y se barría la era para dejarla limpia para el siguiente día. Los sacos se cargaban en carros y se transportaban a la casa. Una vez allí el grano se debía guardar en los ''alerines<supref>4Véase ETNIKER EUSKALERRIA, ''Casa y familia en Vasconia, ''p. 673.</supref> ''del alto, por lo que los sacos se subían a la espalda hasta la última planta de la vivienda. Al grano no se le echaba ningún tipo de conservante al estar muy seco, si se metía húmedo se procuraba dejarlo extendido y darle unas vueltas de vez en cuando.
<sup>4</sup> Véase ETNIKER EUSKALERRIA, ''Casa y familia en Vasconia, ''p. 673.Una vez terminada la recolección "se daba un bando" por el cual se permitía realizar la labor de espigar, que consistía en recoger las cabezas de grano que se caían al segar. Cuando se terminaba totalmente podían entrar los ganados de la localidad; a veces algunos labradores dejaban unos haces en las fincas para que no pudieran entrar los rebaños. A las personas que acudían a espigar antes del bando se les ponía multas<ref>En la viña al espigueo se le denominaba racimar y también se practicaba en las patatas.</ref>.
En Berganzo aprovechando la largura de la paja del centeno, se cogían pajas con sus respectivas cabezas, se mojaban y se anudaban de dos en dos formando una especie de lías o cuerdas, vencejos, que se empleaban para atar la mies. El centeno se golpeaba sobre un trillo o una tabla para que cayera el grano y su harina se empleaba para elaborar pan, sin embargo era bastante malo, por lo que la mayor parte de su producción se destinaba como alimento para el ganado.
''== Vertiente mediterránea de Navarra: ''segadora; acarreo y transporte; trilla, trilladora; ablentadora; almacenaje; cosechadora; atadora; agavilladora; empacadora; allegadera''
En las Améscoas si los fenómenos atmosféricos no retrasaban la recolección se comenzaba alrededor de san Fermín (7 de julio). Se iniciaba con las habas, a continuación venía la siega de la cebada y el trigo y finalmente el yero, la avena y la arvejuela. En los primeros años del siglo XX toda la siega se hacía a hoz y fue en estos años cuando se introdujo la guadaña. La siega de hoz y guadaña dio lugar al desplazamiento de segadores desde la Ribera hasta las Améscoas y viceversa. Cada uno de los segadores de las cuadrillas que venían de la Ribera traía tres hoces. Eran grandes segadores y dormían en el pajar. Cuando se introdujo la guadaña, hombres de Améscoa marchaban a guadañar a la Ribera, donde la siega se realizaba con un mes de antelación, a pie y con la guadaña al hombro. Ganaban un duro al día y la costa y al cabo de un mes regresaban a casa, también andando, con treinta duros en la faja.
Para evitar heridas resguardaban su mano izquierda con la zoqueta, una especie de guante <sup>5</sup> En la viña al espigueo se le denominaba racimar y también se practicaba en las patatas. de madera que llamaban ''cazoleta. ''La mies segada con guadaña quedaba tendida en el suelo y la recogían con una ''escuara, ''formando ''manadas. ''Las manadas las agrupaban en haces que ataban con un ''vencejo. ''El manejo de la guadaña exigía un esfuerzo muy grande y era cosa de hombres y jóvenes. Los hombres mayores eran los encargados de atar los haces, y mujeres y niños les ayudaban "dando manadas". También era tarea de mujeres y chicos el rastrillar la pieza con una ''escuara ''larga y de púas cortas de hierro, a fin de recoger las espigas que habían quedado desperdigadas por el suelo; a esta operación la llamaban ''rapaliar.''
A lo largo del siglo XX aparecieron progresivamente máquinas cada vez más eficaces para la siega. Por los años treinta se introdujeron las ''segadoras, ''unas máquinas que arrastradas por la pareja de bueyes segaban la mies y la dejaban desparramada por el suelo. Por los años treinta y siete llegaron las ''atadoras, ''más complicadas y perfectas, también arrastradas por la pareja de bueyes que además de segar la mies la ataban en fajos pequeños. Posteriormente aparecieron las cosechadoras movidas a motor, que cortaban la mies, y separaban el grano de la paja, recogían la semilla en sacos y la paja la lanzaban al suelo.
El acarreo de la mies había que llevarlo a cabo al atardecer o por la mañana temprano y con harta frecuencia de noche. Se valían del carro de bueyes al que aparejaban con unas cerras largas y puntiagudas. Para el acarreo los bueyes debían llevar al cuello un collar ancho de cuero del que colgaban una hilera de campanillas, otra de cascabeles y una tercera de cencerrillas.
Para moler la parva se servían de las yeguas y de la pareja de bueyes. Se trillaba con dos "tandas de yeguas" pero si solo entraba en la parva una tanda se añadía la pareja de bueyes. Cadatanda Cada tanda se formaba con un tiro horizontal de tres o cuatro yeguas atadas unas a otras con un ramal que permitiera una distancia prudente para que no se estorbaran mutuamente. A cada una se le hacía arrastrar un trillo con el que daban vueltas sobre la era con un trote alegre hasta triturar la mies de la parva. El atavío de las yeguas para arrastrar los trillos consistía en unas simples fajas de lino, anchas, que envolvían el pecho del animal por detrás de los brazos, por la cruz y el codillo. Les llamaban ''sokozabales. ''Al ''sokozabal ''iba atada la cuerda que tiraba del trillo. Las yeguas galopaban por toda la era mientras que los bueyes daban vueltas por los ''orillos ''arrastrando un trillo grande equivalente a tres de las yeguas.
Para que la mies se fuera triturando por igual había que revolver y zarandear la mies con ''sardes ''y bieldos. Todos los hombres y mujeres disponibles agarraban de vez en cuando los ''sardes ''y, en fila india, volteaban y revolvían la mies. Se daban tres vueltas a la parva, la primera con ''sardes ''de dos púas, la segunda con ''ablientos ''(bieldos) de cuatro púas y la tercera con palas de madera.
Como en la trilla "todo eran prisas", apenas se había terminado de moler la mies se procedía a recogerla en un montón alargado. La arrastraban con ''sardes, ''bieldos y el rastro y las mujeres barrían la era con escobas de biércol. Una vez amontonada la parva la aventaban, lanzando al aire la mies para que la paja, que pesa menos, fuera arrastrada por el viento a mayor distancia que el grano, que quedaba de ese modo separado de la paja.
El viento ideal para aventar era el cierzo, pero ocurría con harta frecuencia que eran muchas las tardes en que no soplaba. Esto obligó a recurrir a unas máquinas de aventar, las ''ablentadoras, ''que aparecieron en Améscoa en los prime- ros primeros años del siglo XX. La aventadora era una máquina elemental, compuesta por varias cribas metálicas superpuestas que llevaban delante un cilindro con aspas, encuadrado todo en un ensamblaje de listones de madera, cerrado con chapa de cinc, abombado en su delantera donde accionaban las aspas y abierto en su trasera para que saliese la paja impulsada por el viento que producían las mismas. En la parte superior la máquina llevaba una tolva por la que se introducía la mies y bajo el tambor una rampa de tabla por donde discurría el grano. En su exterior una manivela, accionada a mano, hacía girar las aspas y transmitía, mediante un engranaje, un movimiento de vaivén a las cribas. En Larraona hubo en aquellos tiempos un carpintero mañoso que construía ''ablentadoras. ''El limpiar la mies con la aventadora era un quehacer lento y penoso pero se evitaba que la parva quedara amontonada en la era día sí y día también por falta de viento.
La última operación del día de la trilla era subir paja y grano a los respectivos almacenes. El grano se trasportaba en ''costales, ''sacos, confeccionados con el hilo más burdo del lino. Los más fuertes transportaban tres robos de trigo y chicos y jóvenes solían gustar de medir sus fuerzas con esta prueba de resistencia física.
Las mantas de subir la paja eran telas de forma cuadrada, tejidas para este fin con fibra de lino, hilada en casa, y el transporte se hacía a hombros. Participaban hombres fuertes. Se extendía la manta en el suelo, se arrojaba encima un buen montón de paja y envolviéndola se ataban las cuatro puntas de la misma, que se aupaba sobre la cabeza y hombros de quien la acarreaba, el cual cubría su cabeza con un saco doblado en forma de capucha, al que se le había anudado un extremo para que el nudo que caía sobre la espalda sirviera de sostén a la manta. A este saco-capucha le llamaban ''capela.''
Hacia los años 1930 llegaron a Améscoa las primeras trilladoras, máquinas que trituraban la paja y separaban la paja del grano. Estas máquinas cambiaron notablemente el panorama de la trilla, pero todavía había que acarrear la mies a la era con los bueyes y el quehacer era una algarabía de gentes, necesarias para alimentar a la trilladora y retirar el grano y la paja. Pero ha sido la cosechadora la que ha arrasado con la trilla tradicional. En la misma pieza esta [[Image:Irudia15.png|top]] Fig. 120. Segando a hoz en el Puerto de Lazar (N) con el Ori al fondo, 1959.máquina realiza todas las operaciones de recolección.
Solo se cultivaba el centeno necesario para preparar los ''vencejos. ''Se tenía la paja en remojo durante algún tiempo, se tomaba un manojo de plantas, se igualaban bien, se dividía en dos mitades y los manojicos resultantes se ataban con un nudo por las cabezas. Diez haces de trigo atados cada uno con un ''vencejo ''hacían una carga. Si la carga de trigo daba dos robos de grano se tenía por buena cosecha.
En algunas localidades las eras estaban situadas en la periferia formando cerco alrededor del pueblo mientras que otras veces existía un término destinado a este objeto y cada vecino tenía allí su propia parcela como en el caso de Arruazu (Larrañeta). Urdiain no se ajustaba a ninguna de las dos modalidades. Las eras estaban dentro del pueblo, en las plazas, junto a cada casa. No se puede precisar si la actual distribución de las viviendas, con amplias zonas intermedias, obedecía a esta exigencia práctica o si, por el contrario, se valieron de estas características para emplazar sus eras. No todos contaban con era, por lo que se veían obligados a utilizar las de los vecinos.
