Comprados. Ume barria erosi

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Otra tradición extendida en Navarra es la de decir a los niños que les han comprado un hermanito. Para aludir a la llegada del nuevo miembro a la familia, se les decía en Aoiz (N): "¡Vaya nene tan guapo te han comprado los papás! ", "¿Habéis comprado un hermanito?" o "¡Cuánto dinero tienen los papás!". Esta misma fórmula era empleada por los padres para anunciar a sus hijos la llegada del nuevo bebé: "El papá y la mamá han reunido dinero y van a comprar un hermanico para que juguéis con él". También se han constatado expresiones similares en Allo, Garde y Lezaun (N). En Viana (N) se les decía que lo habían comprado en París. En San Martín de Unx (N) si el muete se quejaba porque no habían comprado una niña le solían contestar que "valía muchos dineros".

En Aoiz (N) cuando a partir de 1960 las mujeres comenzaron a ir a Pamplona a dar a luz se les convencía de que era allí donde los compraban. En Beasain (G), por idénticas fechas, ocurrió lo mismo con las que se desplazaban a las clínicas de San Sebastián.

En la localidad vizcaina de Bermeo también se les decía que los adquirían en Bilbao, y en Errigoiti (B) en París, erosi Parisen; lo mismo en el Valle de Elorz[1] (N).

En Muxika y en Zeanuri (B) se les explicaba que los compraban donde hubiese muchos niños, erosi ume asko egoen lekuen, o en la maternidad, erosi maternidadean.

Este tipo de tradiciones fueron habituales en tiempos pasados entre los niños de corta edad ya que ni ellos ni sus hermanos mayores recibían ningún tipo de información relativa a temas de sexualidad. Entre padres e hijos no existía la confianza necesaria para tratarlos, los progenitores no daban explicaciones a sus hijos acerca de estas materias y éstos tampoco se atrevían a preguntar. Los niños de las áreas rurales solían tener al menos la ventaja de que veían parir en casa a los animales domésticos.

Hoy en día los niños reciben mucha más información tanto de sus padres como de sus maestros, también influyen los medios de comunicación y el entorno social. Una vez comienzan a interesarse por estos asuntos sus padres les explican la verdad o tratan de hacerlo ajustándose a su edad. A partir de los años setenta, como consecuencia de estos cambios, comenzaron a arrinconarse las tradiciones antes recogidas quedando restringidas a algunos círculos o a niños de muy corta edad.


 
  1. Javier LARRAYOZ. "Encuesta etnográfica del Valle de Elorz" in CEEN, XVI (1974) p. 74.