LA INDUMENTARIA EN EL CORTEJO FUNEBRE/eu
Los asistentes a los entierros que no formaban parte del duelo o del grupo de honra, que acudían por «obligación», estaban menos sujetos a las formalidades de la indumentaria. No obstante, en algunas localidades, sobre todo del ámbito rural, los vecinos y otros asistentes vestían frecuentemente de negro con ropas semejantes a las personas vinculadas directamente con el difunto. Esta situación afectaba especialmente a quienes tenían un trato particular de vecindad o la consideración de primeros vecinos, lehenauzoak.
Los sacerdotes, que podían ser uno o varios según la categoría del funeral, acudían revestidos con los ornamentos del ritual. El cura o curas que presidían el cortejo llevaban capas pluviales negras con bordados dorados. Los demás sacerdotes y los monaguillos vestían roquetes blancos.
En torno a las décadas sesenta, setenta y ochenta según las localidades, se ha recogido que se produjo una nueva transición en la forma de vestir. El propio cortejo fúnebre, en general, se ha visto muy reducido en su recorrido y salvo las personas muy allegadas al difunto, los demás asistentes han dejado de acudir especialmente vestidos a lo que antes se consideraba un acto solemne.