El acondicionamiento de la era tenía lugar cada año después de la siega. Una veces consistía en eliminar la hierba y adaptar el terreno para la trilla; en tanto que otras el problema radicaba en asentar la tierra removida de una calle o en eliminar las piedras sueltas. Final-mente Finalmente se procedía a regar el firme para darle consistencia, procurando hacerlo por la noche. La última operación consistía en embadurnarlo al día siguiente con una mezcla de excremento, generalmente de vacuno, y agua. Dos personas se encargaban de ir derramando la mezcla y una tercera la extendía uniformemente ayudándose de una escoba de brezo. En Arruazu apenas se utilizaba esta mezcla ya que el suelo era de hierba, que es cuando presentaba más consistencia. Únicamente en casos aislados, tratándose sobre todo de terreno estropeado por algún camino, se veían forzados a utilizarla. Por lo demás, regaban con agua. Intervenía en la operación una pareja de ganado vacuno que arrastraba una buena brazada de ramas largas convenientemente atadas por el tronco de tal modo que se procuraba que rastreasen las hojas. Solían ser de mimbre para que resultaran más suaves. Todo ello llevando encima alguna piedra o un tronco de tamaño considerable y tras haber vertido el agua. El ganado evolucionaba lentamente en círculos concéntricos a partir del centro geométrico de la parcela y debían evitarse cuidadosamente los claros en la distribución del agua.
A la operación de quitar la hierba la llamaban en Arruazu ''izegitu (izegitzia ''en Larraina). El regar la era ''urgooztu ''(de ''goroztu). Gorotza ''a su vez es el abono de origen animal.
Para separar las eras entre sí utilizaban unas varas muy largas que a la hora de aventar la parva tenían por objeto servir de guía entre la paja y el trigo.
Los trillos que se utilizaban eran los de piedras de pedernal. Cada mañana temprano había que reponer las piezas desprendidas, esta operación se realizaba a golpe de martillo. Del pedernal se pasó en Urdiain a la trilladora mecánica sin llegar a usar el trillo de púas de hie rro hierro y sierras metálicas. La trilladora se introdujo en 1933, adelantándose a la mayoría de los pueblos de la comarca, la adquirió el municipio y costó entonces 18 000 pesetas. Aparte del trillo también se utilizó una especie de narria con tres rodillos de púas. Servía para desmenuzar rápidamente la paja. Tenía que actuar a paso ligero de caballería y se consideraba muy eficaz. Se recurría a ella tras la labor inicial de los trillos normales.
Para atar la mies se utilizaban ligaduras de centeno, ''etsakijek, ''que las mujeres se encargaban de preparar anudando dos manojos por la extremidad superior del tallo. Posteriormente se sustituyeron por cuerdas de esparto.
En Urdiain existía la costumbre de almacenar las mieses en casa y desde allí se trasladaban en su día a la trilladora. Era una medida que consideraban necesaria por la inseguridad del tiempo. Debido a eso en casi todas las casas había una ventana grande rasgada hasta la base del piso, ''bal-leihoa, ''que no tenía balcón ni saliente alguno y carecía de toda defensa. Esta modalidad de almacenar la cosecha en casa y volver a sacarla suponía mucho engorro, que unido al inconveniente de no existir más que una trilladora y bastante lejos del pueblo, contribuían a considerar el cultivo del trigo como falto de rentabilidad. A esto se le añadía el inconveniente de que el peso mayor recaía sobre las mujeres, ya que los hombres trabajaban en los años en que se recogieron estos datos (década de 1960) en fábricas y solo disponían de las horas libres para las faenas del campo. Aún así sentían un gran aprecio por el trigo, ya que lo consideraban el más valioso de todos los productos del campo. Así, cuentan que en cierta ocasión discutieron entre sí el trigo y el maíz cada uno tratando de defender su propio prestigio. Dijo el maíz:
:''"Ni nagon lekuan goserik ez!" '' (No ''hay hambre allí donde yo esté).
A lo que repuso el trigo:
:''"Ni nagon lekuan estimatua beti!" ''(Allí donde estoy yo siempre gozo de estima).El trigo venía a ser sinónimo de riqueza y bienestar. Así para indicar que alguien era hijo de familia acomodada o de buena crianza, decían ''"gari-montonko txoria", ''literalmente "pájaro de montón de trigo".
Los vecinos de Urdiain salían a segar a otras zonas trigueras de Navarra. Era un fenómeno común a todos los pueblos de la comarca. Para ello se desplazaban El trigo venía a pie hasta Pamplona, generalmente por monte, a través ser sinónimo de la Sierra de Andia riqueza y el valle de Goñibienestar. Se reunían en las inmediaciones de la Plaza de Santo Domingo, donde cada mañana eran contratados Así para el trabajo. También las mujeres se desplazaban a pie ya indicar que no alguien era labor exclusiva hijo de los hombres. El patrono les proporcionabafamilia acomodada o de buena crianza, en principiodecían ''"gari-montonko txoria", la ración de habas. Es lo único a lo que tenían derecho. Aparte se les daba una libra de pan por cada robada de labor realizada. Los días ''literalmente "pájaro de lluvia se les privaba de sueldo y pan; así que para no pasar hambre llevaban montón de casa queso, tocino y otras ayudas que les permitían paliar sus necesidades. Los pequeños ahorros que obtenían les servían para adquirir en la capital algunas prendas de vestir y tejidos para preparar el arreo personal. Cobraban cincuenta céntimos por robada, pero lo más serio es que les escamoteaban las verdaderas medidas del terrenostrigo".
En Aoiz la siega tenía lugar en el mes Los vecinos de junio y Urdiain salían a segar a primeros otras zonas trigueras de julioNavarra. Inicialmente se realizó Era un fenómeno común a mano y posteriormente a máquinatodos los pueblos de la comarca. Cuando Para ello se hacía desplazaban a manopie hasta Pamplona, el modo empleado era el siguiente: Con la hoz (Meoz)generalmente por monte, también denominada segadora (Aós), en a través de la mano derecha Sierra de Andia y cubriendo el valle de Goñi. Se reunían en las inmediaciones de la mano izquierdaPlaza de Santo Domingo, donde cada mañana eran contratados para el trabajo. También las mujeres se desplazaban a pie ya que sostenía la miesno era labor exclusiva de los hombres. El patrono les proporcionaba, con una zoquetaen principio, la ración de habas. Es lo único a lo que tenían derecho. Aparte se procedía al trinchado del cerealles daba una libra de pan por cada robada de labor realizada. Esta protección tenía especial importancia en los lugares Los días de lluvia se les privaba de cuesta. Colgando del cinturón sueldo y pan; así que para no pasar hambre llevaban un cuerno de vacuno cortado por ambos lados en el casa queso, tocino y otras ayudas que les permitían paliar sus necesidades. Los pequeños ahorros que se guardaba la piedra obtenían les servían para afilar la hoz (adquirir en otros lugares denominada ''colodra). ''Otra herramienta empleada era la guadañadora (Meoz)capital algunas prendas de vestir y tejidos para preparar el arreo personal. Una vez realizada la siega se procedía a espigarCobraban cincuenta céntimos por robada, recoger pero lo más serio es que les escamoteaban las espigas que no habían sido cortadasverdaderas medidas del terrenos<ref>SATRÚSTEGUI, y a amontonar toda la mies "en fajos Estudio etnográfico de a cuatroUrdiáin", cit. Mientras que para la siega se contrataban varios peones,pp. 99- 102, 105, 107-108.</ref>.
<sup>6</sup>SATRÚSTEGUIEn Aoiz la siega tenía lugar en el mes de junio y a primeros de julio. Inicialmente se realizó a mano y posteriormente a máquina. Cuando se hacía a mano, el modo empleado era el siguiente: Con la hoz (Meoz), también denominada segadora (Aós), "Estudio etnográfico en la mano derecha y cubriendo la mano izquierda, que sostenía la mies, con una zoqueta, se procedía al trinchado del cereal. Esta protección tenía especial importancia en los lugares de cuesta. Colgando del cinturón llevaban un cuerno de Urdiáin", citvacuno cortado por ambos lados en el que se guardaba la piedra para afilar la hoz (en otros lugares denominada ''colodra)., pp''Otra herramienta empleada era la guadañadora (Meoz). 99- 102Una vez realizada la siega se procedía a espigar, 105recoger las espigas que no habían sido cortadas, 107-108y a amontonar toda la mies "en fajos de a cuatro". Mientras que para la siega se contrataban varios peones, en estas tareas finales de espigado y amontonamiento participaba toda la familia.
También se segó con segadoras tiradas por animales. El proceso seguido era sencillo: primero se ''orillaba, ''es decir, se hacía una calle en el campo para que pudiesen circular los bueyes que llevaban el apero y las personas que iban a participar en el laboreo. Con ello se evitaba que se pisase el cultivo y se estropease. El segundo paso era la siega propiamente dicha. Cuando se segaba con segadoras tiradas por animales, con la máquina agavilladora, la máquina atadora y la segadora atadora, se hacían los amontonamientos y luego los ataban.
Para realizar esta labor, ''sacar la parva ''(Meoz), se empleaban dos o tres caballerías que tiraban de un trillo, apero compuesto por un tablón que llevaba encajados en su cara inferior restos de pedernal y cuchillas de acero que, al pasar sobre la mies, cortaban la paja y separaban el grano. Esto era así en los años 1940. Una vez conseguido, lo obtenido se amontonaba en una línea larga de unos quince metros, "siempre enfrente al cierzo", y se levantaba al aire con unas horcas de madera de cinco púas. En esta operación participaba toda la familia ya que unos debían ocuparse de coger la paja y otros el grano. A media tarde se hacía una parada para merendar y luego se guardaba el grano que se había ido amontonando en el pajar y se cargaba el carro con mies preparada para laborear la jornada siguiente. En estos días había que tener cuidado con los cambios atmosféricos porque la lluvia estropeaba el cereal que se conservaba en la era.
