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En Pipaón (A) es ya un juego olvidado. Tomaban parte en él cuantos quisieran pero siempre repartidos en dos equipos con idéntico número de componentes. Con palos, o pintado en la pared, formaban un cuadrado semejante a una portería. Para determinar qué bando iniciaba la partida, tiraba el ''pilocho'' un jugador de cada equipo y comenzaba aquél cuyo componente lo arrojase más lejos.
El primero en jugar tomaba con una mano la ''manilla'' y con otra el ''pilocho'' y lo golpeaba para que saliese disparado. Si los miembros del equipo contrario conseguían atraparlo con las manos o con alguna prenda pasaba a lanzar otro tirador. Si caía al suelo, uno de estos jugadores lanzaba el ''pilocho'' hacia la portería. Si entraba, se tenía que retirar el primer lanzador. Si no acertaba y quedaba fuera, el tirador que lo había lanzado en primer lugar podía darle tres envites o golpes con la ''manilla'' en la punta más levantada, alejándolo lo más posible.
A continuación se procedía a medir con la ''manilla'' la distancia que separaba la portería del lugar donde había caído el ''pilocho''. El equipo que alcanzase la cantidad estipulada con anterioridad al inicio del juego, ganaba.
En Salvatierra (A) jugaban por separado niños y niñas. Se practicaba al final del invierno y durante la Cuaresma en las plazas y lugares espaciosos. Llamaban ''calderón'' al lugar donde se golpeaba al ''gambocho'', bien un árbol, una determinada piedra o un cuadro marcado en una pared.
Se echa a suertes qué bando inicia el juego. Un miembro del equipo que abre la partida se sitúa junto al ''calderón''. Mantiene bien agarrado el garrote con una mano y con la otra el ''gambocho''. Lo echa al aire y antes de que caiga al suelo lo golpea intentando lanzarlo a la mayor distancia posible y a donde no consigan atraparlo los contrarios, pues éstos tratan de recogerlo antes de que toque tierra empleando para ello la chaqueta o la blusa.
Un componente de este equipo lo recoge y lanzándolo, casi siempre a boleo, trata de atinar al ''calderón''. Si lo consigue gana y se produce el cambio de bando para el saque. Pero si no lo logra porque el que tiene el garrote golpea al ''gambocho'' en el aire o bien porque yerra, prosigue el juego. A donde ha caído se dirige el lanzador y allí, en el suelo, lo golpea en cualquiera de sus puntas para alejarlo lo más posible del ''calderón''. Tiene para ello tres oportunidades o las acordadas.
A continuación se procede a la medición. Se cuentan tres largos con el garrote y se considera como uno, diciendo: «Un, dos, tres para uno» y así sucesivamente hasta el ''calderón''. Después se vuelve a sacar. El bando que consigue sumar el número de tantos acordado es el vencedor.
El primero Serafín Argaiz Santelices<ref>Serafin ARGAIZ SANTELICES. “Los juegos infantiles en jugar tomaba con una mano la Navarra” in ''manilla Vida Vasca''y , XXXIII (1956) pp. 161-163.</ref> detalla una versión de «El irulario» similar a las anteriores. De ella cuenta que intervienen dos participantes de tal modo que uno se sitúa en el interior de un círculo trazado con otra el ''pilocho palo y ''cuyo radio es igual a la longitud del brazo de quien lo golpeaba para que saliese disparadotraza más la del palo. Si los miembros del equipo contrario conseguían atraparlo El otro jugador es nómada y se coloca de acuerdo con las manos o con alguna prenda pasaba a lanzar otro tiradorincidencias del juego. Si caía al sueloEl primero lanza fuertemente una pequeña pieza de madera aguzada en sus extremos para ser recogida por el contrincante, uno quien trata de estos jugadores lanzaba el ''pilocho ''hacia la porteríaecharla al interior del círculo. Si entrabaCuando esto sucede, se tenía que retirar el primer lanzadorpermutan los puestos. Si Mientras no acertaba y quedaba fuerase logre, se repite el tirador lanzamiento con una modalidad nueva cual es la de elevarlo golpeando uno de los extremos afilados para que lo había lanzado brinque y atizarle en primer lugar podía darle el aire un buen golpe. Esta operación se repite tres envites o golpes con la veces, y por ello el nombre euskérico, ''manilla irulario''en la punta más levantada, alejándolo lo más posibledel juego.
A continuación se procedía a medir con la José Joaquín de Arazuri<ref>José Joaquín ARAZURI. ''manilla Pamplona estrena siglo''. Pamplona, 1980, pp. 17-19.</ref> recoge una versión más de este entretenimiento conocido en Pamplona (N) también como «El irulario». Señala que era el rey de los juegos de la distancia calle y supone que adquirió supremacía sobre los otros por tratarse de una modalidad que, a través de los años, fue prohibida por el riesgo para los peatones. Esto indudablemente estimulaba a los mocetes a practicarlo, ya que separaba la portería al placer del juego se añadía el del riesgo de caer en manos del ''ja'', como se llamaba al guardia municipal.
lugar donde había caído el ''pilocho. ''El equipo que alcanzase la cantidad estipulada con anterioridad al inicio del juego, ganaba.
En Salvatierra (A) jugaban por separado niños y niñas. Se practicaba al final del invierno y durante la Cuaresma en las plazas y lugares espaciosos. Llamaban ''calderón ''al lugar donde se golpeaba al ''gambocho, ''bien un árbol, una determinada piedra o un cuadro marcado en una pared.
Se echa a suertes qué bando inicia el juego.
Un miembro del equipo que abre la partida se sitúa junto al ''calderón. ''Mantiene bien agarrado el garrote con una mano y con la otra el ''gambocho. ''Lo echa al aire y antes de que caiga al suelo
lo golpea intentando lanzarlo a la mayor distancia posible y a donde no consigan atraparlo los contrarios, pues éstos tratan de recogerlo antes de que toque tierra empleando para ello la chaqueta o la blusa.
Un componente de este equipo lo recoge y lanzándolo, casi siempre a boleo, trata de atinar al ''calderón. ''Si lo consigue gana ''y ''se produce el cambio de bando para el saque. Pero si no lo logra porque el que tiene el garrote golpea al
''gambocho ''en el aire o bien porque yerra, prosigue el juego. A donde ha caído se dirige el lan-
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Fig. 134. Repeliendo el ataque. Laguardia (A), 1986.
 
