Bizkar-festa. Remate del tejado de una casa

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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También la edificación de una casa lleva consigo la celebración de una comida en la que toman parte todos los que intervinieron en su construcción, canteros, albañiles, carpinteros y peones. Popularmente se considera vencida la construcción de una casa cuando se le pone la cubierta, esto es, cuando se le «echa el tejado». Es costumbre todavía muy vigente simbolizar esta conclusión del edificio colocando enhiesta sobre la fachada en el caballete o gallur del tejado una rama de árbol o una bandera.

Ese día, o pocos después, tiene lugar una comida en la que participan los que han construido la casa. Este ágape toma su nombre del ramo o insignia que se coloca en la cimera de la casa construida.

Comida de canteros. Markina (B), 1920. Fuente: Archivo Aguirre. San Sebastián.

En Sangüesa (N) al cubrir la casa, los albañiles colocaban en lo más alto del tejado la bandera española, o en otras ocasiones, un paño blanco. Esta bandera o paño, solamente se enarbolaba en el supuesto de celebrarse la cena; en caso contrario no izaban nada. Más recientemente, la bandera ha sido sustituida por una rama de árbol, la enramada. La merienda o cena, sufragada por el dueño, solía celebrarse en su propia casa y además de los trabajadores asistían miembros de su familia. Actualmente, esta fiesta se pospone a la terminación total de la obra o a una invitación del propietario con ocasión de las fiestas locales, coincidiendo con el comienzo de las vacaciones laborales.

En Arrayoz (N) colocaban en el tejado una rama verde de espino y organizaban una gran fiesta llamada bizkerbesta. En la cena de los constructores se comía cordero, gallina, carnero viejo o zikiro.

En Aria (Valle de Aezkoa-N) esta fiesta recibe también el nombre de bizkar festa.

En Mélida (N) a comienzos de siglo se hacían dos banquetes. Uno al terminar el tejado en el que participaban únicamente los albañiles. Otro al concluir la casa con participación de los miembros de la familia Era costumbre colocar un gallo en el tejado recién terminado para que diera buena suerte. En la década de los años veinte, los banquetes se vieron reducidos a un único rancho de conejo con patatas ofrecido por los de la casa a los albañiles y a todo aquél que hubiera trabajado en la construcción. Tenía lugar en el mismo edificio. El momento elegido para ello era el de la finalización de la cubrición del tejado, también llamado la leada. Esta costumbre sigue vigente aún.

En Obanos (N) tradicionalmente se da una comida o cena el día en que «se remata el tejado» colocando a su vez una bandera en el punto más alto. También hay costumbre de celebrar una comida especial con motivo de cualquier reforma importante que se haga en una casa. Esta comida tiene lugar algunos días después de terminada la obra.

El menú se ha alterado con el transcurso del tiempo. Hasta avanzada la década de los cincuenta, consistía en una fuente de potaje, cordero asado o fritada, café y licores. Actualmente el menú es más variado, habiendo ganado en importancia los postres y bebidas. Participan en el banquete los operarios que han trabajado en la obra de la casa más los albañiles y tarrapateros o peones que han colaborado.

En Lezaun (N) al finalizar la construcción de una casa se les daba a los albañiles y zarramplines, peones de la construcción o aprendices, el albornoque. El menú de esta comida consistía en un rancho de carne.

En Lodosa (N), la comida que se celebra cuando se cubre el tejado recibe el nombre de corrobra o aguas fuera. Al finalizar este trabajo se colocaba una bandera. En la comida participan normalmente el constructor, o en su caso el promotor, los albañiles y la familia propietaria. El menú siempre solía ser un rancho de patatas y conejo, con pimientos fritos en una gran sartén con fuego de leña.

En Urzainki (N) a la cena que se celebraba con este motivo le denominaban kulikadera. Asisten a ella la familia y los albañiles.

En Allo (N) aún actualmente está muy generalizada la costumbre de obsequiar con una merienda a los albañiles que han trabajado en la construcción de una vivienda.

En Aoiz (N) al «echar el tejado» se colocaba una rama de boj en la cimera. La comida que se celebraba con este motivo recibía el nombre de pokatero y consistía generalmente en un ajoarriero. Participaban en ella además de la familia, los parientes más cercanos, los albañiles y demás trabajadores que habían colaborado en la obra. Esta costumbre desapareció en los años cincuenta.

En Aurisperri-Espinal (N), al cubrir la casa con el tejado colocaban una cruz sobre el caballete, bizkar. Era entonces cuando el dueño obsequiaba a los obreros con una cena a la que llaman bizkar-besta, fiesta del caballete[1].

En Viana (N) al cubrir la casa o terminar el tejado, se coloca en lo más alto del mismo, o a veces en el rafe, aguas afuera, una bandera, un ramo de árbol o un arbusto. Yen menos ocasiones un ramo de flores. Con este motivo el amo de la casa invitaba a todos los que habían participado en la obra, albañiles y carpinteros a la robla o cena en casa del propietario, a la que también asistían, no siempre, los familiares de éste.

