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Las canicas

38 bytes eliminados, 08:04 15 may 2019
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Esta versión es la que jugaron los niños nacidos en esta localidad navarra en torno a 1930-35. Los nacidos entre 1955 y 1965-70 practicaron esta otra: Primeramente se establecía el orden de participación con una tirada previa de aproximación al ''gua''. El más cercano iniciaba el juego. Atacaba al ''bolo'' más próximo y luego a los demás para ir eliminándolos. El primer golpe se llamaba ''chiva'', el segundo ''pie'', el tercero ''tute'' y a continuación debía hacer ''gua'', es decir, volver al hoyo.
Tras el golpe llamado ''pie'' se procedía a introducir el pie entre ambos ''bolos'', demostrando así que cabía y tomando por bueno el golpe. Si la separación era menor se decía: «¡no cabe!», y proseguía el juego otro compañero. Si entraba muy justo, el interesado pedía presuroso: «¡como quiero p'a descalzar!», adelantándose al contrario, que tenía potestad para prohibirle quitarse el zapato y así demostrar que el pie entraba más holgado.
Si en el golpe ''pie'' se lanzaba muy lejos la canica del contrario, el jugador se podía ''plantar'', dejando el ''bolo'' donde quisiera, pero generalmente en las proximidades del ''gua'' por si un golpe casual de otro ''bolo'' le llevaba al hoyo. Si un jugador metía por error el ''bolo'' de un contrincante en el ''gua'', tenía tres oportunidades para sacarlo a disparos y si no lo conseguía quedaba eliminado.
Si tras el ''tute'' la canica quedaba muy alejada del ''gua'' se podía golpear la de un contrario para aproximarse, recibiendo esta fase el nombre de ''retute'', pero ello obligaba a recomenzar los pasos anteriores, es decir, a repetir ''chiva, pie, tute'' de nuevo y ''gua''. El mismo proceso debía seguirse en el caso de pegar tras el ''tute'' a otro ''bolo'' por error o casualidad.
Se empleaban otras expresiones como «¡limpio!» y «¡sucio!». Si la canica quedaba detrás de una piedra había que adelantarse al compañero gritando «¡limpio!» para poderla quitar ya que si el otro se daba más prisa en chillar «¡sucio!», el terreno de juego quedaba tal cual. «Encalar» era meter el ''bolo'' en el ''gua'' de pura chiripa, desde lejos y sin tocar tierra. Por último, jugar «a la remangutia» o «a la remanguera» era hacerlo adelantándose al lugar desde donde debía sacarse. No estaba permitido.
En Aoiz (N) se establecía el turno de participación en este juego por medio de dos procedimientos. Uno consistía en arrojar cada niño su canica hacia el ''gua'' desde la raya de lanzamiento situada a unos tres metros de distancia. El que la introducía o el que más se aproximaba era el primero en iniciar la partida. Los restantes tiraban según el grado de acercamiento.
Otra forma de determinar el turno era posar una canica en el suelo y que los niños lanzasen las suyas de modo que el que la golpease, o en su defecto, el que más se acercase, era el primero en jugar. El orden de los siguientes dependía de la distancia a la que dejasen sus respectivas canicas.
Ya establecido el turno se iniciaba el juego. Los participantes lanzaban su canica hacia el ''gua''. Una vez lo habían hecho todos, el primero medía un palmo a partir de la suya y en dirección a la más próxima diciendo ''chiva''. Si le pegaba, medía otro palmo para tratar de dar de nuevo a la misma canica, esta vez diciendo ''chivica''. Otro palmo y le correspondía ''buen pie'', para lo cual tenía que comprobar que le cupiese su pie entre ambas canicas. Un palmo más y ''tute'', a continuación y de igual forma ''matute'', y por fin otro palmo y la lanzaba hacia el ''gua''.
Si fallaba, entraban a jugar el segundo y tercer niños. Iniciaba el ataque el segundo y podía golpear la ''chiva'' del primero o la del tercero, según lo que juzgase más conveniente. Si «hacía mala» pasaba a jugar el tercero y así sucesivamente. El que lograba efectuar la totalidad de los pasos sin fallar y además introducía su canica en el ''gua'' era el ganador. El beneficio que obtenía dependía de lo apostado, normalmente las mismas ''chivas''.
En Allo (N) consideraban como número ideal para participar en este juego el de cuatro o cinco niños. Todos tiraban desde el mismo punto intentando meter su ''colpón'' en el hoyo o ''gua''. El primero en conseguirlo era también el primero en jugar.
La fase siguiente consistía en golpear con el propio ''colpón'' uno de los pertenecientes a los contrarios, propinándole los siguientes golpes y sin fallar: ''chivica'', las reglas del juego permitían tomarse una ventaja de un palmó de aproximación entre ambos ''colpones''; ''buen pie'', después del golpe los dos ''colpones'' tenían que quedar a una distancia superior a un pie y cuatro dedos; ''tute, retute'' y ''gua''. Tras los cuatro golpes anteriores, el jugador metía su ''colpón'' en el ''gua'', completando la partida y cobrándose la canica del contrario como trofeo. Después atacaba a la de un tercero, pero si fallaba dejaba su turno al jugador siguiente de acuerdo con el orden de aproximación en la tirada inicial al ''gua''.
Tras el golpe llamado ''pie ''se procedía a introducir el pie entre ambos ''bolos, ''demostrando así que cabía y tomando por bueno el golpe. Si la separación era menor se decía: «¡no cabe!», y proseguía el juego otro compañero. Si entraba muy justo, el interesado pedía presuroso: «¡como quiero p'a descalzar!», adelantándose al contrario, que tenía potestad para prohibirle quitarse el zapato y así demostrar que el pie entraba más holgado.
 
