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De Atlas Etnográfico de Vasconia
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A la vuelta del exilio, el año 1953, D._]osé Miguel, al amparo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, crea en San Sebastián un Seminario de Etnología y promueve nuevos programas. Reemprende así mismo, la publicación del ''Anuario de Eusko Folklore'' interrumpida desde 1936. A partir de 1963 y hasta 1980 regenta la cátedra de Etnografía de la Universidad de Navarra.
 
A la vuelta del exilio, el año 1953, D._]osé Miguel, al amparo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, crea en San Sebastián un Seminario de Etnología y promueve nuevos programas. Reemprende así mismo, la publicación del ''Anuario de Eusko Folklore'' interrumpida desde 1936. A partir de 1963 y hasta 1980 regenta la cátedra de Etnografía de la Universidad de Navarra.
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=== La propuesta inicial del ATLAS ===
 
=== La propuesta inicial del ATLAS ===

Revisión del 07:45 2 nov 2017

Fue en las primeras décadas de este siglo cuando D.]osé Miguel de Barandiarán comenzó a tener conciencia de la significación cultural de muchos fenómenos de la vida popular y sintió la necesidad de sistematizar sus conocimientos e investigaciones en esta materia.

Sus indagaciones iniciales versaron sobre creencias y rituales instalados en la mentalidad popular. Pero muy pronto se amplió este campo a los hechos descriptores de los diversos modos de Vida, a las artesanías, a las instituciones consuetudinarias, etc. Este intento de sistematización de todos los aspectos que componen la cultura de una comunidad marca una clara transición entre el folklore de una época y la etnografía como disciplina.

Con esta perspectiva creó en 1920 la Sociedad de Eusko Folklore en la que se integró un grupo de colaboradores. Para desarrollar el trabajo de campo de un modo metódico contaban con varias encuestas elaboradas por D. José Miguel y que se ceñían a puntos concretos de la etnografía. Los resultados de dichos esfuerzos, un valiosísimo material sobre la cultura tradicional del pueblo vasco, fueron publicados en Eusko Folklore. Materiales y Cuestionarios y en el Anuario de Eusko Folklore.

En la década de los años veinte Barandiarán veía esperanzado aquel movimiento investigativo que él mismo había organizado. El año 1924 señalaba en el prólogo del Anuario de Eusko Folklore:

<<...No se hará esperar el dia en que reunido un considerable caudal de hechos concernientes a la Vida popular, nos hallemos capacitados no solo para abordar los problemas de nuestra actualidad cultural, sino también para elevar la ciencia etnológica vasca sobre bases firmes e inconmovibles.»

La progresión en esta línea de trabajo culminó en la elaboración en 1935 de un cuestionario etnográfico general que para su confección había tenido en cuenta otros utilizados en varios países europeos.

Pero a causa de la guerra civil de 1936, aquella escuela etnográfica tan prometedora se va a ver bruscamente truncada por razón del exilio. Con todo no interrumpe su estudio y seguirá publicando Eusko Folklore. Documents et Questionnaires. Es más, en pleno destierro en lparralde, País Vasco continental, prepara un nuevo programa de investigación. Además de realizar trabajos de campo, funda las revistas Ikuska y Eusko ]akintza que recogen los resultados obtenidos. 7

A la vuelta del exilio, el año 1953, D._]osé Miguel, al amparo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, crea en San Sebastián un Seminario de Etnología y promueve nuevos programas. Reemprende así mismo, la publicación del Anuario de Eusko Folklore interrumpida desde 1936. A partir de 1963 y hasta 1980 regenta la cátedra de Etnografía de la Universidad de Navarra.

La propuesta inicial del ATLAS

El año 1969 en las V. Jornadas de Estudios Folklóricos Aragoneses, D. josé Miguel de Barandiarán presentó la ponencia Criterios generales para una investigación etnográfica de los Pueblos Pirenaicos. Iba acompañada de un nuevo cuestionario etnográfico remodelado conforme al plan que la Conferencia Internacional de Etnología Europea formulara en 1965.

Un año antes, en el I. Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares (Zaragoza 1968) había presentado Barandiarán su proyecto con la comunicación titulada Bosquejo de un Atlas Etnográfico del Pueblo Vasco. En ella, tras realizar un inventario de las aportaciones etnográficas realizadas hasta entonces en el área vasca, ofrecía un balance crítico señalando los vacíos y las deficiencias más importantes en este campo.

He aquí los puntos programáticos expuestos en estas dos comunicaciones.