En años posteriores (años 1960) se pasó a trabajar con trilladora, de la que se recuerda la marca ''Jurca. ''Esta máquina, que separaba el grano de la paja y de las impurezas que la acompañan, supuso un gran adelanto pues sacaba la paja por un tubo llamado ''lanza pajas ''que la de- [[Image:Irudia16.png|top]] Fig. 121. Cargando la mies en Badostáin (Valle de Egués-N), 1969.positaba depositaba directamente en el pajar a través de la puerta o de una ventana (Meoz). Más tarde se incorporó la cosechadora, que incorporaba sombrillas para proteger al agricultor del sol y otras comodidades. Todas ellas empleaban el mismo sistema, pero cada vez eran más cómodas.
Para separar los restos de cereal también fue costumbre pasarlos por distintos cedazos que tenían su propio nombre (Aós): ''pajero ''era el primero que se utilizaba, tenía los agujeros de la red de mayor tamaño que los otros y eso permitía que se cribasen las pajas y quedase solo el grano; ''purgador ''era el que tenía el tamaño intermedio y permitía separar las ''zaborras ''del grano; ''pasadera ''era el que tenía los orificios más pequeños y permitía que quedasen los granos que se guardaban para sembrar. Esta actividad necesitaba de cierta habilidad, "había que saber amontonar", es decir, hacer que el grano se fuese quedando en la periferia del cedazo.
Hasta principios del siglo XX la siega se realizaba a mano, con la hoz. En tiempos remotos, las "casas fuertes" del Valle contrataban para estas faenas a gentes de la Montaña de Navarra, en donde por no recolectarse cereales, estaban desocupados en esa época del año. A veces bajaban desde la Montaña familias enteras, sin excluir las mujeres. Uno de los valles de donde acudían era el de Ulzama. Posteriormente y hasta fines del siglo XIX llegaban a este valle, como a la Cuenca en general, cuadrillas de segadores ribereños, después de haber segado en la Ribera de Navarra. Se concentraban en Pamplona, junto al Mercado, y allí acudían a contratarles los labradores de las aldeas de la Cuenca, como las del valle de Elorz. Estas cuadrillas de segadores desaparecieron con la difusión de la segadora-guadañadora primero (hacia 1906) y la segadora-atadora unos años más tarde".
[[Image:Irudia17.png|top]] Fig. 122. Galera con mies arrastrada por mulas. Sanguesa (N), c. 1950.En Ustárroz, Isaba y Urzainqui la siega del cereal se producía desde finales de junio o mediados de julio. Si las condiciones atmosféricas no acompañaban llegaba a quedar retrasada hasta el otoño.
De la siega se encargaba la familia al completo antes de que los hombres, si eran ganaderos, partieran a las Bardenas. Esto fue así hasta que llegó la maquinaria, a mitad del siglo XX. Si el campo era muy grande se contrataban cuadrillas de segadores venidas muchas veces de Aragón. Iban a jornal y comida y el jefe cobraba más dinero que los demás. Se segaba con hoz, ''egitaia, ''que era dentada y muy estrecha. Los segadores llevaban la ''mandarra ''o ''zamarra ''con perneras sujeta a la cintura y al cuello. Solían usar ropa ya muy vieja y dañada y tenían manguitos de tela resistente además de ''zoquete ''para protegerse la mano. Se cubrían con un pañuelo la cabeza. Se segaba tirando, por ello el mango de la hoz tenía un nudo de madera para apoyarse al hacer fuerza. Con la mano izquierda protegida con el ''zoquete ''traían la mies y con la derecha efectuaban un golpe de corte rápido para que cayera al suelo. Los segadores iban reco giendo recogiendo las gavillas atándolas en haces que se almacenaban en montones hasta la trilla. Con tres manojos se hacía una gavilla, de seis a nueve gavillas formaban un fajo, dependiendo del tamaño de estas, y con veinte o treinta fajos o ''balak, ''según fuese la parva o ''eltzea, ''se hacían las fajinas, ''metak.''
Segado todo se transportaba usando el macho con los ''esindos ''o ganchos y si no encima de los costales o ''bastes, tabletas, oilkoak, ''que se colocaban a los costados de este. Tras esto se efectuaba la trilla al descubierto en las eras comunales o en las del propio ''bordal. ''En las comunales de Isaba para comenzar la labor se ponía una gavilla en medio de la era para coger la vez. Se llamaba parva o ''eultzua ''al conjunto de haces que se disponían en la era para ser trillados. En las eras grandes un macho o dos bueyes arrastraban una placa grande de madera con piedras de pedernal debajo que hacía la función de trillo o ''eltzea. ''La parva medio trillada se denominaba ''lastaka ''y a sus restos ''kuskusa. ''Luego se arrojaba al aire un manojo para comprobar la dirección y con horcas ''(bigoa, xardea, matxardea) ''se aventaba al aire separando la mies de la paja.La paja posteriormente se utilizaría de forraje y de ''cama ''en los establos y corrales.
En Muez y Ugar la siega del cereal se realizaba ya bien entrado julio y agosto. Se llevaba a cabo con la hoz, protegiendo la mano con ''zoketas, ''o con la guadaña sobre todo para la alholva y el yero que eran plantas no muy altas. Era labor de los jóvenes, mientras que a los mayores se les encomendaba formar los haces ''aguinando, ''es decir, recogiendo la mies en montones (Yerri). Ambas labores fueron sustituidas por las segadoras, atadoras, agavilladoras, cosechadoras y empacadoras mecánicas, que separan el grano de la paja y la atan en pacas que se venden a ganaderos o a las centrales térmicas como la de Sanguesa. Cosechadas las parcelas, el acarreo del producto se realizaba antiguamente en carros que a veces portaban una carga que duplicaba en altura a la del carruaje.
El trillo fue suplantado con el tiempo por rodetes arrastrados por caballerías y ya más adelante por las trilladoras mecánicas.
En Viana para san Pedro, 29 de junio, segaban las cebadas y después el trigo. Antaño la siega y la trilla duraban todo el verano. La primera se realizaba con hoz lisa, llamada gallega, sin dientes, por su uso masivo por las cuadrillas de segadores gallegos. También se utilizaron hoces con dientes algo más cortas que las ante- rioresanteriores. El segador para proteger la mano izquierda con la que agarraba la mies de un posible corte, la introducía en una ''zoqueta ''de madera semejante a una cazoleta y terminada en punta en donde entraban los dedos de la mano excepto el pulgar y que se ataba a la muñeca por medio de una cuerda. Estas hoces gallegas se afilaban con una piedra alargada y las compraban fuera de la localidad, generalmente en Logroño; las zoquetas se traían de Santa Cruz de Campezo, Alava. Como ya se ha indicado, era corriente contratar a cuadrillas de gallegos para esta operación. Un buen segador podía segar hasta tres ''robadas? ''<ref>En Viana una ''robada ''equivalía a 898 m<sup>2</sup>. Véase el capítulo dedicado a las unidades de medida.</ref> diarias.
La mies segada y tendida en el suelo se recogía en gavillas que eran atadas con un ''vencejo ''de centeno o también con ''liajo ''de esparto: con varias gavillas hacían un haz. Los haces se colocaban en ''fascales, ''fajinas, inclinados formando ángulo y con otro horizontal como remate. Esta disposición a manera de caseta servía para proteger de la lluvia las cabezas o espigas del cereal, pues las fajinas permanecían en el campo hasta que se acababa la siega, durante más o menos un mes.
La máquina segadora tirada por caballerías supuso un gran adelanto, pues echaba las gavillas cortadas desparramadas sobre el suelo y de cada tres de ellas, manualmente, se ataba un haz. Luego vinieron las segadoras atadoras. Las primeras segadoras llegaron a Viana en 1910 y no fueron bien recibidas, pues con la desaparición de la actividad de segar a hoz quedaban sin trabajo los jornaleros y se cortaba la llegada temporal de gallegos y riojanos. Los obreros locales se declararon en huelga en 1913 y quemaron las tres segadoras que había en la ciudad. A mediados del siglo XX comenzaron a usarse las cosechadoras.
La operación del ''acarreo ''consistía en transportar la mies en fajos desde el campo hasta las eras de la localidad. Solía verificarse aprovechando las horas más frescas de la madrugada. A los carros y galeras les colocaban unas ''picas ''verticales de madera para darles mayor capacidad. Unos pocos transportaban la mies a lomos de machos provistos de dos ''ganchos ''de madera uno a cada <sup>7</sup> En Viana una ''robada ''equivalía a 898 m<sup>2</sup>. Véase el capítulo dedicado a las unidades de medida. [[Image:Irudia18.png|top]] Fig. 123. Acarreo de la mies. Valle de Egués (N), 1960.lado. En las eras los colocaban en ''fajinas ''más o menos grandes, separando el trigo, la cebada y la avena.
Cuando se verificaba la trilla en la era, con trillo de plataforma de madera con pedernales y sierras metálicas y luego con trillos metálicos mecánicos de ruedas con discos cortantes, colocaban unas quince ''fajinas ''o hacinas ( 320 haces) en forma de círculo. Una vez soltados los vencejos o lías de los haces, con una horca se tendían en la ''parva, ''se ''majaba, ''apaleaba, la mies para desgranar algo las espigas y con dos caballerías daban algunas vueltas por todo el perímetro de la ''parva ''hasta conseguir que la mies quedase algo deshecha. A continuación se uncían al trillo dos o tres caballerías, que al pisar la mies también favorecían su desgrane, y comenzaban a dar vueltas para que el grano soltase la cáscara. Pasada más o menos una hora se daba la primera ''torna ''o vuelta a la parva con horcas u horquillos para que toda ella quedara trillada por igual. La última vuelta se llevaba a cabo con rastrillos, horcas y palas de madera, y cuando estaba bien trillado, con la ''allegadera ''se recogía amontonándolo perpendicularmente a la corriente del viento dominante. El trillador siempre iba subido en el trillo para guiar el tiro y conseguir que pesara más, para lo cual se le añadía alguna piedra.
