Comidas de tornaboda
De los datos recogidos en las localidades encuestadas podríamos inferir que a medida que la salida en viaje de novios se fue institucionalizando, en muchos lugares la tornaboda se conservó como banquete, coincidente con el último de la serie de ágapes de los días de celebración de bodas, o como comida de bienvenida a la vuelta de la luna de miel de los novios. Por regla general estos últimos banquetes coincidirían con alguna celebración religiosa o rituales en torno a la sepultura familiar en ese mismo día, pero no nos ha llegado constancia de ello en los datos consignados a continuación.
En Ribera Alta (A) únicamente las personas mayores recuerdan la tornaboda. Resaltan que no era costumbre muy general. Solamente se celebraba en algunas familias. Consistía en una cena que ofrecían los recién casados a algunos vecinos y familiares, después de regresar del viaje de novios. La recién casada debía esmerarse para obsequiar a los invitados con un buen banquete.
Según el testimonio de una informante a la cena solamente asistían hombres. Ella recuerda aquella experiencia del banquete de tornaboda como una pesadilla debido a la responsabilidad de preparar unos buenos platos para dejar el umbral familiar bien alto y también por sentirse muy observada por parte de los hombres de un pueblo para ella todavía desconocido.
En Mendiola (A) los novios, dos o tres domingos después de la boda, concluida su luna de miel, acudían a la casa de los parientes más cercanos, para celebrar una comida familiar.
En Moreda (A) es costumbre al regreso del viaje de luna de miel, celebrar una cena en la casa de los padres de la novia con las familias de ambos cónyuges.
En Arrasate (G) al regreso del viaje de novios, que normalmente solía durar una semana, los recién casados invitaban a comer a los parientes más próximos en la casa donde se habían instalado.
Idéntica costumbre se ha constatado en Amézaga de Zuya, Salvatierra (A); Busturia (B); Telleriarte (G) y Lekunberri (N). En Bidegoian (G) al igual que en Elgoibar (G), a esta comida la denominan eztaiak.
En Ezkio (G) la tornaboda se celebraba en casa de los padres de la novia el primer domingo tras el regreso del viaje de novios. Tomaban parte en ella los recién casados y los padres de ambos.
En Obanos (N) la tornaboda evoca a los informantes algo festivo y jocoso, perteneciente al pasado. En la actualidad cuando los novios regresan de su viaje acuden un día a comer a casa de los padres de la novia y otro a la del novio. Igual costumbre hay en Aoiz (N) y en Berganzo (A), aun cuando no se conozca el significado del término "tornaboda".
En Baztan (N), al domingo siguiente de la celebración de las bodas, comían juntos los recién casados y sus padres. Era en este momento cuando se hacía entrega de la dote[1].
En Castejón (N)[2], los invitados asistían a misa con los novios y continuaban con las comidas y bailes del día anterior.
En Moreda (A), antaño, al regresar de la luna de miel los músicos del pueblo y los mozos acudían a cantar a la casa de los recién casados. Le cantaban al marido las siguientes estrofas:
- A [fulano] y [mengana]
- la enhorabuena le damos,
- a estos recién casados
- que Dios les haga felices
- y que gocen durante muchos años.
Otra versión:
- A esta casa hemos venido
- a dar la enhorabuena
- a estos recién casados.
- Que Dios les bendiga
- y les dé salud por muchos años
- [/ que les veamos que vivan muchos años].
Los recién casados, motivados por estos cánticos, bajaban a la entrada de la casa o salían a la calle y daban a los rondantes chorizo, nueces, almendras, vino, pastas, etc. Los más generosos solían pagar a los amigos rondantes una buena cena.