Oraciones familiares
En tiempos todavía recordados por los informantes de las encuestas, eran los tañidos de las campanas de las iglesias los que señalaban las divisiones de la jornada en las comunidades rurales. El toque de estas campanas al mediodía, a la vez que indicaba el final de los trabajos de la mañana, anunciaba la hora del «Angelus». En muchas casas se atendía a este toque para comenzar la comida que se iniciaba con el rezo de la oración del «Angelus». Esta costumbre queda recogida en las encuestas de Trapagarán, Barakaldo, Getxo, Ajangiz (B); Elgoibar, Elosua Bergara (G); Urepel (Ip); Arráyoz, Eugui, Mezkiriz, Izurdiaga (N); Aramaio (A).
La hora de la cena ha sido más oscilante, en general; con todo, hasta hace dos o tres décadas, era bastante común el rezo del rosario como oración familiar, antes o después de la cena. Así se indica en las encuestas de Trapagarán, Begoña-Bilbao, Ajangiz, Lezama, Zeanuri (B); Elosua Bergara, Zerain, Beasain (G); Arráyoz, Izurdiaga (N); Apellániz, Aramaio, Amurrio, Artziniega (A). Este rezo del rosario vinculado a la cena familiar ha sido práctica muy extendida, sobre todo en la zona vascoparlante, hasta la década de los años setenta. Como vestigio de esta costumbre, en muchas familias se sigue rezando el rosario antes de la cena de Navidad.