Transformaciones en la matanza doméstica del cerdo
En las tres últimas décadas la crianza del cerdo como actividad de la economía familiar ha disminuido enormemente. Este hecho se debe al profundo cambio que está afectando a los modos de vida tradicionales. En este caso concreto habría que tener en cuenta, entre otros, los siguientes factores: el descenso y envejecimiento de las poblaciones rurales; el avance de la industrialización y el aumento de las rentas familiares que permiten la compra de carnes y grasas; las crecientes posibilidades de automoción y en consecuencia la mayor proximidad de los establecimientos que expenden carne fresca* congelada; y las recomendaciones dietéticas de los médicos relativas a evitar el abuso de consumo de grasas animales, sobre todo entre personas mayores.
Debido a la implantación de los arcones frigoríficos, en algunos sitios se está recuperando la costumbre de matar el cerdo, hoy en día adquirido en granjas cercanas al lugar de residencia y a veces sacrificado en el matadero local.
Se elaboran los mismos embutidos, se conserva menos tocino y en ocasiones, para lograr mayor cantidad de chorizos se compra carne magra en las carnicerías.
La tradición de obsequiar con presentes a vecinos y allegados va disminuyendo y en muchas situaciones y poblaciones ha desaparecido.