Formas de presentación del tabaco

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Cuando el tabaco se adquiría en el mercado, se compraba en forma de hojas enteras plegadas. Se compraba por libras y quizás a consecuencia de ello, en algunas localidades recibió el nombre de libra.

Debía sufrir un proceso de cortado similar al realizado con el cultivado en casa. En Gamboa (A) se picaba con el hacha en el primer escalón de la escalera principal, que con el tiempo se desgastaba constituyendo una prueba fehaciente de que allí habitaba o habitó un fumador.

Se han fumado además cuarterones de tabaco picado, kuarteroiak (Zeanuri-B). El propio fumador debía elaborar entonces los cigarrillos. Para liar un cigarro, sacaba primero el papel que se colocaba colgado de los labios por la punta; entre tanto, vaciaba a la palma de una mano la cantidad precisa de tabaco. Tomando el papel con las dos manos, lo doblaba en canal, sosteniéndolo con la otra, mientras con la primera vaciaba el tabaco picado, esparciéndolo uniformemente y doblando un poco hacia el interior los extremos del papel. A continuación lo liaba con los dedos pulgares, apretando convenientemente, y pegaba el engomado.

Fumadores. Caserío Altamira. Beasain (G), hacia 1925. Fuente: Beasain. Beasain, 1987.

También se ha fumado el tabaco denominado caldo de gallina o simplemente caldo, que se presentaba en paquetes de doce cigarrillos sin acabar de liar.

Además se ha conocido el tabaco de Cuba, que venía a granel en cajetillas con la marca Gener. Lo traían los marineros y se compraba por libras. Y el tabaco de Filipinas conocido como capacha o mataquintos, que era de peor calidad y se presentaba bajo la forma de cigarrillos elaborados.

La utilización del tabaco picado en la actualidad es muy reducida, sólo mantienen su uso los más viejos.

En Iparralde estuvo extendida la costumbre de aspirar por la nariz, o «esnifar», tabaco en polvo o rapé, arraspa en Sara. Las mujeres, que habitualmente no fumaban, en cambio tomaban rapé. El tabaco de «esnifar», tabac à priser, recibía en euskera el nombre de sudurreko ta(b)akoa. Tenía un aspecto similar al café molido y se llevaba en unos recipientes muy ligeros de madera o marfil. En Garazi guardaban este tabaco en una pequeña caja de nácar en el bolsillo. Cuando dos viejos, un hombre y una mujer, se encontraban, el hombre le ofrecía «esnifar» a la mujer: «Ah, behar dixiu prisa bat hartu» (Ah, toma una prisa o «esnifada»), del mismo modo a como se ofrece un cigarrillo. Después, la mujer le proponía: «Ba, emanen dauxut nik ere bertze prisa bat» (Pues tenga usted otra prisa), y los dos «esnifaban» de nuevo.

También emplearon tabaco de mascar, tabac á chiquer, zikatzeko en Irouleguy y Garazi. Lo apretaban bien y se lo colocaban en un lado de la boca. Lo mascaban durante largo rato. Se asegura que este hábito no desvirtuaba los dientes, se ennegrecían algo, pero se mantenían perfectamente. En Garazi eran sobre todo los viejos los que mascaban tabaco.

Hoy día se fuma tabaco rubio o negro, presentado como cigarrillos, generalmente con filtro, y puestos a la venta en cajetillas de veinte unidades bajo las más variadas marcas. Se fuman también cigarros puros, a menudo acompañando al café y la copa, después de las comidas. Es lo que se llama «café completo». Los puros «de marca» se fuman en ocasiones especiales como bodas, banquetes, despedidas, etc. Antes de fumar un puro algunos le suelen enrollar en la boquilla una hoja de papel de fumar e introducen la mitad de un palillo. También se consumen puros más pequeños y delgados que se fuman con mayor frecuencia.