El rito de la bendición de la mesa
La bendición de la mesa tiene lugar una vez que están sentados los comensales. Para ello, antaño, los hombres se descubrían la cabeza y las mujeres procuraban que los niños pequeños estuvieran quietos, callados y con las manos juntas durante el rezo.
Tradicionalmente la oración de bendición era dirigida por una persona mayor de la familia; el padre o la madre, el abuelo o la abuela, según fuera la costumbre particular de cada casa. Actualmente es muy frecuente hacer rezar alguna oración al niño o niña más pequeño de la casa.
Al parecer, en tiempos anteriores, esta función era propia del padre de familia. Esto puede deducirse del rito de la bendición del pan, ogia salutadorea, que en varias comarcas de Vasconia, tiene lugar al inicio de la cena de Nochebuena. Tal bendición, de la que se hablará más adelante al describir las comidas rituales de la Navidad, es realizada siempre por el padre.
También en las comidas funerarias esta tarea se le encomienda a la persona de mayor categoría dentro del grupo familiar. Las plegarias, tanto de inicio como de conclusión, se recitaban estando de pie los participantes.
Cuando está presente un sacerdote entre los comensales se le invita a que sea él quien bendiga la mesa.