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La fabricacion del ataud

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Un personaje que ha desempeñado un papel fundamental en relación con el tema que nos ocupa es el carpintero al que en el País Vasco continental se le denomina ''maiastria ''o ''menusierra; ''en Sara (L) se le conoce como ''kaxa-egilea. ''
Salvo en casos excepcionales en que la propia familia construía el ataúd (Aria-N y MendiolaA) o en aquellas localidades en que, por su proximidad a núcleos importantes, lo adquirían fuera (Amézaga de Zuya, Apodaca, San Román de San Millán-A), han sido los carpinteros locales quienes, hasta bien entrado el siglo XX, recibían el encargo de fabricarlos, aprovechando en ocasiones tablones proporcionados por la propia familia (Izal-N) .
Los informantes de la localidad bajonavarra de Ezterentzubi<ref>Michel DUVERT. “La muerte en Iparralde” in ''Antropología de la muerte: Símbolos y ritos''. Vitoria-Gasteiz, 1986, pp. 117-118.</ref> recuerdan esta costumbre. En las casas había siempre provisión de planchas de madera con esta finalidad. Se necesitaban siete. Antes de la guerra de 1914-18, confeccionada la caja, se revestía completamente de un tejido negro fijado con clavos de latón de cabeza ancha y sobre él se cosía una cruz blanca, también tejida. Se ponía galón blanco en todas las aristas. Dentro cal o a veces serrín porque, según decían, el muerto segrega humores, ''hila libratzen da. ''Para la familia, reunida en la casa, era muy duro escuchar los golpes de martillo del carpintero clavando la tapa que resonaban en toda la casa.
En Murelaga<ref>William A. DOUGLASS. ''Muerte en Murélaga''. Barcelona, 1973, pp. 45-46.</ref> (B) también el ataúd fabricado por el carpintero era entregado por él en la casa mortuoria. Igual costumbre se ha constatado en Telleriarte-Legazpia (G) donde además ayudaba a poner el cuerpo del difunto en el féretro. Parece ser que ambas labores del carpintero, la de entregar la caja y la de alojar en ella al cadáver, estuvieron bastante extendidas en todos los territorios.
En Orozko (B) se ha recogido también que los ataúdes eran fabricados por el carpintero del pueblo. Los últimos dejaron de hacerse en la década de los cincuenta. Las cajas disponían de cuatro mangos de una longitud de un metro aproximadamente. Sobresalían del féretro por sus extremos unos 50 cm., en el sentido longitudinal, como una prolongación del mismo. El otro medio metro se clavaba a la base del féretro. Eran de gran ayuda en el transporte del cadáver y servían para llevarlo sobre el hombro. ''Kajeak edo atautiak, andak edo aztak edo andak eukiezan ''(los ataúdes tenían patas de posar o largueros) .
En Lekunberri (N) el ataúd era fabricado por el carpintero, ''zurgina. ''Para la conducción se le solían clavar unos palos, ''ziriak, ''con el fin de transportarlo mejor ya que solía ser muy estrecho. Posteriormente se utilizaron las angarillas, ''andak, ''que consistía en una tabla rectangular de la medida del ataúd aproximadamente y de cuyos cuatro vértices sobresalían los agarraderos.
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