Comidas a la conclusión de trabajos de colaboración

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Sangüesa (N) al finalizar las labores de acarreo de las mieses desde el campo hasta las eras cercanas a la ciudad, en el último carro colocaban un ramo verde; y en ocasiones también el pollo más grande del corral de la casa. Más tarde se dará cuenta de él en la cena.

En Arráyoz (N) intervenían en la trilla unos quince vecinos a los que se obsequiaba con una comida a base de sopa, pollo, natillas, vino, sidra y algún licor, casi exclusivamente anís. Nunca se invitó a aguardiente en estas ocasiones.

En Allo (N) durante la trilla la comida era especialmente copiosa, tanto en cantidad como en calidad, pasando por ser la época del año en que más carne se consumía. Las mujeres llevaban el almuerzo a la era por la mañana y la merienda por la tarde. Los hombres se desplazaban a sus casas para la comida del mediodía pues generalmente los tajos quedaban cercanos al pueblo.

El almuerzo consistía en patatas con chorizo y albóndigas o magras con tomate y pimiento. Para la merienda costillas asadas, abadejo, conejo con caracoles o gallina en pepitoria. Como postre, fruta del tiempo o perate (peras cocidas con azúcar y canela).

En muchos pueblos de Álava era común matar y comer un gallo al término de la trilla.

En Elosua-Bergara (G) en fechas próximas a la festividad de Santiago los vecinos se ayudaban mutuamente en la siega del trigo, igittak. Era de cuenta y cargo de la casa para la que trabajaban llevar a la heredad el amaiketako a media mañana así como la comida principal y la merienda a mitad de la tarde. A este fin transportaban en cestos hasta la misma finca los alimentos preparados, así como mantel de lino, platos hondos de barro, vasos de cristal y cucharas y tenedores de metal. Los componentes de estas comidas estaban determinados por la costumbre. Para el amaiketako pan y queso con vino. Para la comida sopa de alubias, alubias con chorizo y tocino, cuajada, vino, café y licor. Para merendar cordero en salsa, queso y vino. Para la cena que tenía lugar en el interior de la casa al término de la jornada se tomaban sopas de ajo y leche. Tanto en la comida como en la merienda el vino se servía en botellas. En los intervalos disponían de agua en jarras de barro y vino en bota.

Con motivo de la siega y también para otras celebraciones familiares se compraba un odre de vino que se asentaba sobre una mesa propia. A medida que se iba consumiendo se le sobreponía una piedra grande para que saliera el aire y el vino estuviera en contacto con la pez.

En Amorebieta-Etxano (B) antes de comenzar la trilla se servía todos los que participaban en la misma una copa de anís. Después, mientras se trillaba, se distribuía vino en bota o sangría. La comida que se preparaba este día consistía en cocido y carne guisada. Como postre sopas de pan en leche frita con azúcar.

También en Gorozika (B) hacían comidas especiales en la época de la siega y trilla del trigo y de la recogida de hierba y helecho. Aparte del queso con vino o sangría se tomaba ardau-sopie, que consistía en agregar al vino endulzado con azúcar trozos de pan tostado sobre brasas.

En Carranza (B) durante las labores de trilla, después de llevar los haces de trigo a la era, por la mañana se tomaba en dicho lugar queso curado de oveja con pan casero y vino. El horario de las restantes comidas se retrasaba sobre el horario habitual. El almuerzo, pospuesto hasta el mediodía, consistía en patatas cocidas con chorizo, queso y vino. La comida a las cuatro de la tarde incluía sopa de gallina, garbanzos y gallina en salsa. Arroz con leche, manzanas asadas o queso y membrillo. La cena quedaba fijada para las once o doce de la noche. Esta era la comida más importante y tenía matices festivos: paella con chorizo, lomo y pimientos, bacalao con tomate, flan de huevo y queso con membrillo. Café, licores y cigarros puros. Se prolongaba hasta bien entrada la madrugada. Durante las labores de trilla se consumía vino.

