IV. MATANZA DOMÉSTICA DE ANIMALES
Las matanzas domésticas de animales para el consumo familiar han sido comunes a toda Vas-cofia, pero a lo largo de los años, y sobremanera en este siglo, este aprovisionamiento de carnes y grasas animales ha sufrido una profunda transformación.
La costumbre misma de comer carne ha variado en cuanto a cantidad y forma a lo largo de los siglos. En las villas y ciudades su suministro estuvo asegurado y controlado por Concejos, Ayuntamientos y Administraciones parejas desde la Edad Media; numerosas referencias a esta práctica se encuentran en las ordenanzas municipales o concejiles, en concordias y acuerdos.
La obtención y provisión de alimentos e ingredientes básicos derivados de animales y destinados al consumo doméstico ha determinado la cría y la matanza de éstos en el hogar tradicional. En las áreas en las que era más dificil la provisión de grasas vegetales, la matanza del cerdo, principalmente, fue una práctica obligada desde antiguo.
Los animales objeto de sacrificios domésticos han sido el cerdo, el cordero y la oveja, la cabra, las aves de corral y los conejos. En menos ocasiones animales mayores, como terneros, vacas o caballos.
La matanza de estos animales se ha llevado a cabo en diferentes épocas del año de forma que garantizaran el abastecimiento de grasas y carnes durante todas las estaciones. Así por ejemplo, la matanza del cerdo ha sido propia de los meses de invierno, la del cordero y cabrito en primavera, la de oveja hacia el otoño, y la de las aves de corral y otros animales menores como el conejo, según lo exigieran las circunstancias.
Actualmente, el ganado vacuno se sacrifica por lo general en mataderos municipales o comarcales y su carne es luego vendida en carnicerías.
A primeros de siglo, y aún en décadas posteriores era común, sobre todo en el área atlántica de Vasconia, el sacrificio doméstico de novillos o vacas. Esta matanza tenía lugar en el otoño; sus carnes magras, arakie, eran conservadas en sal y servían de condimento a los caldos y cocidos, durante todo el año.
Así mismo, con ocasión de los grandes acontecimientos familiares como bodas y otras fiestas colectivas, eran frecuentes las matanzas domésticas de animales vacunos; su carne fresca constituía la base principal de estas comidas festivas.