Cambios

Saltar a: navegación, buscar

El Viatico. Gure Jauna

78 bytes eliminados, 09:08 1 feb 2019
El Viático en Alava
En Bernedo todo el que podía acompañaba al sacerdote a llevar el Viático al enfermo. Para anunciarlo a la gente se hacía un toque de campana continuado. El monaguillo iba junto al sacerdote con un farol de velas encendidas y tañendo una campanilla durante el recorrido por las calles hasta llegar a la casa del enfermo. Había gente que se agregaba a esta procesión silenciosa, uniéndose a la oración por el enfermo. Los demás, a su paso, se arrodillaban o se quitaban la boina e inclinaban la cabeza.
 
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
En Berganzo, cuando pasaba el Viático, la gente se arrodillaba, agachaba la cabeza en señal de reverencia al Señor y los hombres se quitaban la boina. Era muy normal que todos los vecinos asistiesen al rito de la administración de los últimos sacramentos. Si el agonizante conservaba el conocimiento pedía perdón a los presentes diciendo: «¿Me perdonáis si he cometido alguna falta?».
En Salcedo el sacerdote iba acompañado de los monaguillos que portaban un farol y la campanilla. Al Viático le esperaban en la casa del enfermo los familiares y vecinos próximos.
 
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
En Salvatierra, cuando la campana de la iglesia a la que pertenecía el enfermo tocaba dieciocho campanadas seguidas y espaciadas, los familiares del enfermo y numerosos vecinos acudían a la iglesia. El sacerdote revestido con sobrepelliz, estola y paño humeral accedía al altar y después de rezar el ''Confiteor ''abría el Sagrario, tomaba el copón, lo envolvía con el paño humeral que pendía de sus hombros y se ponía en marcha camino de la casa del enfermo rezando con voz apenas perceptible. Le acompañaba el sacristán que, en una mano llevaba un farol grande con dos velas encendidas y en la otra, una campanilla de gran tamaño que hacía sonar a intervalos. Le seguían los familiares y aquéllos que habían acudido a la llamada, normalmente uno de cada casa. Si era hora de trabajo acudían sobre todo mujeres. Todos llevaban velas encendidas. Los familiares y acompañantes seguían al sacerdote hasta la habitación del enfermo; los demás se quedaban arrodillados en los pasillos o en la escalera y desde allí contestaban a las preces en favor del enfermo. El regreso a la iglesia se hacía de la misma manera. El acto finalizaba con la bendición con el Santísimo. Cuando el Viático se administraba después del toque de oración de la noche, se llevaba sin solemnidad.
127 728
ediciones