Una vez trillada la parva había que esperar a que al atardecer corriera el viento para poder ''aventar ''y separar el grano de la paja. Con un horquillo se apartaba la mayor parte de la paja desmenuzada poniéndola en un montón y con una pala de madera se lanzaba el cereal y las pequeñas pajas contra el aire; a estas últimas se las llevaba el viento un trecho y el cereal, por ser más pesado, caía vertical en una manta colocada sobre el suelo. La operación, denominada ''traspalear, ''se repetía cuantas veces hiciera falta hasta conseguir un montón de grano y otro de paja.
Las mujeres barrían la era hacia el montón con escobas de brezo. El llamado ''rastro ''se colocaba en la parte baja del montón en el límite del cereal y la paja. Mientras se realizaba esta operación de ''traspaleo, ''las mujeres quitaban del montón algunos pajuces y el ''cocijón ''o cazajas del cereal, es decir, las cabezas que no se habían desgranado, las cribaban para limpiarlas mejory mejor y las guardaban para las gallinas. En estas ope-raciones se utilizaban los rastrillos, las ''aparva-deras aparvaderas ''o ''allegaderas, ''todos de madera, y las cribas.
Durante un tiempo utilizaron para esta operación ''ablentadoras ''con cribas y aspas de madera impulsadas a mano, que tenían la ventaja de que con ellas no era necesario esperar a que soplara el viento.
En Allo (N) la siega se realizaba a mano y con hoz. Para proteger la mano de cortes se introducían los cuatro dedos de la mano izquierda en una especie de mitón de madera que llamaban ''zoqueta ''o cazoleta y quedando libre el pulgar para poder sostener el puñado de mies. La zoqueta se sujetaba a la muñeca mediante una cuerda.
Con los puñados de mies segada se formaban las manadas. Detrás de los segadores o una vez secas las manadas, iban las mujeres o niños ''dando manadas, ''es decir, entregándolas al hombre que las iba atando en fajos con un esparto o vencejo consistente en unas largas pajas de centeno que servían de cuerda. Cada fajo se formaba con cuatro o cinco manadas. Después se [[Image:Irudia19.png|top]] Fig. 124. Trilla en Sarriés (N), c. 1930.amontonaban los fajos en ''fazcales. ''Se hacía esto para facilitar el acarreo y proteger la mies de las tormentas, con este fin se colocaba la espiga hacia dentro, resguardándolas así del posible granizo.
Había muy buenos segadores que se enorgullecían de ello como campeones deportivos. Algunos se contrataban a destajo. Más frecuente eran los tajos de un grupo. Al frente del mismo ponía siempre el amo al mejor segador, que imponía el ritmo a los demás. Estos segadores eran gente muy pobre. Cuando segaban en "el monte" dormían en el mismo tajo. Llevaban pan, tocino y agua y al amanecer reiniciaban el trabajo. Cuando terminaban la siega en el pueblo, cogían la hoz y la zoqueta y marchaban a "Tierra Pamplona" o a Álava en busca de trabajo. El lugar de contratación de estos segadores para la Cuenca de Pamplona era la Plaza de Santo Domingo de esta capital. Solían marchar en pequeños grupos de tres o cuatro, siempre juntos los mismos. Algunos tenían casas fijas de años anteriores. Frecuentemente dormían en el campo o en algún corral. Al final de la campaña regresaban con veinte duros en el bolsillo.
Llegada la trilla, la parva normal requería de cien a ciento cincuenta fajos de mies, es decir, dos carretadas de ocho a diez cargas de baste. Se descargaba la mies en el centro de la era, después con unas largas horcas de madera, una vez sueltos los fajos, se ''desbalagaban, ''es decir, se deshacían y tendían por la era. Con las caballerías o bueyes se daban unas vueltas por la mies, pisándola. Hasta principios de siglo la mies se molía con unos trillos de clavos o de tiras de sierras, con peso encima y arrastrados por bueyes.
En 1900 se introdujeron las trilladoras llamadas de Burlada, Araya y Barbastro. Consistían en sierras en forma de ruedas que giraban sobre la mies. La primera trilladora mecánica que se introdujo en este pueblo fue en 1911. Una vez triturada la paja mayor venía la operación de ''tornar ''la parva, consistente en volver la mies con unos avientos u horcas de madera. Una vez molida, hacia el mediodía, se "sacaban los ganados" y se comía rápidamente. Con unos rastrillos grandes de madera, de nombre ''plegador, ''se amontonaba la mies en el centro de la era formando el montón. Se hacían tres: en el centro el mayor, alargado, con la paja mayor; se barría la era y con este barrido, constituido por polvo, raspa y grano, se formaban dos montones redondos, uno a cada lado del montón alargado. Se esperaba a que soplase el cierzo y comenzaba el aventado. Con unos avientos de madera de cuatro a cinco púas se lanzaba la mies al aire de forma que el grano cayera en la parte delantera del montón. La zona de grano depositada delante y a lo largo del montón se llamaba ''la sierra. ''Las mujeres ''escobeaban ''la ''sierra ''por encima retirando la paja que quedaba. En la parte posterior, a partir de un metro del montón, zona en que podía haber grano, llamado "sierra de la paja", se arrastraba esta con unos rastrillos a un montón fuera de la era. Allí otros trabajadores llenaban mantas o hacían la pajera. Aventado el montón central, que proporcionaba la paja buena, se hacían los laterales, constituidos por el polvo y la raspa. Después con unas palas de madera, se ''paleaba, ''haciendo el montón de grano en el centro de la era. Para ese momento la tarde había refrescado un poco y llegaba la cesta de la merienda, siempre mejor que de costumbre: conejo, magras, tortilla de patatas, chocolate, vino fresco, etc. Ya sin agobios se cribaba el grano, retirando a montón aparte los ''casquijos ''o ''cajas, ''compuesto por trigo menudo, otras semillas, pajas, piedras y estiércol. Se medía el grano con el robo, se llenaban los sacos y con la alegría de la cosecha segura concluía la jornada. A la hora de vender los cereales había unos medidores especializados en ello. Existía gran diferencia entre llenar el robo un medidor de estos, que lo hacía en dos o tres brazadas, o un profano en la materia, pues no se vendía a peso y la medida del no especializado pesaba más. Las medidas podían ser ''colmas ''o ''rasas. ''Para rasar se usaba la ''raidera, ''un palo largo y liso que se pasaba por encima de los bordes de la medida<ref>Ricardo ROS "Apuntes etnográficos y folklóricos de Allo (II)" in CEEN, VIII (1976) pp.444-446.</ref>. En Obanos a principios del siglo XX, la siega era con hoz y ''dalle ''o guadaña y la trilla con trillos, aunque fueran ya de dientes metálicos. En esta localidad para comienzos de los años 1940 ya no se usaban trillos, aunque si alguien se quedaba sin cebada para el ganado, excepcionalmente se hacía una ''parvica.'' Después se incorporó la segadora, que preparaba las gavillas y con cinco de ellas se hacía un fajo. Estos se transportaban en un carro o galera al pueblo, hasta la trilladora. Se hacían ''faiscales''<ref>Los ''faiscales ''eran los amontonamientos de los fajos de trigo o cebada, en horizontal.</ref> hasta el día que tocaba a cada uno el turno en la trilladora. Había dos trilladoras, una de la Caja, del pueblo, y otra, La Candelera, que era de diez socios. Cuando tocaba el turno, con una carretilla se llevaban los haces desde el ''faiscal ''hasta la trilladora. La paja que salía después de trillar se transportaba a los pajares de las casas, que normalmente estaban encima de las cuadras. La acarreaban sobre una carreta ligera, dentro de grandes sábanas pajeras de un tejido muy grueso, formando enormes hatillos. Los mozos presumían de hacer el mayor número de viajes desde la trilladora hasta las casas e iban a toda velocidad. Esos días a los más pequeños no se les dejaba estar en la calle por miedo a que los atropellaran. Cuando se llenaba el pajar de la casa, se hacían en las mismas eras donde estaban las trilladoras unas pajeras de forma cónica. Los pobres que llegaban al pueblo a pedir limosna aprovechaban para hacerse sus pequeños refugios en la base. Los chiquillos las usaban, cuando no les veían los mayores, para ''chirristrarse ''(resbalarse) El suelo de cemento de La Candelera, cuando retiraban la máquina, servía a los chavales para jugar con los carricos de ruedas. En San Martín de Unx la obtención del grano de cereal requería tres etapas: El desgrane o trillado. Se ''echaba la parva ''a la era ayudándose de ''horcas ''y dejándola en el centro para proceder a la ''torniadura ''(vueltas continuas) con el trillo. El trillo daba vueltas de izquierda a derecha, conducido por bueyes y por el látigo del labrador. Las mujeres se cuidaban de limpiar el suelo con el ''retabillo ''o especie de cajón abierto con un largo mango, operación en la que también colaboraban los hombres sirviéndose de una ''palanca ''de madera o recogedora que era tirada por una caballería, de modo que toda la parva quedaba bien amontonada en el centro de la era, para que ''torniadura ''tras ''torniadura ''se deshiciera por completo. Debía tenerse cuidado en recoger a tiempo la ''cagada ''de los bueyes para impedir que se manchara el grano. Esto se hacía con una pala, lanzándose al aire la ''meñuca.'' El aventado. Se hacía en la era una vez trillada la ''parva, ''aprovechando cuando hiciese viento, fuera de día o no. Si el viento no soplaba durante el día, se hacía guardia de noche para esperarlo y, si era preciso, se iluminaba la era con una ''linterna de vela. ''Para aventar la parva, tomaban los hombres una horca y lanzaban con ella la mezcla al aire, cayendo el grano a un lado y la paja lejos, al ser arrastrada por el viento. Después de ello, una mujer ''sacaba la cebera, ''es decir, volvía a aventar