También en Carranza cuando finaliza la recogida de la hierba seca en verano se festeja con una comida especial en la que intervienen los miembros de la casa y aquellos familiares y amigos que hayan colaborado en la citada labor. A la realización de este ágape cuyo menú es el mismo que el de un día festivo señalado se llama echar la jera.

En Eugui (N) el día que concluía la recogida de hierbas cada familia celebraba este acontecimiento con una comida extraordinaria consistente en garbanzos, gallina o pollo, natillas, flan o leche frita. Esta costumbre perduró hasta la década de los cincuenta, si bien tanto anteriormente como en estos años era más propia de las familias más potentadas del pueblo.

En Aramaio (A), cuando finalizaban los trabajos de arado y a modo de celebración los participantes en dichas faenas se comían un pollo.

En San Román de San Millán (A) y otros lugares de la Llanada Alavesa con motivo de la recogida de la remolacha azucarera se comía hormigo, pasta elaborada a base de harina y agua de remolacha cocida.

Romería en la campa de Olarizu tras el recorrido de los límites. Olarizu (A), 1977. Fuente: Fernando Díaz de Corcuera, Grupos Etniker Euskalerria.

En Legazpia (G), cuando se terminaba un trabajo comunal, auzo-lana, se hacía una comida que denominaban trapaladea. Si la labor tenía lugar en primavera esta comida se preparaba a base de cordero como plato fuerte. De entrada se tomaban garbanzos con o sin berza y de postre arroz con leche o también fruta de la casa, principalmente manzanas. Si era en otoño, se sacrificaba una oveja y se hacían morcillas con su sangre. La carne de oveja se preparaba asada o guisada. Se bebía vino, café y coñac.

En Zerain (G) para las comidas de auzolan el plato más común era el bacalao en salsa verde o con tomate y pimientos rojos.

En Iholdi (Ip) el día de la trilla se ha comido siempre tripa-salda hecha a base del cordero. Desde 1975 se mecanizaron los procedimientos de recolección y consecuentemente desaparecieron las comidas tradicionales con este motivo.

En Ezkurra (N), en los años treinta, hombres y mujeres de la vecindad se reunían para despanojar el maíz, artazuritza. Concluida la tarea organizaban entre los concurrentes un baile al son de la trompa. A todos se les obsequiaba con castañas, pan y vino.

En Arráyoz (N) se reunían unos cuarenta hombres para la descarga del horno de cal, kisudeskarga, que era considerada como una de las operaciones más gravosas en esfuerzo físico. Tras este trabajo en común se congregaban todos en una cena festiva en el domicilio del patrón. Para tal ocasión se reservaba lo mejor de la casa, siendo el menú más frecuente: ollo-salda, caldo de gallina, txitxirikoa, garbanzos, buruarraiak, cabezas de cordero con arroz y salsas variadas; xuri ta beltz, sangre de cordero cuajada, mezclada con huevo batido, cebolla y perejil, formando una especie de embutido o morcilla de color blanquecino. A veces se añadía a todo ello cordero o pollo. Se acompañaba de vino tinto navarro en abundancia, concluyéndose con gaztanbera o cuajada de leche de oveja. Como remate, café y licores.

En la encuesta se señala que no eran muchas las familias que podían preparar cenas de esta clase; sólo los ricos que tenían caleras propias. En los pueblos había también caleras comunales o comunitarias, donde se cocía la cal de varios vecinos simultáneamente. En estos casos la cena final se organizaba en alguna de las casas de los asociados con mayor sencillez pero siempre con ostentación y alegría.

También entre los pescadores se han observado prácticas de comidas comunitarias en el inicio y en la conclusión de los periodos de pesca.

En Bermeo (B) tiene lugar por Carnavales una comida denominada jjabie que es pagada a medias por armadores y tripulantes. Los armadores regalaban a cada tripulante azumbre y medio de vino y una libra de chocolate.