Si en el golpe ''pie ''se lanzaba muy lejos la canica del contrario, el jugador se podía ''plantar, ''dejando el ''bolo ''donde quisiera, pero generalmente en las proximidades del ''gua ''por si un golpe casual de otro ''bolo ''le llevaba al hoyo. Si un jugador metía por error el ''bolo ''de un contrincante en el ''gua, ''tenía tres oportunidades para sacarlo a disparos y si no lo conseguía quedaba eliminado.
 
Si tras el ''tute ''la canica quedaba muy alejada del ''gua ''se podía golpear la de un contrario para aproximarse, recibiendo esta fase el nombre de ''retute, ''pero ello obligaba a recomenzar los pasos anteriores, es decir, a repetir ''chiva, pie, tute ''de nuevo y ''gua. ''El mismo proceso debía seguirse en el caso de pegar tras el ''tute ''a otro ''bolo ''por error o casualidad.
 
Se empleaban otras expresiones como «¡limpio!» y «¡sucio!». Si la canica quedaba detrás de una piedra había que adelantarse al compañero gritando «¡limpio!» para poderla quitar ya que si el otro se daba más prisa en chillar «¡sucio!», el terreno de juego quedaba tal cual. «Encalar» era meter el ''bolo ''en el ''gua ''de pura chiripa, desde lejos y sin tocar tierra. Por último, jugar «a la remangutia» o «a la remanguera» era hacerlo adelantándose al lugar desde donde debía sacarse. No estaba permitido.
 
En Aoiz (N) se establecía el turno de participación en este juego por medio de dos procedimientos. Uno consistía en arrojar cada niño su canica hacia el ''gua ''desde la raya de lanzamiento situada a unos tres metros de distancia. El que la introducía o el que más se aproximaba era el primero en iniciar la partida. Los restantes tiraban según el grado de acercamiento.
 
Otra forma de determinar el turno era posar una canica en el suelo y que los niños lanzasen las suyas de modo que el que la golpease, o en su defecto, el que más se acercase, era el primero en jugar. El orden de los siguientes dependía de la distancia a la que dejasen sus respectivas canicas.
Ya establecido el turno se iniciaba el juego. Los participantes lanzaban su canica hacia el ''gua. ''Una vez lo habían hecho todos, el primero medía un palmo a partir de la suya y en dirección a la más próxima diciendo ''chiva. ''Si le pegaba, medía otro palmo para tratar de dar de nuevo a la misma canica, esta vez diciendo ''chivica. ''Otro palmo y le correspondía ''buen pie, ''para lo cual tenía que comprobar que le cupiese su pie entre ambas canicas. Un palmo más y ''tute, ''a continuación y de igual forma ''matute, ''y por fin otro palmo y la lanzaba hacia el ''gua. ''
Si fallaba, entraban a jugar el segundo y tercer niños. Iniciaba el ataque el segundo y podía golpear la ''chiva ''del primero o la del tercero, según lo que juzgase más conveniente. Si «hacía mala» pasaba a jugar el tercero y así sucesivamente. El que lograba efectuar la totalidad de los pasos sin fallar y además introducía su canica en el ''gua ''era el ganador. El beneficio que obtenía dependía de lo apostado, normalmente las mismas ''chivas. ''
En Allo (N) consideraban como número ideal para participar en este juego el de cuatro o cinco niños. Todos tiraban desde el mismo punto intentando meter su ''colpón ''en el hoyo o ''gua. ''El primero en conseguirlo era también el primero en jugar.
La fase siguiente consistía en golpear con el propio ''colpón ''uno de los pertenecientes a los contrarios, propinándole los siguientes golpes y
sin fallar: ''chivica, ''las reglas del juego permitían tomarse una ventaja de un palmó de aproximación entre ambos ''capones ''; ''buen pie, ''después del golpe los dos ''capones ''tenían que quedar a una distancia superior a un pie y cuatro dedos; ''tute, retute y gua. ''Tras los cuatro golpes anteriores, el jugador metía su ''colpón ''en el ''gua, ''completando la partida y cobrándose la canica del contrario como trofeo. Después atacaba a la de un tercero, pero si fallaba dejaba su turno al jugador siguiente de acuerdo con el orden de aproximación en la tirada inicial al ''gua. ''429
JUEGOS INFANTILES EN VASCONIA En Eugi (N) los jugadores se colocaban a cierta distancia del ''gua ''y lanzando su canica trataban de meterla en el mismo. El que lo conseguía tenía derecho a ''palmo, ''lo cual significaba que podía adelantar la canica un palmo. Se colocaba en el borde del agujero y apuntaba con su canica a la más cercana, a la cual golpeaba varias veces mientras decía: «chiva, chivica, buen pie, tute, retute y matute». Al llegar a ''buen pie ''era obligatorio que la distancia entre las dos canas fuera de un pie.
Al concluir esta serie de golpes debía conseguir meter de nuevo su canica al ''gua. ''Si lo lograba se declaraba ganador y recibía como premio las canicas de sus contrincantes. Si perdía en cualquiera de estas fases tomaba la iniciativa el segundo jugador. En la siguiente ronda, cada participante comenzaba donde hubiera fallado la última vez. No se permitían las ''carambolas, ''esto es, que una canica golpeara a otra de rebote; si un jugador efectuaba tres carambolas «iba a la calle».
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