el grano para limpiarlo todavía más. Limpiado y almacenado. A la mañana siguiente, después de haber cribado con cedazo el trigo y haberlo puesto en ''talegas ''(sacos estrechos y largos) para transportarlo en burro, se recogía la paja con horcas a unas ''sábanas pajuceras ''que pasaban de mano en mano, a través de una larga fila que unía la era con el pajar. Se terminaba el trabajo después de haber subido a hombros el trigo y la paja al granero y al pajar de la casa respectivamente. La operación de trillar requería la participación de mucha gente siguiendo el sistema de ''tornapión ''o contraprestación vecinal. Ya en 1978 la separación del grano de la espiga lo hacían de manera mecánica las cosechadoras. En el Valle de Orba la siega se hacía a mano, con hoz, hasta principios del siglo XX en que aparecieron las primeras máquinas segadoras de tracción animal. En el mes de julio llegaban cuadrillas de segadores valencianos y murcianos, porque en sus tierras la cosecha venía adelantada respecto de la local. Los segadores se limitaban a segar e ir dejando en el suelo los manojos o gavillas. En una operación posterior hecha por otras personas las gavillas eran atadas en fajos. Esto lo hacía un hombre ayudado por chicos o mujeres en una operación llamada "a dar gavillas". Los fajos eran atados con ataduras que en Maquirriaian llamaban ''ligarza. ''Esta se hacía atando por la parte de las espigas dos pequeños manojos de paja de centeno. Este cereal se sembraba casi exclusivamente con dicho fin y su paja era más larga que la de los otros. Se segaba sin dejar que se secara excesivamente y se desgranaba golpeando los manojos contra una superficie vertical o inclinada. Antes de atar las ''ligarzas ''se remojaba la paja y a continuación se retorcían, doblándolas por las uniones. Después las hoces se pasaron a usar solo para ''orillar'' las piezas<ref>CRUCHAGA, La vida en el Valle de Orba, op. cit., p. 135.</ref>. En Cárcar hasta los años cincuenta la recolección de los cereales se iniciaba a mediados de junio. En primer lugar se procedía a la recogida de la cebada, posteriormente del trigo y luego de la avena. En este tiempo como herramienta imprescindible se utilizaba la hoz. Con tres fajillos de cereal, lo que cabía en una mano, se hacía una gavilla y con cinco o seis gavillas un haz. Los fajos eran atados con dogales, aneas y con la propia mies. Estos fajos se agrupaban en ''ascales ''con la cabeza para dentro y la paja hacia afuera. El ''ascal ''se cerraba con dos fajos. Las labores de atado y ''ascado ''se llevaban a cabo con la ''aguada ''(rocío) para que el grano no se desgajase de la espiga. Para estos trabajos, en las casas de los agricultores con mucha hacienda se contaba con la ayuda de peones, casi siempre gallegos. Tenían sus propias herramientas: hoces gallegas, más anchas que las utilizadas en el pueblo. La siega manual finalizó en los terrenos de secano a mediados de la década de los cincuenta del pasado siglo XX pero se siguió practicando con los cereales sembrados en el regadío, ya que en este tipo de terrenos los caminos eran estrechos y no se podía entrar con maquinaria. A partir de los años cincuenta se fueron introduciendo las segadoras, en un principio tiradas por caballerías, que fueron sustituidas por las atadoras y posteriormente por las cosechadoras. Con la introducción de este tipo de maquinaria la siega sufrió modificaciones. Los lindes de las parcelas se seguían segando con la hoz o con la ''dalla. ''El motivo era evitar que el tractor o el ganado pisaran la mies. Los fajos resultantes de la siega con maquinaria eran más pequeños que los procedentes de la siega manual. Se amontonaban también en ''ascales ''y posteriormente se transportaban a la era. Posteriormente se cargaba en carros o galeras a los que se ampliaba la capacidad de los mismos quitando las tablas de las camas y más tarde en tractores. Para cargar los fajos se utilizaban las ''horcajas ''de madera. En Valtierra la recolección de las cosechas era uno de los trabajos más duros; la de los cereales en concreto por las posturas de la siega con hoz o guadaña, la recogida de la mies en fardos, el calor de los meses de verano y la urgencia para evitar las tormentas veraniegas y para poder continuar con las cosechas de otros familiares. Las ayudas mutuas solían acordarse entre familiares, amigos o vecinos. Algunos labradores contrataban mano de obra entre los que salían al ''portal, ''que era el sitio en el que se ponían los que estaban dispuestos a realizar el trabajo por un jornal. El acuerdo podía ser por días o por la temporada de recolección. El jornal se acordaba en el momento de la contratación y se solía pagar cada día o por semanas. La recogida de las gavillas se hacía amontonándolas lo más cerca del carro o galera para su carga y transporte. Durante la carga se debía repartir el peso adecuadamente. Después de llenar la caja del carro se añadían unos maderos con punta en la parte superior, en los que se iban insertando gavillas y rellenando la base del carro o galera. Así conseguían aumentar la capacidad para el transporte sin que fuera más gravoso para las caballerías. Una vez en las eras se procedía a la trilla. Los animales pasaban los trillos sobre la mies hasta que se desprendía el grano. Muchas veces era necesario lastrar los trillos con personas, piedras, etc., para que el paso sobre la mies fuera más efectivo. Después de la trilla se separaba la paja del grano, aventando la paja. El grano se recogía en sacos que se depositaban en los graneros, ubicados en la segunda o tercera planta de las casas, dicen que para evitar la humedad y los roedores. Se terminaba con la venta del grano a las cooperativas o graneros nacionales. Todos estos trabajos se hicieron más llevaderos con la aparición de las trilladoras y después con los tractores, cosechadoras, empacadoras, etc. ''Vertiente atlántica: siega; metak; trilla, gari-jotzea; ventiladora, gari-garbitzea; almacenaje; aventadora; trilladora, beldadora'' Todas las descripciones que se recogen a continuación pertenecientes a la vertiente atlántica del territorio hacen referencia al trigo. En la zona septentrional este cereal siempre rindió cosechas más bien cortas a consecuencia sobre todo de las características climáticas, por lo que su cultivo fue desapareciendo en las décadas centrales del pasado siglo XX coincidiendo con las mayores posibilidades de comprar pan en el mercado. En este sentido el abandono del trigo supuso un punto crítico, ya que marcó el inicio de la pérdida de la autosuficiencia alimentaria de la casa. En Abadiño '''(B) '''el trigo estaba listo para segar en julio, por san Cristóbal. Para ello se utilizaba la hoz, ''inteije. ''Era una labor que se hacía conjuntamente con los vecinos, ''auzuekin. ''Tras cor-tar un manojo se ataba con un trozo de paja formando ''eskuta. ''Con quince o veinte ''eskutak ''se formaba un ''mutxur ''o almiar pequeño. Había que colocar los manojos con las cabezas hacia arriba para protegerlos de la humedad del suelo ya que si no podían germinar los granos. Se dejaban así hasta que se secara, unos dos días, y luego se levantaban almiares, ''metak, ''en la misma heredad, cada uno de los cuales almacenaba dos carros de trigo. En cinco o seis almiares se recogía toda la cosecha de trigo y permanecía así durante dos o tres semanas. Cuando estaba listo se trillaba, ''gari-jotea.'' Como la siega se hacía con la hoz era una labor que duraba muchos días. Los que vivían en los caseríos comenzaban desde muy jóvenes, con doce años o menos; no trabajarían mucho pero seguían siendo de gran ayuda. La faena comenzaba muy temprano, con el alba. Cuando se levantaban les daban un trozo de chorizo con pan y un trago de anís para despertarse y espabilar. Había que madrugar porque cuando el sol daba de lleno no era muy agradable trabajar agachados. Se descansaba durante las horas de máximo calor pero para las cuatro de la tarde ya estaban otra vez segando. La trilla, ''gari jotie, ''se hacía en agosto y con tiempo seco, en ocasiones con la ayuda de los vecinos. En aquella época había casas en las que vivía mucha gente y se las arreglaban solos, pero otros se ayudaban. Se deshacían los almiares y el trigo cargado en carros se llevaba delante de casa, ''sasteije, ''y se extendía para que el sol lo turrara. En el caserío Gosentzia Azpikoa la parte delantera de la casa era de tierra y se pasaba la escoba, ''itsuskije, ''antes de extender el trigo. Una vez bien seco se llevaba al portal, ''atartea ''o ''etartea, ''para trillar. La trilla era una labor muy dura y para aliviar un poco las penas tomaban una bebida típica que era la sangría y que solo se consumía en estas ocasiones. Se mandaba a algún niño a la fuente a por agua fresca, después se le añadían azúcar y vino y ya estaba lista; con esa ilusión se hacía más llevadero el trabajo. Hasta 1940 la trilla se hacía manualmente. Se cogían las ''eskutak ''una por una y se golpeaban contra una tabla o piedra inclinada (la piedra era mejor). Los granos se iban amontonando y la paja se retiraba al pajar, ''sabaire. ''Luego utilizando ''artzie ''(recipiente de mimbre para ven- tear) o ''galbarie ''(cedazo) separaban el grano y la paja. Más tarde aparecieron máquinas para separar el grano de la paja. Como eran caras las compraban entre dos o tres vecinos o las alquilaban para todo el barrio y hacían la labor entre todos; primero se trillaba el trigo de uno y luego el de otro. Dos personas se ocupaban de meter las ''eskutak ''en la máquina y otras dos de preparar los manojos. Otros se dedicaban a traer el trigo con el carro y los demás a llevar la paja al ''sabai ''y colocarla como es debido. Esta máquina no separaba bien el grano y al final había que terminar la labor a mano. Más tarde apareció una máquina llamada ventiladora y que compraron entre los vecinos; dando a una manivela se producía aire que separaba el grano de la paja. El grano se almacenaba en arcas. En el fondo se ponían hojas de nogal y se vertía vinagre y encima se echaba el trigo. Como se conocía la capacidad de los recipientes usados se sabía la cantidad que se había cosechado. Luego, según se necesitara para el consumo, se llevaba al molino y se traía la harina, ''urune, ''y el salvado, za''hije, ''por separado. Los dos últimos años en que se cosechó trigo había máquinas más modernas en las que se introducía la ''eskuta ''y salía por un lado el grano y por otro la paja que mediante un conducto de tubos subía directamente al pajar. A estas máquinas se las denominaba trilladora ''nagusiak ''y también se alquilaban. A mediados de agosto habían finalizado las labores que conllevaba el trigo. Hacia 1960 se dejó de sembrar este cereal. En Elorrio '''(B) '''hasta 1936 el trigo se cortaba con guadaña; posteriormente casi todos recurrieron a la máquina segadora que, por lo general, era comprada por las casas importantes o por los caseríos de la barriada. El trigo se colocaba en gavillas pequeñas y cuando estaba bien seco se hacían almiares, ''metak, ''de más de treinta gavillas cada uno. Antaño se trillaba golpeándolo sobre piedras y se aventaba delante del caserío recurriendo a máquinas. Posteriormente todas las operaciones se llevaban a cabo con la máquina que al mismo tiempo trillaba, limpiaba el trigo y colocaba la paja en el pajar o ''sabaijell.'' 11 ARRILLAGA, "Contribución al estudio etnográfico de Elorrio (Vizcaya)" cit., pp. 92-93.  {| style="border-spacing:0;width:15.617cm;"|-| align=center style="border:none;padding:0cm;" | [[Image:Irudia23.png|top]]| style="border:none;padding:0cm;" | Fig. 128. Garfa ebakitzen. Zeanuri (B), 1920.|-|}En Amorebieta-Etxano '''(B) '''el trigo se cortaba con la hoz para hacer los manojos. Con veinte de esos manojos se hacían las gavillas, ''txorlak, ''y se dejaban unos días al sol. Se cortaban e iban poniendo de diez en diez. Luego con cuidado para que no perdieran muchos granos se amontonaban en un almiar o varios si es que se cosechaba mucho trigo, en el lugar donde iba a hacerse la trilla, ''gari-jotia. ''La víspera de la misma se extendían los haces al sol y el día que comenzaba se procuraba que estuvieran al sol una hora o dos para que los granos se soltaran más fácilmente. La trilla se hizo a mano en muchos caseríos hasta los años 1930. Participaban personas de todos los caseríos del barrio y de cada casa acudían uno o dos. El beneficiario de esta ayuda mandaba un número de colaboradores igual al que había recibido cuando la trilla era en los otros caseríos del barrio. El propietario organizaba el trabajo. Una persona subida a una escalera entregaba los haces a otra, que los iba extendiendo al sol. Otra tercera traía los haces de trigo. Dos o varios hombres eran los encargados de golpear cada uno de esos haces contra una o dos planchas de piedra apoyadas en la pared, para desgranarlo. Las mujeres se ocupaban de recoger el grano en una criba o cedazo y lanzarlo al viento para que se llevara las cáscaras y quedara el grano limpio, que se iba metiendo en sacos. Toda esta operación se realizaba en el portal de un caserío; se echaba un toldo en el suelo y sobre él iban cayendo los granos de trigo. La parte exterior se cubría con otro toldo o toldos o también con mantas viejas, para que no saltaran fuera. Generalmente la trilla se hacía en días de sol y calor por lo que los participantes tenían que llevarla a cabo entre polvo y sudor. Más tarde, en la posguerra, aparecieron máquinas trilladoras para separar el grano de la espiga y máquinas aventadoras para limpiar el grano de la cáscara y de los restos de paja. En varios barrios de esta localidad los caseríos solían contratar la máquina que tenía el dueño de otro caserío. A este instrumento le llamaban ''gari-joteko makiñia. ''Consistía en un motor de gasolina que movía un tambor metálico. El mismo dueño o dos de sus hijos eran los que trabajaban con él. Dos de los propietarios de la máquina iban introduciendo los haces, uno por el lado derecho y otro por el izquierdo y solo la parte que tenía los granos, en el tambor que estaba girando y que arrancaba los granos de trigo con trozos de paja. El grano caía a un toldo que se ponía debajo del motor, donde una mujer lo iba recogiendo en una cesta ancha, llamada ''artza. ''Cuando se llenaba la cesta otra persona llevaba el grano a la aventadora, ''gari-garbitako makiñia.'' Esta última tenía una boca de entrada por encima y una persona subida a una banqueta o silla iba vaciando a su interior las cestas que le llegaban de la desgranadora. Otro operario [[Image:Irudia24.png|top]] Fig. 129. Segando a hoz en Bizkaiagane (Errigoiti-B), c. 1940.movía a mano una manivela externa que provocaba una corriente de aire que expulsaba la paja y las cáscaras y dejaba caer el trigo por la parte lateral, donde se ponía un saco que se iba llenando. Solían ser sacos de unos 25 kilos. Cuando se llenaba, un hombre recogía el saco y se ponía otro. Estas máquinas estaban fabricadas por ''Ajuria, ''empresa de maquinaria agrícola de Vitoria. En estos trabajos se iban turnando las personas de casa y de los caseríos vecinos que habían venido a ayudar. Para los niños era un día de fiesta contemplar todo el espectáculo, aunque también les tocaba hacer pequeños trabajos como traer agua fresca de la fuente para los empleados en la trilla. El grano de trigo se recogía en arcones. Luego se llevaba en sacos al molino, según las necesidades de consumo de la casa. Hacia 1960 algunos propietarios de Boroa, Etxano y alguno del casco urbano se pusieron de acuerdo para comprar en sociedad una trilladora. Y así lo hicieron. Además de usarla ellos, la alquilaban y por fin decidieron venderla. A medida que transcurría esta década de 1960 se fue dejando la siembra del trigo. Resultaba más rentable comprar el pan a los diversos panaderos que lo servían por los caseríos con furgonetas. En Zamudio (B) el trigo se segaba en julio, si bien para san Juan ya solía estar maduro y se podía empezar a recoger. Era un trabajo en el que se ayudaban entre vecinos. Se cortaba con la hoz, ''zerreaz, ''y se hacían gavillas, ''gari-txolak, ''que se dejaban secar. Una vez secas se llevaban al portal de la casa y sobre una piedra lisa se golpeaban las espigas para que soltasen el grano. Los caseríos cercanos a la iglesia llevaban el trigo al pórtico y lo golpeaban sobre una piedra. Años más tarde llegó una máquina que aliviaba el trabajo posterior de separar el grano obtenido de los restos de paja. En Bedarona (B) se segaba por san Pedro o a primeros de julio. En esta labor tan penosa y dura se ayudaban los vecinos unos a otros, sin pago alguno, ''ordezko beharra. ''También se contrataban trabajadores a jornal. Antaño llegaban a segar guipuzcoanos; aparte del jornal se les daba comida y cama en las casas donde trabajaban. Lasiega se hacía con hoz: Se sujetaba con la mano derecha y se cogía un manojo de trigo con la izquierda, en dos o tres golpes de hoz se cortaba el manojo de trigo y se dejaba en el suelo. Mientras los segadores realizaba su labor, por detrás otras personas se encargaban de hacer las gavillas, ''azauak. ''Cogían manojos de trigo, los ataban con paja, ''aihena, y ''los dejaban en el suelo. Terminada la labor en esa parcela se recogían las gavillas y se hacían montones con ellas colocándolas de pie, unas encima de otras. Se ponían tres gavillas unidas en la punta con paja, ''gari-aihena, ''como eje y el resto se colocaba encima, ''mutxurioak. ''Se dejaban en el campo. Los segadores iban a otra parcela, ''gari-saila, ''para segar. Era tarea de muchos días, hasta de una semana, dependiendo de la extensión del terreno cultivado. Cuando todas las parcelas de trigo estaban segadas, las gavillas se transportaban en carro hasta cerca de la casa tras deshacer previamente los ''mutxurioak. ''Con ellas se hacía un almiar, ''gari-meta, ''a la espera de ser trilladas. En algunos caseríos, los últimos años empezaron a usar para la siega la guadaña de trigo, que tenía una parrilla acoplada con la que se echaba a un lado el trigo que se cortaba, pero no dio resultado. Los últimos años, entre 19601964, apareció la máquina segadora. Dos caseríos de la localidad compraron cada uno una máquina y con ella segaban casi todos los trigales de Bedarona (excepto los de dos caseríos que preferían seguir cortando con hoz). Realizaban el trabajo a jornal, a cambio de dinero. Esta máquina trabajaba con yunta de vacas y hacían falta tres personas: una de boyero guiando los bueyes, ''itaurren egiteko, ''una sentada en la máquina, manejando la hoja de segar, y otra por detrás con bieldo apartando el trigo segado para que al dar la vuelta la máquina no lo pisara. El último año que se sembró trigo fue en 1965. La trilla se realizaba en julio. Hasta aproximadamente 1940 las gavillas se golpeaban sobre unas piedras planas, ''gari-joteko harria, ''colocadas en rampa sobre un madero en el portal, ''etartea, ''o carrejo, ''askaurrea. ''Se disponían en fila dirigidas hacia una de las paredes para que el grano chocara en la pared, se quedara en el suelo y no se marchara lejos. Dependiendo de la cantidad de trigo había hasta diez piedras en hilera. Se deshacía la ''gari-meta ''y las gavillas se extendían en el suelo. Se cogía la gavilla con la mano y se golpeaba una y otra vez sobre la piedra para que soltase