El morokil y papillas similares

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Otro de los productos que se elaboró a partir de harina de maíz fue una gacha o farineta conocida con el nombre de morokil, término común incluso en el área castellanoparlante. También se le denominaba dungulu en Bermeo (B), artasiku en Busturia y Ajangiz (B) y hormigo en Artziniega (A). Según un informante de este municipio alavés, se le llamaba morrokil o morrokillo en otras zonas alavesas vascófonas.

El morokil se tomaba para desayunar y también en la cena. Se componía de harina de maíz, sal y agua caliente.

Sobre el fuego bajo se ponía a hervir agua en un recipiente, que podía ser un puchero (Lezama-B), un maskelu o caldereta (Mondragón-G), o un cazo (Elosua-Bergara-G). Cuando el agua entraba en ebullición se le agregaba la harina poco a poco con una mano mientras con la otra, para que no se formasen grumos, se revolvía hasta que la masa engordase. Para ello se servían de una cuchara de madera (Getxo, San Miguel de Basauri-B) o de un palo (Busturia-B, Mondragón-G). Después se dejaba cocer. En Lezama se hervía durante diez minutos y se retiraba del fuego.

Algunos ponían a hervir directamente el agua con la harina de maíz, manteniendo la mezcla en continua ebullición para que no se formasen grumos (Busturia-B).

La sal se añadía al recipiente al hervir el agua (Elosua-Bergara, Mondragon-G). En Lezama (B), en cambio, la adición de la sal se realizaba durante el hervor de la mezcla del agua con la harina. En Getxo se agregaba la sal a la harina antes de verterlas al agua.

Una vez suficientemente cocido el morokil, se repartía en platos dejándolo enfriar. En Getxo (B), la masa se extendía en una mesa cortándola después en porciones que se mezclaban con leche azucarada. En Lezama (B) se servía a una fuente y después se tomaba acompañando a la leche. También en Elosua Bergara (G) se vertía en una fuente y troceado se agregaba a la leche. En Mondragón se comía con leche en un tazón de barro.

Otra forma de preparar esta farineta ha sido añadiendo directamente la harina a la leche, como en Portugalete (B). Precisamente, en Orexa (G) llamaban morokille a la leche y harina cocidas a la vez. También en Busturia (B) algunos preferían calentar la harina en leche para que el alimento fuera más nutritivo y después agregar más leche. Había quienes le ponían azúcar. En ambas localidades hacían también morokil disolviendo previamente la harina en agua. En Ajangiz (B) diferenciaban entre morokille, la papilla que se hacía disolviendo la harina en agua, y ajje, la que se disolvía en leche.

En Artziniega (A) elaboraban hormigo, una papilla de similares características. Ponían agua en una olla sobre el fuego bajo. Le añadían sal y grasa y a continuación vertían pausadamente la harina de maíz revolviéndola con una cuchara de madera para que no formara grumos. En Urzainki (N), cuando iban a trabajar al monte, llevaban una sartén y los ingredientes necesarios para hacer lo que llamaban formigo. Deshacían sebo, freían cebolla y ajo, ponían agua y sal, y cuando estaba hirviendo, agregaban harina de maíz molida sin cerner. El formigo se comía con cuchara.

Otra forma de elaborar morokil era añadiendo a la leche la masa de hacer talo antes de su cocción (Elgoibar-G). En Bermeo (B), agregaban a la leche la masa de hacer talo o pan de maíz y revolvían hasta conseguir una especie de papilla.

Actualmente, el consumo de morokil es muy reducido.

En Urzainki (N) elaboraban también farineta que era como formigo pero con harina de trigo. Preparaban además lo que llamaban gazbade: Se ponía harina en una cazuela y se agregaba agua hirviendo. No llevaba sal. A continuación se revolvía con una cuchara hasta que espesase y se metía al horno. Adquiría un color tostado claro por fuera y crema oscuro por dentro, no tenía ojos y era liso como una torta. Se debía de comer poca cantidad cada vez, porque resultaba indigesto.

También ha sido frecuente la preparación de una papilla, que en la zona vascoparlante recibe comúnmente el nombre de ai. Es parecido al morokil, pero se elabora con harina de trigo en agua o en leche y añadiéndole azúcar. La solían tomar los niños y también los adultos cuando estaban aquejados de problemas de digestión.