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El Viatico. Gure Jauna

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En Berastegi acompañaba al Viático el monaguillo y algún miembro significado de la familia. En ocasiones se incorporaba algún vecino. Al rito de la administración de los sacramentos asistían los miembros de la familia presentes y la ''etxekoandrea ''vecina.
 
 
En Bidegoian, hacia los años cincuenta, acompañaba al sacerdote el sacristán; más tarde un monaguillo. Los vecinos que habían sido avisados anteriormente aguardaban el paso del sacerdote y se unían a él acompañándole hasta la casa del moribundo. Algunos informantes recuerdan que después de la confesión, el sacerdote decía al enfermo si tenía algo de qué arrepentirse y si pedía perdón a las personas, familiares y vecinos, allí presentes.
En Elosua el sacristán acompañaba al sacerdote que, revestido con el roquete y la estola, llevaba el Viático. El sacristán iba con el farol, la campanilla y un morral con los óleos para la Unción, la estola, una cruz pequeña y el libro del ritual. Todos los de la casa, además de la primera vecina y algunos familiares, les esperaban en la puerta con velas encendidas. Cuando el sacerdote llegaba entraban en el domicilio guardando gran silencio porque «traían al Señor» / ''gure Jaunakin zetozen da. ''Mientras el cura confesaba al enfermo aguardaban fuera de la habitación; a continuación el sacerdote llamaba con los nudillos en la puerta y acudían con las velas encendidas permaneciendo de rodillas mientras el enfermo recibía el Viático.
En Ezkio un vecino del enfermo se encargaba [[ImageFile:Irudia9FIGURA.png|topRTENOTITLE_FIGURA]] Fig. 27. Paño de Viático. San Martín de Unx (N). [[ImageFile:Irudia10FIGURA.png|topRTENOTITLE_FIGURA]]
Fig. 28. Paño mortuorio. San Martín de Unx (N).En Ezkio un vecino del enfermo se encargaba de dar el aviso para que tocaran las campanas de agonía; el número de campanadas distinguía si se trataba de una mujer o de un hombre. El toque tenía lugar en el momento en que el sacerdote con el Viático salía de la iglesia acompañado del monaguillo. Este iba vestido de sotana roja y roquete blanco y llevaba en una mano una vela encendida y en la otra la campanilla que tocaba durante todo el trayecto. La gente mostraba gran respeto al oír la campanilla y al paso del Viático se arrodillaban.
En Hondarribia antes de partir el Viático, la campana grande de la parroquia tañía tres series de cinco campanadas, denominadas ''elizakoak. ''El sacerdote iba acompañado por el sacristán o por un monaguillo portando farol y campanilla y un grupo de hombres que llevaban cirios encendidos, los mismos que se utilizaban en la procesión de Semana Santa. En la zona rural, los vecinos salían a recibir al Viático con candelas.
En Telleriarte-Legazpia fue costumbre que el sacerdote, acompañado del sacristán, llevara el Viático por el ''elizbidea ''o ''korpuzbidea, ''camino que unía el caserío con la iglesia. A la administración de los últimos sacramentos, además de los familiares, asistían los vecinos que vivían cerca de la casa del agonizante.
''== El Viático en Bizkaia''==
En Zeanuri se tocaba la campana en el momento en que el sacerdote que llevaba el Viático salía de la iglesia. Le acompañaba cuando menos un monaguillo con una bolsa de cuero en bandolera, con los enseres necesarios para el rito además del farol y la campanilla, ''txiline, ''con mango de madera. Cuando el sacerdote acudía con el Viático a las casas próximas a la iglesia después de la misa le acompañaban los hombres y las mujeres que habían asistido a ella. Estos acompañamientos eran considerados como actos piadosos y meritorios.