el grano que caía al suelo. Siempre en día muy soleado para que el trigo estuviera bien seco y no perdiera la consistencia, pues cuando se nublaba o cambiaba el tiempo, el trigo se humedecía, ''umeldu, ''se le hacían nudos y había que recoger las gavillas, amontonarlas de nuevo y realizar esta labor otro día. En esta operación se desprendía casi todo el grano. La paja se llevaba al pajar para posteriormente servir de alimento para el ganado y el grano se dejaba apilado junto a la pared a la espera de ser aventado, generalmente al día siguiente. Para aventarlo se recogía en cestos, ''gari-otzarak, ''de este modo se le quitaba todo el polvo, la suciedad y la pajilla. Para esta operación hubo máquinas aventadoras, ''gari-garbitzeko makinak. ''Había caseríos que tenían una propia, otros la compraban entre varios vecinos cercanos. Cuando había poca cantidad de trigo no se aventaba con la máquina, sino que se pasaba por la criba. Luego empezaron a hacer esta labor de desgranar con una máquina llamada ''matxaka ''que traían unos de Ispaster. Para este trabajo hacían falta cuatro o cinco personas. La ''matxaka ''era un aparato que tenía un tambor de dientes o de palas (había dos modelos) introducido dentro de un cilindro de metal y un motor añadido, al que se le ponía una correa que se unía a la ''matxaka. ''Se colocaba encima de un armazón de madera de cuatro patas y delante se instalaba unida a ella una mesa en rampa. En la cabeza de la mesa había una persona que se encargaba de dejar las gavillas en la misma y a ambos extremos dos personas, cada una cogía una gavilla en la mano e iban metiendo las cabezas a la máquina, primero uno, luego el otro. El tambor al girar desgranaba el trigo de la gavilla y al sacarla tan solo salía la paja. El grano caía al suelo, se extendía con el rastrillo y luego se cargaba en cestos para llevarlo a la aventadora. La labor de aventar el trigo también la realizaban los de Ispaster. Se les pagaba el jornal o un tanto por anega y ellos realizaban toda la labor. Una vez limpio el trigo se metía en arcones. Luego vino la trilladora que dejaba el trigo desgranado, limpio y en sacos y echaba la paja directamente al pajar por un tubo. Tan solo ha-[[Image:Irudia25.png|top]] Fig. 130. Segando a guadaña. Aloria (Amurrio-A), años 1960. cían falta un par de personas. La trilladora era una gran máquina de hierro y madera, con me-das radiadas de hierro, un tambor grande ''(trillo) ''donde se desgranaba el grano y unas parrillas donde se aventaba. A un lado tenía un compartimiento para colocar los sacos y allí caía el grano limpio. En un extremo contaba con varios tubos para echar la paja directamente al pajar. Llevaba un motor añadido unido a ella mediante una correa. En el eje que unía las dos ruedas tenía una clavija para uncir el yugo. La trilladora se llevaba con yugo de vacas cerca de la casa en la que se iba a trillar y se colocaba al lado de la cuadra, ''albatean, ''próxima al pajar. Delante de la trilladora se colocaba una mesa para ir depositando las gavillas. Para trabajar con la trilladora eran suficientes dos personas, una para meter las gavillas extendidas y desatadas a su interior cuidando de que no se bloqueara y otro para mirar los tubos por donde iba la paja y coger los sacos que se iban llenando de grano. Este grano se llevaba a la ''koltza ''o despensa y se metía en arcas, guardando un poco para la siembra siguiente. En Bedarona tenían una trilladora entre tres socios de otros tantos caseríos. Se dedicaban a trillar todos los trigos de la localidad y de los pueblos de alrededor, así iban a Ispaster y a Amoroto entre otros. Trabajaban a jornal, cobrando un tanto por anega de trigo. La última trilla que realizaron fue en 1965. En Ajangiz y Ajuria (B) el trigo se segaba en julio a hoz, ''zerrie. ''Con brazadas, ''azpelak, ''se hacían gavillas, ''azauek. ''Luego se levantaban pequeños almiares, ''gari-meta txikijek. ''Más tarde, con buen tiempo, se deshacían los almiares y en una esquina de la heredad, para que se pudiera trabajar en ella y no estorbara, se levantaba con todos ellos un almiar grande, ''gari-meta handije. ''Un terreno de <sup>1</sup>/2 ha producía alrededor de 6 fanegas, ''anegak, ''de trigo (1 fanega = 50 kg). La trilla, denominada ''gari jotie, ''tenía lugar en los meses de julio o agosto. En esta época, a mediodía a pleno sol, se transportaban los almiares a la casa. Se solicitaba la máquina de trillar, ''garije joteko makinie, ''y se concertaba para una fecha determinada. En Ajangiz, en tiempos pasados, la máquina era propiedad del vecindario (de unos quince socios). Cuando esta máquina envejeció y dejó de funcionar pasó a traerse la de la vecina localidad de Mendata. En cada caserío, si bien dependía de la cosecha, permanecía unos dos días. La trilla debía hacerse en jornadas muy calurosas para que el grano saliera suelto. Dos personas introducían la punta de la gavilla logrando que el grano se depositara en un compartimento y retiraban la paja a un lado. Tiempo después aparecieron máquinas más modernas en las que se introducía la gavilla entera. Depositaba el grano en un compartimento y a través de un tubo enviaba la paja directamente al pajar donde estaban situados unos hombres que iban retirándola y colocándola. A continuación el grano se pasaba a sacos y de estos al arcón, ''kaixa, ''de donde se tomaba según se iba necesitando. En Gautegiz Arteaga (B) el trigo se segaba en los meses de junio o julio, operación que se denominaba ''gari-ebatie. ''Comenzaba con la labor de recogida, ''gari-batzea, ''que consistía en hacer gavillas, ''azauek, ''con las que se levantaban pequeños almiares, ''txondorrak, ''que después se des-montaban para levantar con todos ellos el gran almiar, ''gari-meta handije. ''Luego había que transportar las gavillas a la casa con el carro. En esta localidad se ha consignado que antaño la trilla, ''gari jotie, ''se hacía a mano. Si la operación se llevaba a cabo en el portal, ''etartea, ''de la casa se colocaban unas grandes telas colgadas del balcón para cerrar el recinto e impedir de esta forma que el trigo se dispersara y resultara luego difícil recogerlo. Se colocaban unas piedras, ''harri-losak, ''inclinadas al estilo de las de lavar la ropa y sobre ellas se golpeaba la gavilla a mano, ''azaue eskuz jo. ''Luego se aventaba el trigo para quitarle las impurezas, ''galeutse, ''mediante un cedazo llamado ''arpana.'' Tiempo después se introdujo la máquina de trillar. Disponía de un cajón, ''arkie, ''con una capacidad de alrededor de 25 kg. Con dos cajones se conformaba la fanega, ''anegie, ''que era también la medida del saco. La cascarilla, ''txibue, y ''la paja, ''galtzue, ''iban al suelo y luego había que recogerlas con el rastrillo, ''eskubera. ''Más tarde se implantó la máquina descrita anteriormente en Ajangiz, que mediante un tubo enviaba la paja a la primera planta de la casa, al pajar. En Nabarniz (B) se ha conocido la trilla con trilladora, ''garije joteko makiñie. ''Estas máquinas eran propiedad de particulares y solían venir de las vecinas localidades de Aulesti o de Gabika (Ereño). A la barriada de una de las informantes venía la de Aulesti en los días fijados y cobraba una cantidad de dinero por el servicio. Entonces había que transportar los almiares, ''gari-metak, ''de la heredad a las inmediaciones de la casa, que era donde se instalaba la máquina. El grano de trigo obtenido se guardaba en arcones, ''arkak. ''Como tributo, se llevaba al ayuntamiento un saco, ''zorrue.'' En Carranza (B) el trigo se segaba a últimos de junio y sobre todo a primeros de julio, cuando llegaba el momento óptimo de maduración. La siega del trigo coincidía con la de la hierba, así que si se estaba secando esta había que "dejar un día de ir a la yerba" para cosechar el trigo ya que "no esperaba". Se sabía que era el momento de segarlo cuando las espigas estaban bien secas y los granos comenzaban a desprenderse. Llegado ese día no se podía demorar la tarea a riesgo de llevar a casa solo la paja y dejar todo el grano en la ''pieza. ''Tampoco[[Image:Irudia20Irudia26.png|top]] Fig. 131. Segadora de trigo. Zeanuri (B), c. 1960.  se podía adelantar en exceso la cosecha ya que si el grano no se hallaba en sazón se estropeaba. Aún así era preferible recogerlo unos pocos días antes a correr el riesgo de que se desprendiese completamente de la espiga. Normalmente toda la pieza se secaba uniformemente, pero si había ''llantas, ''plantas, aún sin sazonar, maduraban como consecuencia del calor que desprendían las otras al formar los haces. Para segar el trigo era necesario que el día fuese soleado y que el trabajo se realizase avanzada la mañana o coincidiendo con el mediodía, esto es, con las horas que más calentaba el sol. Era muy importante que el trigo estuviese bien seco en el momento de la siega por lo que había que aguardar a que se evaporase el rocío, de haber caído. Si se cortaba húmedo se ''amuaba ''al almacenarlo y como consecuencia de ello se ''maladaba, ''estropeaba, dificultando además que se desprendiese el grano en el momento de la trilla. Cada segador se ayudaba de una hoz. Con una mano sujetaba una ''manada ''de tallos y con la otra los cortaba. Después la depositaba en el suelo. Con tres o cuatro ''manadas ''hacía una ''gavilla. ''Después se tendía sobre la tierra un ''belorto, ''que era una especie de cuerda pero preparada a partir de una rama que a fuerza de retorcerla se tornaba flexible y sobre el mismo se amontonaban ocho o diez gavillas, dando lugar así a un ''haz. ''Una vez atado el ''belorto ''a su alrededor, se colocaba de pie. Los haces eran pesados, lo que convertía su transporte