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La relacion de la casa con el suelo

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La naturaleza del suelo o lo que es lo mismo, la presencia o no de sustrato rocoso y el tipo de roca que lo compone, determina la estructura de los cimientos y en ocasiones de las propias paredes. Esto es así debido a que los edificios se han levantado tradicionalmente con los materiales disponibles en el entorno. Eso ha condicionado no sólo las paredes sino también otros componentes de la construcción como las tejas, los ladrillos o el adobe, en este caso en las zonas donde se ha utilizado. Además ha ejercido su influencia la orografía o la presencia de agua en el subsuelo. Debe tenerse en cuenta igualmente la costumbre generalizada de edificar en las zonas de ribera y a menudo en el margen de los ríos de tal modo que una de las paredes arranque del mismo lecho.
[[File:FIGURA2.26 Caserio asentado en ladera rocosa. Gautegiz-Arteaga (B) 2011.jpg|frame|Caserío asentado en ladera rocosa. Gautegiz-Arteaga (B), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
En Abezia (A) aseguran que el primer factor a tener en cuenta a la hora de construir una casa era determinar el tipo de suelo sobre el que se iba a asentar. En esta población no se planteaban excesivos problemas para preparar los cimientos dado que se trataba de un suelo pedregoso. En otras zonas, sin embargo, tenían que excavar hasta encontrar un sustrato arcilloso.
Un caso particular lo representan las cuevas y no sólo por el hecho de estar excavadas en el suelo sino porque para ello se necesita un sustrato consistente pero a la vez no tan duro que fuese imposible de horadar por métodos manuales, que fueron los utilizados cuando se abrieron en poblaciones del sur de Navarra, como Valtierra. En esta población juzgan que las cuevas estaban más en consonancia con la naturaleza del suelo, del clima y del entorno que las mismas casas, puesto que formaban parte de ellos. Mantienen además una temperatura más homogénea que las casas, caliente en invierno y fresca en verano.
[[File:FIGURA2.png27 Antiguo pozo de una casa de Melida (N) 1997.JPG|RTENOTITLE_FIGURAframe|Antiguo pozo de una casa de Mélida (N), 1997. Fuente: M.ª Luisa García, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En las edificaciones actuales, sobre todo de pisos, se excava profundizando lo suficiente como para construir una o varias plantas bajo la superficie del suelo. Es una tendencia generalizada.
En Allo (N) las casas se asientan sobre suelos más o menos homogéneos, integrados por materiales de areniscas y margas arcillosas, nunca sobre roca. De ellos aflora con bastante facilidad el agua pues tan sólo hay que profundizar unos metros y ya aparecen manantiales. Esto permite que muchas casas tengan o tuvieran en su día un pozo para el suministro doméstico de agua. Pero como contrapartida se filtraba a veces a las bodegas, construidas subterráneamente, hasta llegar a inundarlas, siendo preciso en estos casos achicarla con motobombas. Además la humedad se extendía a los pisos superiores. Para cortar este mal de raíz, en los últimos años muchas bodegas han sido rellenadas con escombro, por carecer ya de utilidad; aunque algunos caprichosos hayan preferido conservarlas tras someterlas a algún tipo de saneamiento.
[[File:FIGURA2.png28 Grietas debidas al subsuelo con vias de agua. Valtierra (N) 2001.JPG|frame|RTENOTITLE_FIGURAGrietas debidas al subsuelo con vías de agua. Valtierra (N), 2001. Fuente: Daniel Miranda, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Aoiz (N) existen aguas freáticas a causa de un río que corre por debajo del núcleo urbano y de varios manantiales subterráneos. Esto provoca grandes problemas en el momento de la construcción de una casa. Antiguamente debieron tener las mismas dificultades ya que al excavar en antiguos solares se puede apreciar que aunque las paredes fuesen en parte de adobe, los cimientos eran de sillares de piedra consistentes, posiblemente para evitar que resultasen erosionados o desplazados por el agua. En todas las casas había un pozo en la parte baja, en la bajera o cuadra, abierto en el propio suelo.
En la zona baja de Astigarraga (G) se encuentra la vega del Urumea, un terreno llano y muy fértil de bastante profundidad que se extiende hasta el centro de la población. Esta naturaleza del suelo, llano y extenso, ha posibilitado que las casas puedan levantarse agrupadas y alineadas unas junto a otras y con profundas cimentaciones en un terreno aluvial formado por sedimentos del río. El hecho de que las casas de esta zona estén situadas en la ribera les hace ser un lugar de frecuentes inundaciones, contra las que las mismas no muestran en su construcción defensa alguna, de hecho, algunas están a un nivel más bajo que el suelo de la calle. Las casas localizadas en altura están asentadas en las faldas del monte, son más bajas y anchas que las de la zona baja y aparecen más dispersas que ellas pues la desigual orografía de la montaña condiciona su ubicación.
[[File:FIGURA2.29 Molino junto al rio Arratia. Zeanuri (B) 1980.jpg|frame|Molino junto al río Arratia. Zeanuri (B), 1980. Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
== Aprovechamiento de los materiales del suelo ==
En Zerain (G) el caserío se adapta a la pendiente natural para conseguir la entrada a dos alturas, planta baja y camarote. En Oñati (G) las casas edificadas en laderas tienen el acceso al camarote de manera adecuada.
[[File:FIGURA2.30 Caserio en ladera. Elosua (G) 2011.jpg|frame|Caserío en ladera. Elosua (G), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.png|RTENOTITLE_FIGURAclass=nofilter]]
En Artajona (N) el desnivel del terreno determina en gran parte la disposición de las dependencias bajeras. Normalmente se aprovecha la zona más baja para construir la bodega con menor esfuerzo de desmonte. A veces el desnivel es tan pronunciado que permite tener la puerta principal en una calle y entrar al primer piso por otra situada en distinta calle. En algunos casos se ha habilitado en la planta baja una cuadra-gallinero.
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