Plegarias de bendición
La recitación de lo que popularmente se denomina «un pater noster», ha sido y sigue siendo la manera más común de bendecir la mesa familiar. Esta plegaria, tanto en euskera como en castellano, está compuesta por tres oraciones: un Padre nuestro, Aita gurea; un Ave María, Agur Maria y el Gloria, Aintza. El que dirige la plegaria dice en solitario la primera parte de cada una de estas oraciones y los comensales contestan recitando juntos la segunda parte. Antes y después de la oración de bendición todos se santiguan.
Además de esta plegaria común, en muchos casos, el que dirige la oración pronuncia una fórmula propia de bendición. Las fórmulas de bendición de la mesa recogidas en las encuestas, responden en muchos casos a la tradición particular de una familia; no siempre son fórmulas fijadas. Así en Obanos (N) una misma fórmula, como se verá más adelante, presenta tres modalidades; y en el pequeño municipio de Zerain (G) se han recogido cuatro fórmulas de bendición distintas. Por todo ello estas fórmulas ofrecen una gran variedad que no es reducible a unos pocos tipos. Las presentaremos agrupadas por lenguas y en casos por la similitud de los temas que expresan.
Por lo demás, tomándolas en su conjunto, en estas fórmulas a la vez que sobre los alimentos se implora la bendición «sobre los comensales», benedika gaizazu gu ere, los alimentos son considerados como «dones recibidos de Dios», zure esku zabaletik artuak y serán tomados «para servicio y alabanza de Dios», iraun dezagun bere zerbizio santuan. Muy frecuentemente se añade a esta bendición una conclusión en la que se evoca «la mesa celestial», zeruko maia, que está simbolizada por la mesa familiar.
Todos estos conceptos, así como la expresión «el Rey de la eterna gloria» que aparece frecuentemente en las fórmulas recitadas en castellano, tienen su origen en la bendición de la mesa del Ritual Romano.