Dar el pecho . Bularra eman

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En épocas pasadas la leche materna constituyó el único alimento del recién nacido hasta fases muy avanzadas de su desarrollo.

Popularmente amamantar al niño se dice "dar el pecho", "dar de mamar", "darle teta", "bularra emon"; "norbere bularretik asi" y al propio niño "niño de leche", "niño de teta", "bularreko aur", "bularreko ume': Al primer "golpe de leche" le llaman rayada en Apellániz (A)[1], el trago o rayada en Bernedo (A) y rayo en Amézaga de Zuya (A).

En Allo (N) dicen que para "hacer tiro", esto es, para que saliese la leche de los pechos, a algunas mujeres les ponían a mamar un cachorro de perro.

En Elosua (G) en la década de los treinta para sacar el pezón también se recurría a un perro joven. En Zerain (G) cuando el pezón no tenía forma suficiente para que el niño pudiera sujetarlo se cogía una nuez, se abría con cuidado para no romper la cáscara, se vaciaba, se colocaba sobre el pezón y se sujetaba fuerte. Se quitaba para dar el pecho y después se volvía a poner.

En Azpeitia (G), a principios de siglo, durante las primeras cuarenta y ocho horas amamantaba al niño alguna vecina pues el calostro le era extraído a la madre por unas mujeres llamadas mamonas que se dedicaban a "formar pezones"[2].

En Allo (N) si la madre tardaba en estar en condiciones de dar el pecho al niño se buscaba una mujer de confianza que estuviera criando, pero esta situación raramente se alargaba más de tres días. En Bidegoian (G) si tenía problemas para dar de mamar a su hijo se llevaba el bebé a alguna mujer de la vecindad o de la familia que hubiese dado a luz para que lo amamantara durante varios días, hasta que ella pudiese.

En Bidania (G) en las primeras cuarenta y ocho horas se acudía con el niño a una mujer que estuviera criando para que le diera el pecho, recibiendo ésta el nombre de iñuria.

En Amorebieta-Etxano (B) si en la vecindad o incluso más lejos había alguna mujer que hubiese dado a luz se le llevaba el recién nacido para que lo amamantase durante tres días más.

En Nabarniz (B) nada más nacer el niño se le entregaba a una mujer que tuviera pecho, llamada añie, para que le amamantara durante tres o cuatro días, tras los cuales se volvía a traer a casa. Este comportamiento obedecía a que la madre tardaba unos días en tener leche propia para criar a su hijo. La mujer que le había amamantado durante ese corto periodo de tiempo era la encargada de llevarle en brazos a la iglesia para que fuera bautizado.

En Oñati (G) también era costumbre llevar a la criatura donde otra mujer que estuviese amamantando a su hijo en tanto a la propia madre no le "bajara" la leche. En Markina (B), donde también obraban así, algunos informantes recuerdan que no era del agrado del médico.

En Urduliz (B) en los casos en que la madre tenía poca leche, algunas se sacaban ellas mismas en un vaso lo poco que tuviesen y se lo daban al niño.

Urduliz (B), 1984. Fuente: Akaitze Kamiruaga, Grupos Etniker Euskalerria.

En Zerain (G) cuando carecía de suficiente leche se preparaba un cocimiento de agua con hinojo y tomaba dos tazas diarias, mañana y tarde, durante diez días. Si notaba que no era suficiente, después de unos días de descanso volvía a tomar otras diez, pero no había que abusar porque el gusto del hinojo podía pasar a la leche y ser rechazada por el niño.

Si se consideraba que la leche que recibía el bebé era poca o pobre se le complementaba la alimentación con leche de vaca o de cabra rebajada, dependiendo de las zonas. Algunos manifiestan que la de burra era la más adecuada para sustituir a la de la madre (Muskiz-B; Beasain-G). En Monreal (N) se recuerda el caso de un niño que fue amamantado por una cabra. En Treviño (A) los niños alimentados con este último tipo de leche recibían el nombre de cara cabras. En Goizueta (N) se le daba de vaca rebajada con agua y a medida que el niño iba creciendo la cantidad de leche iba en aumento hasta que finalmente la tomaba sola.

En el caso de que a la madre le sobrase leche, para eliminar el excedente se utilizaban varios remedios. Satrústegui recoge los siguientes: Darle de mamar a otro niño lo cual resultaba beneficioso tanto para la mujer como para los dos bebés. Si en la casa había un cachorro de perro, ponerle a que mamara. También había mujeres que voluntariamente extraían la leche a la puérpera; esto no estaba mal visto. Otro remedio, peor considerado que el anterior y al que sólo se recurría como última posibilidad era solicitar la colaboración de hombres que se dedicaban a esto y que por ello recibían el nombre de mamonak[3].

Cuando la madre perdía el hijo tenía que recurrir a medidas similares a las anteriores con el fin de suprimir la leche materna. En Zerain (G) conocían éstas: tomar agua donde previamente se había cocido perejil, colocar sobre el pecho una cataplasma de perejil o frotarlo con alcohol; recurrir a personas que estaban habituadas a extraer la leche; se trataba de hombres y mujeres de edad y parece ser que por lo menos algunas preferían que no tuvieran la dentadura completa.

En Elosua (G) cuando el niño tenía poca fuerza para mamar o para ayudar a la retirada de la leche en el caso del fallecimiento del bebé, en la década de los años treinta se encargaba de extraer la leche un hombre de uno de los caseríos de la zona.

El recurso del perejil para retirar la leche ha estado ampliamente difundido. En Baztan (N) se recomendaba beber a la madre agua de raíces de perejil[4]. En Arrona (G) se consideraba que lo mejor para que le desapareciese la leche era que pusiese perejil bajo el pie dentro del zapato y que bebiese agua de raíces de caña[5]. En Gatzaga (G) que colocase varias ramas de perejil en los pechos y los vendase fuertemente con una toalla o un lienzo[6]. En Carranza (B) también se le atribuía la capacidad de "cortar la leche", de ahí que se evitase al condimentar las comidas.

En Arratia (B) se le ponían en la espalda hojas de berza calientes[7]. En Barkoxe (Z) las madres solían ser purgadas[8].


 
  1. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. "Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés" in Ohitura, 0 (1981) p. 161.
  2. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 2, p. 592.
  3. José M.ª SATRUSTEGUI. Euskaldunen seksu bideak. Oñati, 1975, p. 187.
  4. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 346.
  5. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 347.
  6. Pedro M.ª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 63.
  7. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 347.
  8. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 346.