Mocerías en Álava

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En los pueblos de Alava donde perviven aún las mocerías, éstas agrupan de forma consuetudinaria a todos los jóvenes varones de una localidad.

En la comarca de Bernedo los mozos formaban cuadrilla a la que entraban al cumplir los dieciocho años. Ninguno rehusaba pertenecer al grupo dado que de ese modo podía participar en el baile y en las demás actividades propias de los mozos. Cuando se casaban o cuando cumplían los cuarenta años dejaban de pertenecer al grupo.

En Obecuri el ingreso en la cuadrilla tenía lugar con ocasión de fiestas en las que la actividad de los mozos era importante; en la festividad de Santa Agueda o las fiestas patronales del pueblo. El "nuevo" era objeto de alguna "novatada" por parte de los otros mozos y, en todo caso, tenía que asumir el cargo de alguacil hasta que entrara el siguiente. A las órdenes del "mozo mayor" que hacía de alcalde de la mocería, el "mozo alguacil" tenía que servir el vino en las comidas y en las meriendas, subir los instrumentos de los músicos a la ermita el día de la fiesta y realizar los encargos del grupo.

Sorteo para el baile. San Vitor de Gauna (A), 1970. Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.

Los chicos de catorce años recién salidos de la escuela, formaban la cuadrilla llamada de los "medio-mozos". Cuadrillas similares había en todos los pueblos de la comarca y siempre estaban sometidos al grupo de los mozos.

Cuando un "medio-mozo" solicitaba entrar en la cuadrilla de los mozos, éstos determinaban la fecha de ingreso. El nuevo tenía que pagar un cuartillo de vino. En Bajauri los "medio-mozos" pedían por las casas durante el Carnaval sin tomar, en ningún caso, la delantera a los mozos. Además tenían que darles a éstos media docena de huevos y dos trozos de chorizo de lo que habían recogido. Los mozos celebraban Carnaval el domingo y el martes; los medio-mozos solamente el martes. Este día los mozos organizaban baile los medio-mozos que querían bailar tenían que pagarles un paquete de cigarrillos.

El cometido de la cuadrilla de mozos se centraba sobre todo en las fiestas patronales del pueblo. Ponían todo su empeño en que se divirtieran tanto los vecinos como los visitantes, y trataban de demostrar que las fiestas de su pueblo eran las más divertidas. Se encargaban de contratar la música, de organizar el juego de bolos y los juegos de apuestas como el "paral" realizado con cartas o monedas. El mozo que gobernaba las apuestas cobraba "el barato" que venía a ser el tanto por ciento que debía pagar el que ganaba. Con el dinero obtenido se pagaban primeramente los costos de la fiesta y con lo sobrante, pasada la fiesta, los mozos celebraban una comida aunque tuvieran que aportar algo de sus propios bolsillos.

En todos los pueblos de la comarca la víspera de la fiesta patronal, se hacía "una vereda"[1] para adecentar el pueblo. En Bernedo tenían que limpiar los pozos de los dos lavaderos, el de Suso y el de la Sarrea. El mozo que no tomaba parte en este trabajo vecinal era multado.

Durante los días que duraban las fiestas patronales tenían que acompañar a los músicos en el toque de diana que tenía lugar a primera hora de la mañana. El mozo que no asistía a este toque era multado.

Al salir de la misa mayor, los mozos cantaban primeramente al cura y después al alcalde quienes les daban algún dinero o algún agasajo. En el frontón organizaban partidos de pelota: una pareja del pueblo contra otra de forasteros. Durante el juego pasaban la boina por el público para recaudar dinero.

La actividad de los mozos se destaca durante los días de Carnaval y en la festividad de Santa Agueda. En ambas fiestas hacían postulación por las casas del pueblo recogiendo huevos, chorizos y dinero. Con lo obtenido en la cuestación y con lo que cada cual añadía a escote compraban un carnero para luego celebrar una comida o cena.

Santa Agueda es tenida en esta comarca como patrona de los mozos. En su día, 5 de febrero, éstos cantaban la aurora, tocaban las campanas, iban a misa, hacían de monaguillos y le daban al cura el estipendio de la misa.