zador ''y ''allí, en el suelo, lo golpea en cualquiera de sus puntas para alejarlo lo más posible del ''calderón. ''Tiene para ello tres oportunidades o
 
las acordadas.
 
A continuación se procede a la medición. Se cuentan tres largos con el garrote y se copsidera como uno, diciendo: «Un, dos, tres para uno» y así sucesivamente hasta el ''calderón. ''Después se vuelve a sacar. El bando que consigue sumar el número de tantos acordado es el vencedor.
 
Serafín Argaiz Santelicess <sup>42 </sup>detalla una versión de «El irulario» similar a las anteriores. De ella cuenta que intervienen dos participantes de tal modo que uno se sitúa en el interior de un círculo trazado con el palo y cuyo radio es igual a la longitud del brazo de quien lo traza más la del palo. El otro jugador es nómada y se coloca de acuerdo con las incidencias del juego. El primero lanza fuertemente una pequeña pieza de madera aguzada en sus extremos para ser recogida por el contrincante, quien trata de echarla
 
 
<sup>s42 </sup>Serafín ARGAIZ SANTELICES. «Los juegos infantiles en Navarra» in ''Vida Vasca, ''XXXIII (1956) pp. 161-163.
 
 
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|| JUEGOS INFANTILES EN VASCONIA
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al interior del círculo. Cuando esto sucede, se permutan los puestos. Mientras no se logre, se repite el lanzamiento con una modalidad nueva cual es la de elevarlo golpeando uno de los extremos afilados para que brinque y atizarle en el aire un buen golpe. Esta operación se repite tres veces, y por ello el nombre euskérico, ''irulario, ''del juego. <sub>s4s </sub>
 
José Joaquín de Arazuri recoge una versión más de este entretenimiento conocido en Pamplona (N) también como «El irulario». Señala que era el rey de los juegos de la calle y supone que adquirió supremacía sobre los otros por tratarse de una modalidad que, a través de los años, fue prohibida por el riesgo para los peatones. Esto indudablemente estimulaba a los mocetes a practicarlo, ya que al placer del juego se añadía el del riesgo de caer en manos del ''ja, ''como se llamaba al guardia municipal.
El juego lo practicaban entre dos, aunque en ocasiones eran varios los que tomaban parte indirectamente ayudando al que la ''paraba ''y esperando turno para intervenir en el juego.
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