Primeras comuniones
A finales del siglo pasado, en muchas zonas de Vasconia la Primera Comunión tenía lugar cuando los niños cumplían doce años. Posteriormente la edad fue adelantada a los siete; y últimamente se ha vuelto a retrasar a los ocho o nueve años.
En otros tiempos, terminada la ceremonia en la Iglesia, era práctica usual que los niños acompañados por algún hermano o pariente joven visitaran a familiares y amigos a quienes entregaban una estampa-recordatorio, recibiendo su felicitación y obsequios de dulces y bombones o algún dinero.
Como la celebración era en muchos casos a primera hora de la mañana, se servía después un desayuno que generalmente consistía en chocolate y galletas. A este refrigerio se invitaba a los amigos y vecinos del comulgante. En menos casos se daba una comida, con unos pocos invitados, en la intimidad del hogar.
Este acto ha evolucionado sensiblemente durante los últimos veinte años. Su carácter reservado se ha visto sustituido por banquetes semejantes a los de una boda, organizados en restaurantes y con gran participación de parientes y amigos.