En la víspera de San Juan, mozos y mozas con permiso de los vecinos del pueblo, iban al monte a ordeñar las cabras. Al día siguiente salían a postular por el pueblo. Con lo que recogían, más la leche que habían bajado del monte y el carnero que mataban, comían y merendaban juntos.

Tanto en Bernedo como en otros pueblos de la comarca corría a cargo de los mozos la organización del baile de los domingos a lo largo del año.

Al anochecer de los sábados los mozos hacían una ronda por las casas donde había mozas y ellas les obsequiaban con dinero que echaban desde la ventana. Los chicos se esmeraban en preparar letrillas que contentaban a las chicas. También hacían esta ronda el día del cumpleaños de cada moza. Una muestra de estas letrillas cantadas a ritmo de jota y con acompañamiento de guitarra son éstas recogidas en Urturi:

Que vives en un rincón
y vives arrinconada;
y en los rincones se crían
las flores más encantadas.
Las alubias del puchero
unas suben y otras bajan;
y de las chicas de este pueblo
la (María Pilar) es la más guapa.

En ocasiones estas letrillas tenían un carácter menos agradable e incluso insultante.

Hoy día la sociedad en general ofrece un carácter más informal: los mozos siguen organizando las fiestas patronales, pero ya no se mantiene la estructura formal de "la cuadrilla de los mozos".

En Apodaca la "mocería" tenía una organización similar a la descrita en Bernedo y su comarca. Cuando un chico cumplía 16 años entraba "de mozo". Para ello pagaba media cuartilla de vino con lo que adquiría el derecho de "cantar Santa Agueda", actuar de mozo en las fiestas, llevar las andas en las procesiones y actuar en los entierros.

En la organización de las fiestas patronales, a los mozos correspondía el lanzamiento de los cohetes, el toque de campanas y el canto de las alboradas. Eran también ellos los que contrataban y atendían a los músicos, cobraban "el barato" de los juegos de bolos y de bolillas y velaban para que hubiera orden durante las fiestas. El domingo siguiente a éstas todos los mozos se reunían en casa del "mozo mayor" para tomar café y hacer las cuentas. Si las cosas habían salido bien terminaban merendando en alguna taberna del pueblo.

Era el "mozo mayor" quien distribuía las tareas entre los mozos. El día de Santa Agueda, festividad patronal de los mozos, a él le correspondía organizar la ronda, tocar las campanas y prestar su casa para la comida y la cena. En la misa de Santa Agueda el mozo mayor hacía la ofrenda y los mozos entrantes servían de monaguillos. Tras la comida invitaban al cura y al alcalde a tomar café.

En esta localidad todos los servicios que se prestaban al fallecer un vecino estaban encomendados a los mozos. Ellos se encargaban de avisar al médico y al cura, acompañar al viático, organizar el velatorio, transportar el féretro a la iglesia y dar tierra al difunto.

Cuando un joven contraía matrimonio dejaba de ser "mozo". Si alguno, por alguna otra causa, deseaba salir del grupo debía de pagar una cuartilla de vino.

En Gamboa, se pasaba a ser mozo a los 16 años y dejaban de serlo cuando contraían matrimonio. Si se quedaba soltero se le llamaba "mozo viejo".

Ser "mozo" era entrar en el grupo de jóvenes del pueblo cuya tarea principal era preparar y participar en las fiestas. Para la organización de éstas, los jóvenes tenían una reunión en el pórtico de la iglesia; primeramente se daba cuenta de los mozos que habían causado baja durante el año; seguidamente se presentaban Ios candidatos al ingreso; éstos eran aceptados o rechazados según votación mayoritaria. El "nuevo mozo" podía en adelante entrar en la taberna, compartir con los mayores y jugar a los bolos.

Entre los mozos había uno que destacaba por ser el de más edad, por tener más personalidad o por representar a más gente. Este era el "mozo mayor" y debía dirigir a los otros mozos, convocar las reuniones y distribuir las tareas.

La patrona de los mozos era Santa Agueda. En algunos pueblos de la comarca la noche del día 4 de Febrero, víspera de la festividad de la santa, los mozos recorrían el pueblo cantando coplas al son del acordeón.

En Mendiola se ingresaba en la mocería a los 17/18 años. Hacia el año 1950 la cuota de entrada era de 25 ptas. Dejaban de ser mozos una vez que se casaban. También podían ser expulsados por mal comportamiento.