hasta la casa en una tarea penosa ya que se llevaban sobre la cabeza. Para facilitar el acarreo, a cada haz colocado verticalmente con el extremo cortado apoyado en la tierra y las espigas hacia arriba, se le sacaba hacia fuera un puñado de tallos, se doblaban y se volvían a apretar contra el ''belorto. ''De ese modo quedaba una oquedad apropiada para introducir la cabeza. Para cargar el haz una persona ayudaba al que iba a cargar con él. Este colocaba su cabeza en el hueco abierto sobre el ''belorto ''y la otra persona le ayudaba a izarlo; como la parte de las espigas pesaba más que la de las bases de los tallos o ''culos, ''con esa ayuda podía levantarlo con relativa facilidad. De este modo lo transportaba con las espigas hacia atrás. Los que transportaban los haces llevaban cubiertas sus cabezas con sacos de ''esparzo, ''esparto, para evitar las moles- tias que ocasionaban las ''gallestas ''o glumas desprendidas. Si había chiquillos que colaborasen en su acarreo se preparaban unos cuantos que fuesen menos pesados, adecuados a sus fuerzas. Cuando eran pocas las personas que realizaban la siega daban preferencia a esta labor, sin embargo, cuando participaban suficientes personas unos segaban y otros hacían haces. Con el tiempo y ante lo costoso del acarreo de los pesados haces sobre la cabeza, algunos comenzaron a transportarlos en el carro de bueyes. La resistencia al uso de este medio de transporte era debida a que se desgranaban muchas espigas y como consecuencia "se perdía ''mucha ''trigo". Pero la escasez de manos en algunas casas y la rebeldía de los hijos frente a los padres, que consideraban un "atraso" tener que cargar con tanto peso contando con parejas de bueyes, motivaron este cambio. Una vez trasladados los haces de trigo hasta la casa se almacenaban a cubierto durante unos días a la espera de ser trillados. Un lugar apropiado solía ser el ''sobrao ''pero también resultaban adecuados una tejavana, una casilla u otro recinto que estuviese seco. Durante este tiempo continuaban secándose. Una vez almacenado se continuaba secando la hierba hasta concluir esta labor. La trilla del trigo se realizaba a últimos de julio o primeros de agosto y debía efectuarse en un día caluroso para que el grano se desprendiese con facilidad de las espigas. Ocurría que una misma era compartida por un grupo de cinco o seis casas cercanas a ella. Según Vicario de la Peña: "Otra de las manifestaciones de la propiedad comunal de las anteiglesias se halla en la manera de ser de las eras de trilla en el país vascongado. Nuestros escritores, al hablar de la organización de los caseríos aislados suelen mencionar el horno, el huerto y la era como accesorios de la casa o muy inmediatos a ella, porque cada caserío suele tenerlos cuando está separado de los demás; mas cuando se trata de barrios o pueblos constituidos por agrupación de un número variable de caseríos, entonces no hay una era por cada casa, sino dos o varias para todos, donde ejecutan ordenadamente y según la costumbre todas las faenas de trilla y limpieza de grano"<sup>12</sup>. <sup>12</sup> VICARIO DE LA PEÑA, ''El Noble y Leal Valle de Carranza, ''p. 339.[[Image:Irudia27.png|top]] Fig. 132. Trilla en las eras de San Juan (Orduña-B), años 1930. [[Image:Irudia28.png|top]] Fig. 133. La trilla en Otxaran (Zalla-B), 1920. E insiste: "Las costumbres descritas con relación a las eras se observan en el valle de Carranza y demás pueblos de las Encartaciones, pero no en el resto de la provincia, donde en vez de trillar se desgrana el trigo golpeándolo sobre unas piedras o sobre arcas, o bien sujetando los haces de mies y dando con una vara a las espigas; aunque lo más común es dividir el trigo en pequeños haces, denominados mañazas, que se hacinan en las heredades para que se sequen hasta que, en el momento de efectuar el desgrane, se trasladan a la casa del propietario y a brazo se golpean sobre las piedras o arcas indicadas, para lo cual se reúnen los vecinos de la barriada"<sup>13</sup> <sup>13</sup> Ibidem, pp. 340-341. En cuanto a la ubicación y preparación de la misma: "La era suele estar situada en paraje lo más próximo de las casas, en terreno público y elevado, donde penetre bien el viento, inmediato a las nogaleras del barrio y cuyo terreno de era ha tenido desde tiempo inmemorial el mismo uso. Cuando es necesario hacer alguna nueva, empedrarla o arreglarla, todos los vecinos de las casas inmediatas verifican estas operaciones en común, y al aproximarse la época de la trilla, una mujer de cada casa o familia, provista de escoba de brezo en mano, concurre a su limpieza, y una vez preparada convenientemente, entre los que han acudido a esta operación, echan a suertes y conforme al turno que les haya correspondido, van trillando uno a uno, no pudiendo ocuparla más que un solo día cada familia, y si en él no concluyera, tiene que esperar a que vuelva a corresponderla en turno. Si alguna familia, por ocupaciones especiales o por cualquier motivo no pudiera trillar en el día designado por la suerte, puede ceder o permitir su turno a otra; y de no utilizarle por ese medio, necesita esperar a que le llegue su vez. Es necesario advertir que si alguno de los vecinos, antes que los demás acuerden preparar la era, la arregla él por sí solo, cosa que sucede pocas veces, tiene derecho a ocuparla el primero y a trillar todo el trigo que tenga antes de sortearla entre los restantes. (...) Hay algunas eras que son particulares, enclavadas en terreno propio, y su dueño entonces es el primero que las usa, para cederlas más tarde gratuitamente a otros vecinos"<sup>14</sup> La era se ubicaba en un sitio llano, no podía tener pendiente porque entonces el trigo tendía a acumularse en la parte más baja durante la trilla y se salía del recinto cerrado. Para prepararla le pasaban primero la azada para eliminar la hierba y "un poco lo podrido de la tierra", es decir, la capa de humus que se hubiese acumulado a lo largo del año, tratando de alisar cuanto más la superficie. Después se barría. En un recipiente se mezclaba ''muñega ''(excrementos de vaca) con agua hasta formar una especie de ''mondongo. ''Cuando más calentaba el sol, con la ayuda de una ''bereza ''(una escoba de <sup>14</sup> Ibidem, p. 340. [[Image:Irudia29.png|top]] Fig. 134. Amontonando el grano en la era. Carranza (B), 1934.fabricación casera a partir de ''berezo ''o brezo) se esparcía esta mezcla por toda la superficie hasta formar una costra lisa y uniforme que impedía que se perdiesen los granos de trigo. Las labores de barrer la era y cubrirla con estiércol semilíquido era llevadas a cabo por mujeres. Esta superficie continua facilitaba el proceso de barrido del grano de trigo que realizaban las mujeres al final de la trilla ayudándose de ''berezas ''mientras los hombres les retiraban la paja con ''rastrillas. ''La superficie de ''muñega ''no se rompía a pesar de utilizar yeguas para la trilla porque entre la misma y sus cascos se interponía una buena capa de paja. En cuanto se comenzaba a descubrir una parte de la misma alguno de los hombres dispuestos en las orillas la volvían a cubrir ayudándose del ''horcón, ''de ese modo ni los cascos de las yeguas ni el trillo la rompían. El propio trillo arrastraba la paja hacia delante cuando ya empezaba a estar bastante molida; en esos casos volvían a cubrir el fondo de la era rápidamente. Algunas eras estaban enlosadas, aunque fuese de un modo precario y en ocasiones tal enlosado no cubriese la superficie total del recinto. La preparación de las mismas cuando llegaba el tiempo de la trilla resultaba más cómoda. Esta superficie se cerraba para que no entrasen animales. Se ''trincaban ''varios palos y otros, más alargados, se disponían horizontalmente atados a los verticales, no clavados porque después había que soltarlo todo. Este cierre se hacía en redondo y debía de tener buen diámetro porque en su interior tenían que correr entre doce y quince yeguas.
Fig. 125. Trilla en Valdorba (N).En 1900 se introdujeron las trilladoras llamadas la trilla participaban todos los miembros de Burladala casa, Araya y Barbastro. Consistían también familiares que viviesen en sierras el mismo barrio o en forma otros más alejados, además de ruedas vecinos a los que giraban sobre se les devolvía el favor colaborando con ellos cuando les tocase trillar. Cuando se daba la mies. La primera trilladora mecánica circunstancia de que amenazaba tormenta eran muchos más los que acudían para evitar que se introdujo en este pueblo fue en 1911mojase el grano y la paja.
Una vez triturada la paja mayor venía la operación de ''tornar ''la parva, consistente en volver la mies con unos avientos u horcas de madera. Una vez molida, hacia el mediodía, se "sacaban La familia que trillaba ofrecía una cena a todos los ganados" y se comía rápidamente. Con unos rastrillos grandes de madera, de nombre ''plegador, ''se amontonaba la mies en el centro de la era formando el montón. Se hacían tres: en el centro el mayor, alargado, con la paja mayor; se barría participantes para la que era costumbre sacrificar una oveja y con este barrido, constituido por polvo, raspa prepararla guisada y grano, se formaban dos montones redondos, uno a cada lado del montón alargado. Se esperaba a que soplase el cierzo y comenzaba el aventado. Con unos avientos de madera de cuatro a cinco púas se lanzaba la mies al aire de forma que el grano cayera en la parte delantera del montón. La zona de grano depositada delante y a lo largo del montón se llamaba ''la sierra. ''Las mujeres ''escobeaban ''la ''sierra ''por encima retirando la paja qu
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