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== Plagas ==
Desde entonces, a partir de que el grano empieza a tomar color (''enverar ''en Obanos-N) en torno a junio, y durante el verano, en torno a Santiago, siempre hay que tener la caldera (sulfatadora) preparada<ref>En el envero el fruto de la uva pierde el color verde y cambia a tonos rojos-negros en las variedades tintas. En las variedades blancas toman un color amarillo o translúcido.</ref>. Hacia el 21 de junio en Obanos dan a la vid un tratamiento con azufre en polvo aprovechando el pequeño ''aguazón ''(rocío del verano) del amanecer, en día sin viento, para combatir el mildeo (mildiu) y el oídio, y se vuelve a aplicar el tratamiento a principios y mediados del mes siguiente, “y si se ponen amarillas las parras se da un tratamiento contra la clorosis, lo que se debe a un exceso de cal en el terreno”, y el 24 de julio se pasa de nuevo la grada (a esta segunda pasada llaman en la zona alavesa de Berganzo ''binar''). Las tormentas de agosto seguidas de calor son los mejores aliados para la propagación de las plagas. Por eso, después de llover, y si el tiempo está calmado, conviene echarse al hombro la sulfatadora para luchar contra ellas. De nuevo en Obanos (N) se aplicará, por san Lorenzo (día 10) y el 1 de septiembre, un tratamiento contra mildiu, oídio y botritis<ref>Enfermedad producida por un hongo que se manifiesta en forma de micelio esponjoso gris oscuro a causa de la podredumbre de la base de los tallos, y en brotes, hojas, flores y frutos. Infecta penetrando las esporas por heridas causadas por insectos, granizo o rozaduras. Las condiciones óptimas para su desarrollo son temperaturas suaves y humedad alta.</ref>.
Otro peligro de la viña viene ocasionado por los pájaros, muy tendentes a comer los granos cuando están dulces<ref>Los espantapájaros se tratan en otro capítulo de esta obra.</ref>. Lo habitual para espantarlos ha sido plantar en las viñas algunos espantapájaros que eran de uso generalizado en las viñas. En San Martín de Unx (N) los conocen como ''espantajos ''para ''esburriar ''(espantar) a los gorriones, malvices y tordos. Estos espantajos, sin embargo, nada pueden hacer contra la voracidad de los jabalíes, para los que no hay otro remedio que la caza mediante escopeta. En San Martín se ha recurrido a otros procedimientos para ahuyentar a los pájaros, como atar un saco de plástico a un palo hincado en tierra de modo que el roce por el viento haga su efecto amedrentador o el de botes de conserva atados a un palo para que su tintineo sirva al mismo propósito, incluso tiras de papel de aluminio (''platas'') suspendidas de cuerdas confiando su efecto al reflejo y tintineo. En Obanos (N) han llegado a colocarse en algunas viñas grabaciones sonoras con cantos de aves rapaces con la misma intención.
