Epocas de recogida

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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A los aficionados a buscar caracoles se les llama caracoleros. Los caracoles los han solido coger los hombres y a veces también los chicos.

En Urzainki (N), cuando los niños iban a buscarlos y uno encontraba un buen corro de ellos decía: «Arrendito, arrendito, el que me quite esto pecadito».

Antes, los aficionados eran generalmente personas de clase humilde. En Artajona (N), se recuerda a un caracolero llamado Lucio el Ciego, un invidente que frecuentaba las orillas de los caminos siguiendo con el tacto el rastro de los moluscos que echaba a la bolsa de la blusa. Otro caracolero célebre era un hijo de uno apodado Mortero. De éste se decía que «era tan desgraciáu (simple) que cuando iba a robar olivas a los de Mendigorría, se ponía a cantar, porque decía: !Cantando no vendrá el guarda!». A él se aplica esta cuarteta:

«Sale el caracol triunfante
a gozar de su verdor.
Sale el hijo de Mortero:
Alto!, Preso, caracol!».

Se recomienda recoger caracoles tras haber llovido pues es entonces cuando se los encuentra en mayor abundancia.

La hora del día varía según los gustos. En Allo los cogen por las mañanas, después de una noche de lluvia, mientras que en Apodaca (A) aprovechan su tendencia a alimentarse por la noche y salen a por ellos al oscurecer, ayudándose de un farol o linterna.

En algunas localidades se recogen durante todo el año (Andraka-Lemoniz-B). En otras, si bien los recogen en cualquier época, consideran una determinada estación como la más idónea por ser los caracoles recogidos durante la misma de mejor calidad. Así, en Portugalete (B) y Artajona (N) los buscan todo el año, pero en Portugalete prefieren los de primavera y en Artajona los de verano.

Otoño e invierno

En un buen número de localidades, los caracoles se comienzan a recoger a partir de octubre.

Para muchos, los caracoles recogidos durante este periodo invernal son los mejores. Durante esta época se guarecen del frío en huecos o cuevas de tierra o entre las piedras de las paredes, y se aislan del exterior formando una cubierta membranosa o epifragma con la que cierran la abertura de la concha. Por esta razón, los caracoles de invierno se encuentran perfectamente curados (Viana-N) en el momento de su recolección. Y así, en Artajona (N) los guisan inmediatamente, porque como dicen, «ya están purgáus».

Sin embargo, la recolección de caracoles en invierno presenta el inconveniente de su difícil localización.

En estos pueblos, suelen dejar de recogerlos al final del invierno, pues consideran que en primavera tienen mucho verdín, ya que comen abundante hierba verde.

Primavera

En otras localidades se considera que el mejor caracol es el de primavera (Begoña-Bilbao-B, Zerain-G, Amurrio, Narvaja, Moreda-A, Allo-N). Sin embargo, se indica que la recolección debe efectuarse al principio de la misma, siendo abril el mes que parece más indicado. Así, son generales los dichos en que se menciona la pérdida de calidad del molusco a medida que avanza la estación. En San Miguel de Basauri (B) vienen a decir que: «El caracol de marzo es bueno para el amo, el de abril puede pasar, pero el de mayo ya tiene mucho verdín». En la Arboleda, Trapagaran (B), comentan: «El caracol de abril para mí porque ha estado el invierno escondido y no ha comido nada, el de mayo para mi hermano pues son peores que los de abril, y el de junio para ninguno».

Verano

Para otros, los mejores son los de verano (Obanos, Allo-N). En Barakaldo (B) consideran que el mejor momento para recogerlos es durante la siega de verano ya que quedan desperdigados por las campas. En Apodaca (A), algunos dicen que los últimos del verano suelen ser los mejores.

Durante esta estación resulta más fácil capturarlos, sobre todo después de llover.

Hay informantes que aseguran que los caracoles cogidos en los meses que tienen «r» en su nombre son los mejores (Getxo, Gorozika-B). Por ejemplo, en Elosua-Bergara (G) no se recogen en los meses de mayo, junio, julio y agosto.

Actualmente hay una tendencia a recogerlos durante todo el año.