Periodicidad de la hornada
El pan no se elaboraba de continuo sino cada cierto tiempo:
- En algunas localidades se llevaba a cabo una cocción semanal (Zeanuri, Begoña-Bilbao, Lezama-B, Elosua-Bergara, Zerain, Beasain-G, Sangüesa-N). En Begoña-Bilbao (B), Zerain y Beasain (G) se amasaba el viernes o el sábado.
- En Iparralde lo común también fue hacer el pan una vez por semana (Ortzaize, Hasparren), frecuentemente el sábado (Sunharette, Iholdy, Ispoure).
- En otras cada ocho días (Carranza, Galdames-B, Aramaio-A, Mezkiriz, Izal, Monreal-N).
- O cada quince (San Román de San Millán, Gamboa, Bernedo-A).
- En Gorozika (B) duraba el pan una semana o más, en Urzainki (N), ocho o diez días y hasta quince, en Murchante (N) se elaboraba cada siete o nueve días, en Basauri (B) y Narvaja (A) cada diez o quince, etc.
Hacer la hornada de pan era por tanto una actividad periódica. La cantidad de pan que se elaboraba cada vez recibía habitualmente el nombre de hornada, labe-sue o errarie y dependía del número de componentes de la familia. En Beasain (G) solía constar de 8 a 10 panes. En Urzainqui (N) se calculaba en libras, generalmente de 14 a 16 libras. En Zerain (G) se siguen haciendo unos 10 panes de 2 kg. cada uno. En Elosua-Bergara (G) con 50 kg. de harina obtenían 12 panes redondos en doble hornada. En Gamboa (A), de 10 a 15. En un caserío de esta última población, las dos familias que lo habitaban poseían un horno en común y aportaban la harina a medias, con la particularidad de que cada siete días uno de los convecinos, por turno, hacía la hornada para los dos y de esta forma, al compartirla, podían comer el pan más reciente que en otras casas.
El pan de cada hornada debía conservarse en lugar adecuado y en condiciones apropiadas para que se mantuviera lo más fresco y tierno posible.