Por otra parte los cambios en la tripulación se realizan el día de San Martín (11 de noviembre). Las Ordenanzas de la Cofradía de Pescadores de Bermeo de 1353 señalaban que ese día debían elegirse los nuevos mayordomos. Es posible que esté relacionado con este episodio la cena que tiene lugar al anochecer de ese día de San Martín y que tradicionalmente ha consistido en carne guisada y castañas, gisadue gastañakas. Si la costera había sido mala se conformaban con castañas y vino.

En Zerain (G) ha sido costumbre tradicional efectuar el recorrido del término municipal. El día señalado se reunían en el pórtico de la Iglesia, el párroco, el alcalde y dos o tres concejales. De antemano el alguacil preparaba tantas cruces de laurel como mojones había que revisar y las llevaba consigo junto con las herramientas necesarias para limpiar los alrededores de los mismos. Llegados al lugar se realizaba la inspección y la limpieza. Se bendecía la cruz de laurel que se introducía en tierra, al pie del mojón. Al término del recorrido se celebraba una comida en la posada por cuenta del Ayuntamiento a la que denominaban mugarri-bazkarie o comida de los mojones. Actualmente, al no contar Zerain con clero fijo, se realiza el recorrido únicamente con asistencia del Ayuntamiento.

En San Román de San Millán (A), hasta hace unos treinta años, el día de San Isidro, 15 de mayo, los hombres del pueblo recorrían acompañados de los muchachos, por la tarde, los mojones de los montes. Colocaban en cada mojón una cruz de madera y otra en forma de maratilla. Luego merendaban en la fuente de San Cristóbal, cada cual con sus propias provisiones; el vino era por cuenta del Concejo.

En Zerain (G) hasta la década de los años treinta, durante el invierno, se reunían de noche las vecinas de tres o cuatro casas, en una de ellas, para realizar en común las labores de hilado, ardatz-lanak. Las mujeres hilaban y las jóvenes cardaban y maceraban. Llegado el tiempo de la siembra daban fin a este trabajo celebrando una cena, conocida como sorgin-afarie, a la que asistían cuantas hubieran participado en las reuniones invernales.

En Ataun (G) se denominaba sorgin-apari a la cena en común celebrada por mujeres que frecuentaban una reunión o tertulia, suasleek o también por jóvenes que habían postulado por Santa Agueda o por Carnaval. Las mujeres procuraban organizar el sorgin-apari con mucho sigilo para evitar la visita de los mozos cuya presencia no era deseada en aquellas reuniones. La cena de estas suasleek consistía ordinariamente en la zopazuri, pan blanco cocido con aceite, ajo, azúcar y huevos, revuelto de tocino, huevos y nueces con pan y vino. Cuando había leche solían hacer también papilla o aya[1].

En Arráyoz (N) recibía el nombre de sorginafarie (cena de brujas), la cena que tenía lugar después de la trilla o de la cocción de cal en el calero. Solía comenzar hacia las tres o cuatro de la mañana y consistía en cordero, gallina u otra provisión, con sopas y salsas elaboradas a base de picantes muy fuertes. Vino en abundancia y muy buen humor, incluidos bersolaris espontáneos. La cena se prolongaba hasta el amanecer.

En el Valle de Aezkoa (N) las hilanderas se reunían, por razón de su trabajo, en las cocinas del pueblo. Siempre que hubiera algún acontecimiento que celebrar preparaban la hormigada. El hormigo se consideraba la natilla de los pobres, o de un pueblo que carecía de leche. Era una composición de harina, agua, azúcar y canela, todo bien mezclado y cocido, hasta que tomara una ligera consistencia. A cuenta del hormigo de las hilanderas, los mozos hacían de las suyas: «Las hilanderas han sacado la caldera de hormigo a la ventana, para que se enfríe, pero cuando van a comerlo, son los mozos los que se lo engullen en un prado cercano».


 
  1. ARIN DORRONSORO, Juan de. «La labranza y otras labores complementarias en Ataun», in Anuario de Eusko Folklore, XVII. San Sebastián, 1957-1960, pp. 84-85.