Esta costumbre, todavía vigente, va perdiendo su carácter familiar al celebrarse en restaurantes o bodegas. Algunos dueños acostumbraban invitar a otra cena el día que se terminaban los trabajos interiores de la obra. También ha sido habitual que el constructor cediera a los obreros materiales de deshecho como sacos, hierros y tablas. Con el importe de la venta de todo ello organizaban una cena.

En Urepel (Ip) en la década de los cuarenta, al terminar la construcción de la techumbre de una casa se acostumbraba colocar en el caballete, etxe-piñuna, una rama de laurel, erramia, y una bandera. Era el anuncio de la bizkar-besta, que consistía en una comida o cena a la que eran invitados cuantos habían trabajado en la construcción de la casa.

En Zerain (G) se expone clavada en la viga principal de la fachada, goiagea, una gran rama de laurel. El fin de semana más próximo se celebra una cena que se conoce con el nombre de trapala. A ella asisten la familia y todos los obreros o artesanos que intervinieron en la obra. Los productos alimenticios utilizados provienen de la propia casa. Actualmente este acontecimiento se ha desplazado del domicilio familiar a la taberna. Asisten el dueño con sus hijos adultos y los componentes de los diversos gremios. Se organiza también esta cena, trapala, cuando se realizan importantes obras de remodelación y modernización de la casa.

En Berastegi (G) denominan erramu apane a esta celebración. El dueño de la casa invita al arquitecto, aparejador y albañiles. La cena no tiene un menú prefijado.

En Elosua-Bergara (G) esta cena recibe el nombre de talla-afarixa. Asistían a ella todos los que habían trabajado en la obra, así como también los varones de la casa. La cena, pagada por el dueño, consistía en sopa de ajo y bacalao con tomate o carne con tomate, vino, café y licores. También tiene lugar esta cena si se han realizado obras importantes de reforma de la casa.

En Ataun (G) se acostumbraba que uno de los carpinteros de la obra colocara en el caballete sobre el frontispicio de la casa recién construida una rama de laurel. Los que trabajaban en ella eran obsequiados con una merienda-cena llamada trapalea.

En Beasain (G), en esta última década de los ochenta, se ha abandonado la tradición de colocar un ramo de laurel sobre el tejado de la casa cuando se trata de grandes bloques de viviendas. Simultáneamente ha desaparecido también la cena denominada trapala en la que solian participar los que habían intervenido en la obra. Consistía generalmente en un plato de sopa y otro de carne guisada con patatas o una chuleta.

Sin embargo se conserva este uso cuando la construcción es de pocas viviendas, ya que quienes la levantan suelen guardar estrecha relación. La cena tiene lugar hoy en día en un restaurante de la localidad. Antiguamente el dueño del caserío que se estaba edificando les invitaba en su propia casa. Según se dice esta cena marcaba el final de la colaboración, pues a partir de ese momento serían los futuros moradores de la vivienda quienes concluirían los trabajos de su interior.

En Oñate (G) se coronaba el tejado con una rama de árbol preferentemente de roble o en su defecto de pino o de otra especie. La acción estaba a cargo de uno de los canteros o carpinteros. Atados a esta rama, y formando una cruz, se disponían un cuchillo y un tenedor y entre ambos se colgaba una bota o pellejo de vino, para simbolizar que en la cena de aquella noche debía incluir viandas en que fuera preciso utilizar los citados cubiertos y el alegre contenido del pellejo. Ya el año 1922, en que está descrita esta costumbre, se señalaba que estos últimos símbolos habían desaparecido o estaban muy próximos a desaparecer[2].

En Carranza (B) cuando se «echa el tejado» y se coloca el ramo se celebra la jera. En esta comida participan todos los componentes de la casa y cuantos han trabajado en su construcción. En ocasiones la jera se ha organizado a la finalización de la totalidad de la edificación. Menús propios de este día han sido: En la década de los años treinta, patatas con chorizo, guisado de oveja y arroz con leche, café, licores y cigarros. Actualmente, entremeses variados: lomo, chorizo, espárragos, jamón, aceitunas, rabo, langostinos, ensaladilla rusa; merluza en salsa y guisado de cordero. De postre pasteles. Café, licores y cigarros puros.

También en Trapagaran, Portugalete, Getxo y Plentzia (B), recibe esta comida o cena el nombre de jera.

En Trapagaran el menú tradicional de este acontecimiento ha consistido en un plato de bacalao, con vino y txakolí como bebidas.

En Portugalete se mantiene todavía la jera o cena de remate de tejado aún en los casos de construcciones modernas de varias plantas. Los que han intervenido en la obra asan ese día un cabrito en la parte baja del nuevo edificio, utilizando como combustible restos de las tablas y maderas empleadas para levantarlo.

En Plentzia esta cena recibe además la denominación de montxorra, término muy común en la zona vascófona de Bizkaia.

En Durango (B) una vez enarbolada la rama de laurel, ostruzko eriñotzijje, en la cimera de la casa construida, tiene lugar la cena denominada monjjorra. Hasta tiempos recientes su menú consistía en un único plato de potaje de alubias blancas con chorizo y vino y licores como bebidas.