Durante el trayecto los de las casas que daban al camino se arrodillaban ante sus puertas, así como los viandantes que se cruzaban con la comitiva. Cuando llegaban a la casa del enfermo, el monaguillo hacía sonar la campanilla varias veces. En el portal esperaba la señora de la casa arrodillada y con dos candelabros en sus manos; al llegar el sacerdote se levantaba y le conducía a la habitación del enfermo, donde colocaba los candelabros sobre la mesa que hacía de altar. A esta recepción del Viático acudían, además de los miembros de la familia, una persona de todas las casas de la vecindad, generalmente una mujer, portando candelas que encendían en el momento de entrar el sacerdote; luego, mientras el enfermo recibía la Comunión y la Extremaunción, permanecían arrodilladas en la sala contigua a la habitación del enfermo o en la misma habitación. La práctica de llevar el Viático con solemnidad externa, formando una pequeña procesión, perduró hasta 1970. Desde entonces el Viático se lleva a los enfermos en privado sin signos externos.
En Orozko al sacerdote que llevaba al enfermo los últimos sacramentos, le acompañaba el sacristán. Algunos miembros de la familia salían al camino a recibirle y recorrían juntos la última parte del trayecto. También los niños acompañaban al Viático durante una parte del recorrido: ''«Eleixakoak joit 'ebezen eta umiak abadea ekosi orduin eleixakoekaz, ba, bere osteien joaten gintzen, urrunera ez». ''Los vecinos al apercibirse de la llegada del sacerdote, acudían a la casa del enfermo con velas que encendían a la puerta del caserío para recibir al Viático. Se arrodillaban formando un pasillo; uno de ellos portando una luz precedía al sacerdote hasta la habitación del enfermo. A este rito asistían los familiares cercanos y los vecinos, siendo mayor el número de mujeres.
En Abadiano acudía a la casa del moribundo el sacerdote con el monaguillo. En el momento de la administración de los últimos sacramentos estaban presentes todos los de casa y, por lo menos, una persona de cada casa vecina, portando cada uno su vela.
En Bermeo, hasta la década de los años setenta, el Viático se llevaba con gran solemnidad desde la iglesia hasta la casa del agonizante, yendo el cura precedido por el sacristán u otro hombre que tocaba la campanilla.
En Busturia, cuando el Viático, ''Cure Jauna, ''se acercaba a la casa del enfermo, se salía a su encuentro ante el portal, portando todos candelas encendidas. En Carranza, por los años sesenta, acompañaban al cura que portaba el Viático dos monaguillos, uno llevaba un farol y el otro iba tocando la campanilla. Por lo general, una vez que salían de la iglesia hacia la casa del enfermo, las mujeres se iban sumando a la comitiva con velas encendidas en palmatorias. Tanto los familiares como los vecinos estaban presentes en la habitación del moribundo cuando éste recibía el Viático y la Extremaunción. Hoy en día el sacerdote acude sin acompañamiento.
En Durango, hasta la década de los años sesenta, cuando se iba a llevar el Viático a un enfermo se tocaban doce campanadas y si, además, se le administraba la Extremaunción se agregaban otros siete toques. El sacerdote llevaba sobre sus hombros el paño humeral con el que cubría el portaviáticos. Le acompañaban dos monaguillos, uno de ellos con un farol y el otro con una campana con mango de madera que hacía sonar de trecho en trecho. El sacristán iba junto al sacerdote cubriéndole con la umbela, que era una suerte de sombrilla roja. Al paso del Santísimo, todos se arrodillaban ''y ''los hombres se descubrían. Las mujeres que iban en la comitiva cubrían su cabeza con mantilla. Los familiares y los vecinos más próximos recibían al Viático en el portal con velas encendidas, bendecidas en el día de la Candelaria.
En Lezama acompañaba al Viático aquel familiar o vecino que había ido a avisar al cura. Actualmente el sacerdote se presenta en coche en la casa del enfermo.
''== El Viático en Alava''==
En Amézaga de Zuya, al paso del Viático, aquéllos que podían se integraban en la comitiva y acompañaban al Santísimo hasta la casa del enfermo permaneciendo allí mientras el sacerdote le daba la Comunión.
En Apodaca, al oír la campana del Viático, los vecinos próximos a la iglesia se unían al sacerdote que iba revestido de sobrepelliz y paño humeral llevando debajo el portaviáticos. Junto a él iban un monaguillo haciendo sonar una campanilla de gran tamaño y otro portando el farol. Si el Viático se llevaba después de misa, le acompañaban todos los asistentes a ella y, si pasaba delante de la escuela, salían a acompañarle el maestro y los niños mayores. Los vecinos más próximos solían esperar en la casa del enfermo. Durante el recorrido, las personas que se encontraban con la comitiva se arrodillaban hasta que pasara y paraban los carros que iban al trabajo. Cuando el Viático se llevaba de noche, únicamente le acompañaba la persona que había ido a dar el aviso al cura.