Eran catorce o quince los mozos que en este pueblo formaban el grupo; uno de ellos el "mozo mayor". Este era generalmente el de más edad y era elegido por el resto de los miembros.

Las fiestas que organizaban los mozos eran las siguientes:

Santa Agueda: La víspera de su festividad, iban los mozos por las casas cantando coplas y provistos de un largo bastón que golpeaban al ritmo del canto. Pedían dinero y alimentos (huevos, pan, chorizo, higos y pasas). Con el dinero recaudado acudían a Vitoria para comprar fruta, dulces y filetes de corazón. Con todo ello organizaban una merienda en una de las tabernas del pueblo o en "el borde" (cabaña o cobertizo) de algún vecino. Las mozas eran invitadas a esta merienda, que muchas veces solía estar ambientada con música de acordeón que tocaba algún mozo.

Martes de carnaval: Este día los mozos del pueblo salían a pedir por las casas vestidos de "porreros"[2]. Con lo obtenido, normalmente productos de la matanza, hacían una merienda en "el borde" de algún vecino. En este caso no invitaban a las mozas ya que éstas no se disfrazaban.

Esta costumbre se mantuvo hasta los años setenta. Actualmente los mozos y mozas del pueblo acuden a la capital a celebrar el carnaval.

San Juan Bautista: Hasta la década de los años setenta, los mozos de Mendiola, junto con los de Castillo y Monasterioguren, saltaban sobre las hogueras que habían encendido en la cima del monte que ellos llaman Santa Cruz de Mendiola[3] y Ios vitorianos Olárizu. Estas hogueras se encendían al atardecer y el festejo se hacía con la presencia de todos los vecinos del lugar.

Fiestas patronales: Actualmente los mozos del pueblo se encargan de montar las "barras" que ambientan las verbenas nocturnas; además organizan el baile, las rifas y el concurso de bolos. Antaño, después de comer, los mozos provistos de acordeón solían salir por las casas pidiendo dinero o comida. Lo que se recaudaba se destinaba para pagar las fiestas y para celebrar una merienda a la que también estaban invitadas las mozas.

En Artziniega antiguamente salían varios grupos de mozos la víspera de Santa Agueda a postular por las casas cantando:

Esta noche es noche buena
víspera de Santa Agueda
hemos salido de ronda
corno solemos acostumbrar.
Si va a cortar usted tocino
no se corte usted los dedos
corte usted por más arriba
somos muchos compañeros.
A los señores de esta casa
Dios les dé salud y vida
muchos largos, muchos años
y dinero en abundancia.

Al día siguiente, festividad de Santa Agueda, se reunían los mozos y hacían una comida a la que invitaban al cura y al alcalde.

Actualmente la canción a Santa Agueda se canta en euskera y en la cuestación participan tanto chicos como chicas:

Aintzaldu daigun Agale Deuna
bihar da ba Deun Agate,
etxe honetan zorion hutsa
betiko euko al dabe!

En Berganzo para entrar en la cuadrilla de mozos el aspirante tenía que pagar una cuartilla de vino.

En la década de los años cincuenta los mozos mataban una cabra o una oveja la víspera de Santa Agueda y el día de la festividad por la mañana iban a misa. Seguidamente salían a pedir por las casas. Para ello preparaban un burro al que cubrían con una sobrecama y sobre él se sentaba un mozo portando una figura de Santa Agueda. El resto de los mozos caminaba detrás cantando coplas.

Con lo obtenido en la cuestación preparaban una comida a la que invitaban a las mozas. Seguidamente celebraban un baile que terminaba con la cena.

En Valdegovía se incorporaban a la cuadrilla de mozos cuando cumplían 16 años; a ella pertenecían todos los solteros del pueblo. Con todo había quien era reacio a incorporarse; a éste se le hacía el vacío, por lo que, salvo raras excepciones, tarde o temprano todos se hacían de la cuadrilla. El jefe era "el mozo mayor", el de mayor edad. Este era el que llevaba la voz cantante y el organizador de todo lo que la cuadrilla planeaba.