 Desde entonces, a partir de que el grano empieza a tomar color (''enverar ''en Obanos-N) en torno a junio, y durante el verano, en torno a Santiago, siempre hay que tener la caldera (sulfatadora) preparada[[#ftn21|[21]]]. Hacia el 21 de junio en Obanos dan a la vid un tratamiento con azufre en polvo aprovechando el pequeño ''aguazón ''(rocío del verano) del amanecer, en día sin viento, para combatir el mildeo (mildiu) y el oídio, y se vuelve a aplicar el tratamiento a principios y mediados del mes siguiente, “y si se ponen amarillas las parras se da un tratamiento contra la clorosis, lo que se debe a un exceso de cal en el terreno”, y el 24 de julio se pasa de nuevo la grada (a esta segunda pasada llaman en la zona alavesa de Berganzo ''binar''). Las tormentas de agosto seguidas de calor son los mejores aliados para la propagación de las plagas. Por eso, después de llover, y si el tiempo está calmado, conviene echarse al hombro la sulfatadora para luchar contra ellas. De nuevo en Obanos (N) se aplicará, por san Lorenzo (día 10) y el 1 de septiembre, un tratamiento contra mildiu, oídio y botritis[[#ftn22|[22]]].  Otro peligro de la viña viene ocasionado por los pájaros, muy tendentes a comer los granos cuando están dulces[[#ftn23|[23]]]. Lo habitual para espantarlos ha sido plantar en las viñas algunos espantapájaros que eran de uso generalizado en las viñas. En San Martín de Unx (N) los conocen como ''espantajos ''para ''esburriar ''(espantar) a los gorriones, malvices y tordos. Estos espantajos, sin embargo, nada pueden hacer contra la voracidad de los jabalíes, para los que no hay otro remedio que la caza mediante escopeta. En San Martín se ha recurrido a otros procedimientos para ahuyentar a los pájaros, como atar un saco de plástico a un palo hincado en tierra de modo que el roce por el viento haga su efecto amedrentador o el de botes de conserva atados a un palo para que su tintineo sirva al mismo propósito, incluso tiras de papel de aluminio (''platas'') suspendidas de cuerdas confiando su efecto al reflejo y tintineo. En Obanos (N) han llegado a colocarse en algunas viñas grabaciones sonoras con cantos de aves rapaces con la misma intención. Cuando los tratamientos científicos no daban el resultado esperado, en otras épocas se recurría, como en Mendavia (N), a llevar dos robos de trigo al santuario de San Gregorio en Sorlada (N), donde celebraba misa el cura de la parroquia, traía agua bendita para rociar los campos y colocaba pequeñas cruces en las heredades. Cuando el problema era grave se recurría a pedir la cabeza del santo o a suplicar ayuda en santuarios afamados y lejanos, de los que venía un conjurador[[#ftn24|[24]]]<ref>María Inés SÁINZ. “Etnografía histórica de Mendavia: la agricultura (IV)” in CEEN, XXXVI (2004) pp. 279-327.</ref>.
Durante la época de maduración del fruto solían nombrarse guardas especiales. Numerosas ordenanzas municipales de los siglos XVI y XVII prohibieron a personas y perros el acceso a las viñas durante esos meses, siendo costumbre de la Cuenca de Pamplona y zonas próximas (por ejemplo Obanos) colocar en cerros dominantes ramas de árbol u otras señales, denominadas ''kapana'', para recordar la prohibición.
== Otras tareas ==
Durante los meses de agosto y septiembre solo hay que esperar a recoger la cosecha. Los granos van pintando, engordando, concentrando azúcares y disminuyendo ácidos, y la única tarea pendiente es ''levantar uvas ''(retirar la tierra bajo los racimos que están en contacto con el suelo, evitando así que la humedad de la tierra a causa de las tormentas pudra los granos). Mientras, solo cabe mirar al cielo deseando que no caiga piedra y que destruya la cosecha. “No queda otra solución que rezar para que esto no suceda”, afirma un informante artajonés. A la vid le conviene en este momento la estabilidad climática, que no se produzcan cambios bruscos de frío a calor ni al revés que frenen o aceleren el proceso de maduración.
Otras operaciones especiales eran ''destoconar ''o quitar las partes secas y muertas de la vid, y  ''descortezar ''las vides viejas raspando las cortezas del pie, para que no se instalaran dentro de ellas los gusanos parásitos.
Un tema que siempre ha preocupado al viticultor es el de las precipitaciones. En San Martín de Unx (N) informan que para que la cosecha sea plenamente satisfactoria requiere mucha agua o nieve en invierno, de modo que la tierra coja humedad, pero la ''nevadica tardana ''(en febrero sobre todo y también en marzo, abril y mayo) hiela y estropea la uva. En mayo debe llover poco, pues de lo contrario, se cae la flor y solo quedan “cuatro granos de uva”, llegando pronto el mildeo. En julio debe venir tiempo bueno, o sea, que llueva algo pero predomine la sequedad (el ''tiempo sano''). Llega agosto y con él el riesgo del pedrisco, que se extiende hasta primeros de septiembre. Es conveniente que en esta época del año haya una borrasca cada 15 días, para que engorde el grano, pero no más, pues engordaría demasiado y perdería grado, haciéndose muy difícil la vendimia si el suelo se embarrara.
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