En Aramaio el sacerdote portaba el Viático revestido de roquete, estola y paño humeral; junto a él, dos monaguillos, uno con el farol y el otro tocando la campanilla, ''txiliñe. ''Los vecinos esperaban con velas encendidas en la casa del enfermo. Si era de noche o la casa estaba muy alejada, el acompañante era el mayordomo o el sacristán.
Si el enfermo pertenecía a la Cofradía de Ntra. Sra. de Ibabe, se le llevaba el Viático con especial solemnidad: acompañaban al Santísimo, además del sacristán y el acólito revestido, «cuatro cofrades hombres ''y ''cuatro cofrades mujeres, todos ellos con hachas y velas encendidas de la misma Cofradía» 13<ref> Libro II de Actas de la Cofradía de la Inmaculada Concepción de N.<sup>a</sup> Sra. de Ibabe. 7 de Septbre. de 1922, pp. 89-99.</ref>.
En Artziniega el sacerdote salía de la iglesia revestido y todo el pueblo acompañaba al Viático hasta la casa del enfermo. Los informantes indican que esta participación «estaba muy bien considerada porque era una reconciliación del agonizante con sus vecinos y de éstos con él, ya que durante la ceremonia una de las preguntas que hacía el sacerdote al moribundo era: ¿Perdonas a los que te han ofendido?. Luego preguntaba a los presentes: ¿Y vosotros, perdonáis a...? (diciendo el nombre del enfermo). A lo que todos respondían: Sí, le perdono».
En Bernedo todo el que podía acompañaba al sacerdote a llevar el Viático al enfermo. Para anunciarlo a la gente se hacía un toque de campana continuado. El monaguillo iba junto al sacerdote con un farol de velas encendidas y tañendo una campanilla durante el recorrido por las calles hasta llegar a la casa del enfermo. Había gente que se agregaba a esta procesión silenciosa, uniéndose a la oración por el enfermo. Los demás, a su paso, se arrodillaban o se quitaban la boina e inclinaban la cabeza.
<sup>'''13'''</sup> Libro II de Actas de la Cofradía de la Inmaculada Concepción de N.a Sra. de Ibabe. 7 de Septbre. de 1922, pp. 89-99.[[ImageFile:FIGURA.png|thumb|L 1T UAL '''PA!r''' '''AC31[I\1ST'1111á Al LOS ENFERMOS;''' '''EL SUMO V IATICO''' a" '''EY'!'REii:1I,FNCIOY :''' '''á que se aŕiadc el orden de encomendar Pi''' '''alma. sacado'''fiellnente..d~~l romano. '''MADRID:''' '''DE IMPRESORES Y LIBREROS DEI.. REI(e42''' '''1843.'''RTENOTITLE_FIGURA]]'''Fig. 29.'''
'''En Berganzo, cuando pasaba el Viático, la''' '''gente se arrodillaba, agachaba la cabeza en señal de reverencia al Señor y los hombres se quitaban la boina. Era muy normal que todos los''' '''vecinos asistiesen al rito de la administración de''' '''los últimos sacramentos. Si el agonizante conservaba el conocimiento pedía perdón a los presentes diciendo: «¿Me perdonáis si he cometido''' '''alguna falta?».'''
 
 
 
'''En Gamboa el sacerdote era acompañado por''' '''uno o dos monaguillos que tocaban la campanilla para avisar al vecindario del paso del Viático.''' '''Los que se encontraban con el Santísimo se''' '''arrodillaban, se quitaban la boina y hacían la''' '''señal de la cruz. Aquellas personas que podían''' '''acompañaban al Viático en procesión silenciosa''' '''hasta la casa del enfermo y, en casos, hasta la''' '''misma habitación; si allí no había sitio, se quedaban en el pasillo o en el portal.'''
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