La cuadrilla de mozos organizaba la fiesta de Santa Agueda, el Carnaval, las fiestas del patrón local, y de vez en cuando los bailes y sus meriendas o cenas. Para cubrir los gastos se recurría a la cuestación de Santa Agueda, pero normalmente todos los miembros de la cuadrilla aportaban su dinero a escote. Se dejaba de pertenecer a la cuadrilla de los mozos al casarse.

En Amézaga de Zuya aquéllos que tenían que incorporarse al servicio militar, "los de la misma quinta", tenían por costumbre festejar la fiesta de Santa Agueda con una misa. De víspera todos los jóvenes iban pidiendo por las casas del pueblo. Con lo recogido celebraban en casa de un quinto una comida, a la que invitaban al cura y al maestro. Por la noche tenían una cena a la que invitaban a las chicas.

Fiesta de Santa Águeda. Quintos. Apodaka (A), 1992. Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.

En la cuestación de Santa Agueda se cantaban estas coplas:

Esta noche es noche buena,
víspera de Santa Agueda
hemos salido de ronda
para no dejarla olvidar
como los antepasados
solían acostumbrar.
No venimos por ver chicas
ni tampoco por bailar
sino por las longanizas
de "la lata" a descolgar.
Córteles por bien arriba
los chorizos y los lomos
que si se corta los dedos
usted los pierde más que todos.

En Moreda la festividad de Santa Agueda era particularmente celebrada por la mocería. De víspera mozos y mozas subían al campanario de la torre de la iglesia de Santa María y volteaban sin parar sus cuatro campanas. Esta tradición se remonta a finales del siglo XVI.

Al día siguiente, a primeras horas de la mañana, los mozos en quintas de cada año recorrían en cuadrilla las calles del pueblo vistiendo grandes capas azules que les cubrían todo el cuerpo. Una banda de música amenizaba con guitarras y bandurrias el recorrido. La comitiva se detenía en las esquinas y plazas del pueblo y en cada parada un mozo hacía sonar una corneta o un tambor y procedía a dar lectura a unas letrillas que constituían el bando o pregón de los mozos.

Una anciana informante recordaba en estos términos un pregón de principios de siglo: "Que se levantaran las mozas a tiempo por la mañana a barrer las calles; que se pusieran guapas para acudir al baile de la tarde; que se cuidasen los mozos de tirar cáscaras de castañas y trozos de pan al señor cura, ya que eso era hacerle burla".

Los mozos recorrían las calles y barrios acompañados de un burro bien aparejado y llevando una pequeña imagen de la santa que daban a besar al ama de la casa a cuya puerta llegaban pidiendo. En los capazos y alforjas del burro metían todo lo que iban recogiendo. Las mozas del pueblo elaboraban para este día roscas adornadas con anises de diferentes colores. Cuando pasaba la ronda de los mozos, las novias arrojaban desde el balcón su rosca de pan y cada mozo colgaba del burro, en sitio bien visible, la rosca de su prometida.

El día de Santa Agueda, el Ayuntamiento delegaba todos los poderes del Concejo en los quintos; éstos asumían los cargos de alcalde y concejales. El quinto más veterano tomaba la vara de mando del alcalde y acompañado de los demás quintos concejales acudían a Misa Mayor, sentándose en el primer banco de la iglesia como lo hace la Corporación en las solemnidades. La imagen de Santa Agueda era vestida con bonitas telas por los propios mozos y llevada a la iglesia por el mozo que primero se fuera a casar. Al atardecer se celebraba el baile y tras éste una cena de besugo, cordero y demás viandas que hubiesen recogido en la cuestación. Con esta cena mozos y mozas daban por finalizada la jornada del día de Santa Agueda.

Imagen de Santa Águeda. Moreda (A). Fuente: José Ángel Chasco, Grupos Etniker Euskalerria.

En Salvatierra no existen mocerías, pero las cuadrillas se agrupan por sexos y edades. La mayor parte de éstas se inician en las escuelas, con incorporaciones posteriores según sus aficiones.

En Treviño los jóvenes salían juntos a cantar en la víspera de Santa Agueda. Estos mozos eran los que conformaban el grupo que organizaba las fiestas y tocaban el acordeón.

