Los cubiertos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Antiguamente los comensales alcanzaban la comida, del recipiente situado en mitad de ellos, con los dedos para llevársela directamente a la boca. Los más ancianos de Sara (Ip) han oído de sus padres que antes se tomaba con las manos, ahurka (de agur, mano ahuecada), hasta el cocido.

Los informantes de Dohozti (Ip) también recuerdan que hace unos setenta años era usual que todos los miembros de la familia comiesen de un plato común saltsa y xingar, con los dedos de la mano derecha mediante trozos de pan de trigo o de maíz. Esta costumbre, general en toda Vasconia, todavía se evoca en dichos como el recogido en Alio (N): «Duran menos que cuchara de pan y caldo caliente».

Algunos de nuestros encuestados comparan los dedos a las púas del tenedor haciendo afirmaciones similares a las de una anciana de Zeanuri (B) fallecida en 1927 que se resistía al uso del tenedor y sostenía que: « Tenedorik onena, bost ortzekoa» (El mejor tenedor, el de cinco púas), refiriéndose a los cinco dedos de la mano.

El primer cubierto en hacerse presente, es la cuchara. A principios de siglo ya son conocidas, en todo el país, las cucharas de boj, aunque en ocasiones se realicen de haya, pues ambas maderas son muy finas y no destiñen. Estas cucharas eran hondas y finas. En Zeanuri decían que la comida caliente se templaba mejor en ellas: «Arinego otzituten da gana orretiko kollaretan».

Desde principios de siglo han hecho incursión las metálicas: de latón, alpaca, e incluso de plata en algunos hogares para las grandes celebraciones. El acero inoxidable ha sido el último material en introducirse. Las tradicionales cucharas de madera han quedado relegadas sólo para la elaboración de los guisos.

Que la cuchara es la principal herramienta de la mesa lo subrayan una serie de sentencias populares como las que hemos recogido en la localidad alavesa de Apodaca: «Comida sin cuchara no es comida», «Si en la mesa falta la cuchara, falta algo», «Mesa sin cuchara, casa sin gobierno».

Con posterioridad a la cuchara se impuso el tenedor, abandonando así el uso directo de los dedos para llevar la comida a la boca. Anteriormente, como nos dice un informante de Gorozika (B), todo, excepción hecha de los cocidos, se cogía directamente con los dedos: «Gauza guztijje lapikokoa izan ezik». El cuchillo únicamente era utilizado por los padres y servía para cortar el pan y las carnes. Los pescadores empleaban la navaja para sus menesteres.

Los nombres euskéricos de los cubiertos provienen, en su mayor parte, del español y del francés. A la cuchara se le dice koi(l)lara / koi(l)lare / koiffilera / kuil(l) era / kuiffilira / goi(l)lara (común); kuxata / kuxeta (Aria, Izurdiaga-N); kutxara (Elosua-Bergara-G). Al tenedor, tenedor / tenedore (en casi toda Bizkaia, Aria-N); furxeta / furtxeta (Uhart-Mixe, Dohozti-Ip). Al cuchillo, kutxi(l)lo (B); kanieta / kamieta / ganita (Uhart-Mixe-Ip, Aria-N). A la navaja, laban (Bermeo-B, Hondarrabia-G) y na(b)al (Sara-Ip).

Hasta la generalización de las servilletas de uso individual, un trapo de cocina, suteko sorki (Gatika-B), pasaba de mano en mano por todos los comensales.

En Artajona (N) los huesos de la carne o las espinas del pescado se tiraban al suelo a medida que se comía, con objeto de dárselo a los perros o a los gatos. En todo caso, se quitaban al barrer la cocina después de levantarse de la mesa. Al terminar de comer, se ponía la sopera o la fuente en el suelo para que la lamieran los perros. Igual comportamiento se seguía cuando empezaron a usarse platos individuales. Un informante de Zeanuri (B) también relata la costumbre de echar los huesos de las carnes o pollo debajo de la mesa, recogiéndose todo cuando se arreglaba la cocina, sutondoa liribildu. Por cierto que algunos encuestados hacen hincapié en lo rápida y sencilla que resultaba la limpieza de las ollas y demás utensilios de cocina tras la comida por el escaso número empleado, al contrario de lo que ocurre hoy en día en que los fregados son prolijos.

Actualmente, todavía, hay una serie de alimentos que se aprehenden con los dedos, para su mejor manipulación: los huesos a los que resta carne adherida, la carne de ave y caza, los pescados de pequeño tamaño como sardinas y anchoas, el bacalao asado, el marisco, los caracoles, los embutidos, los pimientos fritos, los huevos duros, la fruta, los frutos secos, el queso y evidentemente el pan.