1. En muchas de nuestras publicaciones etnográficas, el material recogido es exclusivamente el que la tradición popular ha hecho llegar hasta nosotros. Pero nuestra cultura presente, no es sólo el conjunto de las vivencias que nos vienen de las fases pretéritas del proceso histórico de nuestro pueblo, sino también las nuevas vivencias que advienen de los cuatro puntos cardinales y son aceptadas por la comunidad vasca donde efectuamos nuestros sondeos.
2. Una gran parte de nuestros estudios y publicaciones está formada por descripciones estáticas y casi exclusivamente morfológicas de los hechos. Sus autores, tomaron del complejo cultural unos materiales y los presentaron como datos puros, imitando en esto al naturalista que aísla y describe los hechos de su especialidad. Pero mientras estos tienen por sí mismos una significación, aquéllos -los hechos culturales son signos que nos remiten a unas neutralidades diferentes de la del observador. Es, pues, un error el desintegrarlos, el sustantivarlos y manipular con ellos como lo hiciera el naturalista en su laboratorio con los suyos. Al aislarlos de su contexto humano y objetivarlos, los privamos de su auténtica realidad.
3. No podemos aprehender la cultura con sólo observar los símbolos, sino Viviendo la realidad a la que estos se refieren en contacto con los hombres que actúan en relación con el medio y con sus semejantes. En :etnología no es adecuadamente inteligible lo que no ha sido vivido.
4. La descripción del objeto no debe ser, por lo tanto, puramente estática. En una sociedad, en un pueblo, cada elemento interviene no sólo por sus características físicas -dimensiones, peso, volumen, color—, sino también porque tiene una significación, porque sugiere gestos, conductas, modos de vida, porque se halla humanizado, comporta una significación cultural. Su visión evoca gestos de quienes lo han fabricado y de los que lo utilizan. Es signo visible de un mundo de intenciones, de nociones y de ideas que los hombres cultivan en torno suyo. Así pues, en los estudios etnológicos, como en los históricos, no debemos perder de vista la primacía de lo invisible como criterio de interpretación.
5. En nuestras publicaciones debemos consignar el índice de vitalidad del material registrado o el grado de aceptación que tiene en el pueblo y así mismo hay que indicar la extensión o área que los elementos de cultura cubren dentro del país o más allá.
6. Existen en el Pais Vasco muchas zonas que no han sido estudiadas todavía por ningún etnógrafo. En éstas y en otras, sin embargo, el contacto con el maquinismo está haciendo desaparecer todos los modos de existencia tradicionales. Nos debe interesar el fenómeno del maquinismo pero también las fases anteriores del proceso.
7. Una labor apenas ensayada es la de describir el proceso de la aculturación de los individuos más castizos y mejor modelados por el saber popular en cada comarca. Para completar el conocimiento de un pueblo, interesa saber cómo los elementos de su cultura han ido instalándose en aquellas personas cuyo comportamiento personal las acusa marcadamente.
8. Por todo lo dicho creemos urgente que se lleve a cabo una labor metódica mediante equipos bien formados en la técnica de la investigación etnográñca. Hay que organizar pues en Vasconia rebuscas sistemáticas en forma de sondeos que deberán ser hechas en localidades situadas en todas las comarcas, hasta tener de cada una de éstas una monograña que comprenda los temas fundamentales de la vida cultural de sus habitantes.

Proyecto ETNIKER

A cualquiera podrían asustar, sobre todo en aquellos años de desamparo institucional y sin recursos económicos, las dificultades prácticas que entrañaba la elaboración de un Atlas cultural. Este tenía que recoger por otra parte aspectos relativos a la transición cultural que se estaba operando. En medios restringidos se había creado un ambiente favorable a este proyecto. Sin embargo era necesaria la elaboración de numerosas monografías en todas las comarcas del País, para lo cual se precisaba formar un cuerpo de colaboradores distribuidos por toda el área que abarcaba el Atlas, y el registro de nuestra vida tradicional había que realizarlo antes de que fuera demasiado tarde.

Tan ambicioso programa propuesto por D. josé Miguel de Barandiarán se materializó en el proyecto ETNIKER. El mismo persigue la recopilación metódica de materiales etnográficos. Se trata de estudiar el sistema de normas, estructuras y funciones que caracterizan el modo de vida en el área que tradicionalmente ha sido denominada Euskalerria o Vasconia y que abarca la Comunidad Autónoma del País Vasco, la Comunidad Foral de Navarra y una parte del Departamento francés de los Pyrénées Atlantiques.

La prosecución de este objetivo en una área extensa y a la vez diversa, administrativa y culturalmente, requería una estructuración regional. A estos efectos, por iniciativa del mismo Barandiarán fueron creándose y asentándose grupos de investigación, adheridos a instituciones culturales existentes en cado uno de los territorios.

Los grupos ETNIKER están compuestos en su mayoría por miembros de formación universitaria que han realizado cursos de metodología etnográfica para investigación de campo. Cada uno de ellos cuenta con diversos colaboradores coordinados por un responsable del grupo.

Estrategia etnográfica