Mocerías a primeros de siglo

A primeros de siglo los pueblos rurales de Alava al igual que los de otras regiones tenían una vida más autónoma; los jóvenes que vivían y trabajaban en el pueblo eran muchos y esta mocería jugaba un papel prevalente en la vida festiva de la localidad. Esta constatación se desprende del apunte etnográfico que, en la década de los años treinta, se publicó sobre la mocedad de un pueblo de la montaña alavesa en el Anuario de Eusko Folklore[4].

Por entonces tenía Pipaón 250 habitantes; para pertenecer a la "mocedad" o cuadrilla de mozos del pueblo había que tener 17 años de edad y pagar una peseta.

La asociación tenía sus cargos: el de mozo mayor ejercido por el de más edad, y el de mayordomo compartido por los dos mozos más jóvenes.

La mocedad veneraba a San Roque como patrono y a Santa Agueda como patrona.

Esta asociación tenía una actividad continuada en las fiestas a lo largo del año. Su calendario, que bien pudiera extenderse por esos años a otros pueblos de Alava era el siguiente:

San Blas (3 de febrero): Todos los mozos tenían obligación de ir a misa ese día. Los mayordomos llevaban a la iglesia pan, galletas y licor para ser bendecidos. Después de misa todos los miembros de la asociación desayunaban con lo que hicieron bendecir en la iglesia.

Santa Agueda (5 de febrero): De víspera, las mozas volteaban las campanas de la iglesia desde las dos hasta las cuatro de la tarde. Hacían lo mismo desde las siete hasta las ocho y desde las once hasta las doce de la noche. Los mozos a las nueve salían cantando, con acompañamiento de guitarras, por todas las casas donde había mozas. Cada una de éstas tenía que darles media peseta. La misma cantidad pagaban las mozas en las postulaciones de Navidad, Pascua de Resurrección, Pentecostés, Carnaval, San Juan Bautista y San Roque.

El día de Santa Agueda, a las cinco de la mañana, los mozos volteaban las campanas. A las diez se celebraba una misa cuyo estipendio pagaba la mocedad; los mayordomos ayudaban en misa y los demás mozos la cantaban. Después de misa, salían a pedir por las casas a fin de recoger dinero para sufragar los gastos de esta fiesta que se prolongaba hasta el 6 de febrero. Para su celebración mataban dos carneros y tras la comida[5] del día de Santa Agueda invitaban a tomar café con ellos a los señores Cura y Alcalde del pueblo.

Martes de Carnaval: Por la tarde las mozas se vestían de blanco y juntamente con los mozos salían a pedir por el pueblo. Con lo que recogían celebraban una merienda. Si lo recogido no bastaba, cada mozo aportaba de lo suyo.

Pascuas: El segundo día de las tres pascuas (Navidad, Resurrección y Pentecostés), los mozos acudían a postular primeramente a las casas de las mozas, como lo hicieran en la víspera de Santa Agueda y después recorrían las demás casas del pueblo. Preparaban una merienda con lo recogido.

San Juan Bautista (24 de junio): La víspera, por la tarde, mozos y mozas, con permiso de los vecinos del pueblo, iban al monte a ordeñar las cabras. Al día siguiente salían a postular por el pueblo; con lo que recogían, más la leche que habían bajado del monte y el carnero que mataban, comían y merendaban tanto los mozos como las mozas.

San Roque (16 de agosto): El 15 de agosto víspera de esta festividad, los mozos encendían al anochecer una hoguera en la que empleaban tres carros de leña de boj. Luego saltaban sobre el fuego. El Ayuntamiento aportaba el dinero para el vino que se bebía en esta fiesta.

El día de San Roque todo el pueblo guardaba fiesta. A las nueve de la mañana tenía lugar la misa mayor con sermón. También en este caso como en el de Santa Agueda el estipendio era pagado por la mocedad así como el alumbrado y el ornato del altar del santo. Para sufragar estos gastos cada mozo entregaba un celemín de trigo en el mes de septiembre y una peseta el día de San Roque. Durante la procesión del Santo los dos mayordomos se colocaban en la puerta de la iglesia con bandejas pidiendo para su patrono. Después de misa los mozos recorrían las casas postulando. Como en otras ocasiones, con lo recogido hacían una merienda en la tarde del mismo día.