Llaman también montxorra a esta cena en Zeanuri (B). En Abadiano (B) la monjjorra consiste en sopa o alubias blancas con chorizo, bacalao o guisado y manzanas asadas.

En Amorebieta-Etxano (B) al terminar la construcción de una casa se coloca una rama de laurel de metro y medio clavada a la viga central o gallur dándose un banquete con este motivo. El que había encargado la edificación invitaba a los albañiles, carpinteros y carreteros que habían participado en el trabajo. Este banquete se llamaba lorra o monzorra. También se invitaba a los carreteros porque eran los que se ocupaban de acarrear a la zona donde se iba a levantar la casa los árboles talados de donde se obtenían las vigas. El menú consistía en alubias blancas, conejo o gallina y fruta del tiempo o melocotón en almíbar.

En Busturia (B) en la década de los años sesenta, si esta cena, monjjorra, se celebraba en el bar servían ensalada, bacalao al pil-pil, guisado y de postre: queso y membrillo. Si la cena tenía lugar en casa el menú consistía en alubia blanca y bacalao.

En Bermeo (B) al rematar el tejado de una casa, se pone en lo mas alto una rama de laurel. El sábado siguiente el propietario de la casa invita a todos los obreros que han participado en la construcción y a los miembros de su familia a una cena que recibe el nombre de monyorra o talle gonbitte.

En Moreda (A) al terminar de «echar el tejado» de una casa, los carpinteros y peones gritaban: «¡Aguas fuera!», y ponían una bandera o trapo en su cimera. La merienda o cena a la que invitaba el propietario recibía el nombre de furriola o robla. Consistía en cordero asado o conejo, patos o pollos caseros, acompañados de buen vino de Rioja.

En San Román de San Millán (A) colocaban en el gallur o parte más alta de la casa en construcción, una rama de árbol, generalmente laurel, fresno o chopo. Concluida en su totalidad la edificación de la casa se procede a su bendición. Se organiza un banquete en el que participan los familiares más cercanos, albañiles, carpinteros, etc.

También en Artziniega (A) colocan una rama de laurel, y cuantos han trabajado en la obra participan en una merienda que consiste en pollo, gallina o merluza.

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También la conclusión de edificaciones de carácter público, como iglesias, escuelas, casas concejiles, etc., se aprovechaba, tradicionalmente, para la celebración de fiestas en las que el banquete era un acto central. En esta comida participaban autoridades, los que habían colaborado en la obra y ocasionalmente los vecinos.

Los datos que se ofrecen a continuación se refieren a la construcción de la Iglesia de Obanos (N) y están extraídos de su archivo parroquial. Durante el proceso de edificación se destacan tres momentos:

La colocación de la primera piedra de la Iglesia. Este hecho que tuvo lugar el 23 de Abril de 1911 se festejó con un banquete que se prolongó desde la una hasta las seis de la tarde y consistió en ostras, sopa a la reina, paella, salmón a la mayonesa, merluza en salsa, espárragos, fritos, capones asados con ensalada rusa, gallinas trufadas, entremeses variados, helados y tartas; vinos variados de la vinícola de Campanas; café, licores y cigarros habanos. Participaron en dicho banquete el señor Obispo, clero de la Villa, ayuntamiento y comisión de obras.

La conclusión de la cubierta de la Iglesia. Los operarios que trabajaron en la obra de la nueva iglesia parroquial, cuando coronaron la techumbre, el día 24 de febrero de 1912, fueron obsequiados con una cena que empezó a las seis y media, previa bendición del cura párroco. Con tal motivo habían adornado la fachada con enramadas, gallardetes y banderolas y dispararon cohetes al aire. En la preparación del menú se consumieron 16 kg. de cordero, 12 gallinas, 12 litros de aceite, 9 pellas, 18 panes sobados y de sopa, 1/2 litro de manteca, 3 cántaros de vino, manzanas y nueces, cafés, anisados y siete pintas de ron y cigarros puros. Todo ello más el carbón, la cocinera y ayudante supuso 127,79 ptas.

La consagración e inauguración de la nueva Iglesia tuvo lugar el 17 de Noviembre de 1912. Este acontecimiento se festejó con comidas extraordinarias en las casas de Obanos según se deduce de los más de 200 corderos que se sacrificaron en el pueblo para este día. Hubo además un banquete para 50 comensales en la casa parroquial. En torno al prelado se reunieron, clero, ayuntamiento, autoridades, arquitecto y comisión de obras.

Celebraciones similares con banquetes colectivos han tenido lugar en todas las comarcas de Vasconia.


 
  1. BARANDIARAN, José Miguel de. «Pueblo de Aurizperri (Espinal)» in Anuario de Eusko Folklore, VI. Vitoria, 1926, p. 18.
  2. GURIDI, Leonardo de. «Pueblo de OÑATE» in Anuario de Eusko Folklore, V. Vitoria, 1925, p. 82.