El día siguiente, 17 de agosto, se celebraba "San Roquito". Los mozos aportaban el estipendio de la misa que era ayudada por los mozos mayordomos. Todos los mozos tenían ese día una comida en común y no trabajaban hasta las tres de la tarde.

Santa Cruz (14 de septiembre): Este día se traía al pueblo una banda de música por cuenta de la mocedad y los músicos se hospedaban en las casas de los mozos. Para sufragar este gasto el pueblo cedía a la mocedad "el barato" de los juegos, y el Ayuntamiento y la Cofradía de la Vera-Cruz aportaban 25 y 10 pesetas respectivamente.

* * *
 

La monografía etnográfica en la que se recoge la vida tradicional de la villa de Apellániz (A)[6], ofrece un calendario de fiestas de mocería similar al descrito en Pipaón en los años treinta; San Blas, Santa Agueda, Carnaval, Corpus, San Juan Bautista, San Pedro, Santo Toribio, San Miguel...

El domingo y martes de carnaval los mozos se disfrazaban de cachimorros, poniéndose caretas de piel de oveja y llevando escobas con las que sacudían a los mocetes que se burlaban de ellos. Estos días, así como el Domingo de Piñata, se reunían en grupos y recorrían las calles cantando acompañados de guitarras; recogían longanizas y dinero para comprar alguna oveja para hacer una merienda.

Las vísperas de fiesta los mozos salían de ronda al anochecer con guitarras y bandurrias, y a veces acompañados por el gaitero, cantando coplas delante de las casas en las que vivía alguna moza. Estas solían obsequiarles con dinero. Algunas de las coplas cantadas son obsequiosas mientras que otras son mal intencionadas:

De Maestu salen las blancas,
de Alecha salen morenas,
de Apellániz, los pimpollos,
de Corres, las escoberas.
Si me diste calabazas,
me las comí con pan tierno;
más quiero las calabazas
que ser de tu padre el yerno.

La fiesta del Carnaval y la costumbre de las rondas perduraron hasta los años sesenta.

El día de la festividad de Santa Agueda los mozos salían a pedir por las casas del pueblo y a la noche consumían en una cena todo lo recogido en la cuestación. Antaño en estas meriendas de mozos solían beber el vino todos de la misma bota e igualmente, la comida se tomaba de un solo plato o cazuela. En previsión de que ésta no quedase vacía, se colocaba en el recipiente, mientras bebían, un trozo de pan, al que llamaban mojón. Este señalaba la prohibición de tomar nada del plato hasta que hubiesen bebido todos los comensales. Entonces se retiraba el trozo de pan.

La Sanpedrada tenía lugar el 29 de Junio, día de San Pedro. A última hora de la tarde mozos y mozas se juntaban en el frontón donde se había instalado un improvisado comedor para participar en una merienda-cena compuesta de lechuga, chuletas de carne y café, preparada en una casa cualquiera. Todos los comensales pagaban el gasto a escote y la reunión duraba hasta pasada la media noche.

En las fiestas patronales de la villa, el ayuntamiento daba dinero a los mozos para que éstos contrataran la banda de música que amenizara los festejos y para que prepararan el zurracapote que se repartía gratuitamente entre todos los asistentes. Con todo, éstos solían echar al bote algún dinero y con lo que sacaban los mozos celebraban al día siguiente de Santo Toribio, una merienda que se repetía si todavía sobraba algo de dinero.

Meriendas que reunían a los mozos y mozas tenían lugar también a lo largo del año, singularmente en invierno, sin fecha determinada. Solían ser en sábado o domingo, y las preparaban a base de chuletas asadas a la parrilla, chuletada, o teniendo como ingrediente principal chorizos caseros, chorizada.

Este calendario festivo juvenil así como otras costumbres de la mocería conservadas hasta tiempos recientes se remontan al menos al siglo XVIII. Las Ordenanzas de la Villa de Apellániz, redactadas en 1781 prohibían a los mozos tocar campanas en las noches de las festividades juveniles. En su capítulo 97 dicen:

"Ytem: Por quanto devemos poner los medios más oportunos para desterrar abusos ordenamos: Que desde este acuerdo en adelante no se les permita a los Mozos tocar las campanas en las noches de San Blas, Santa Agueda, y San Juan; y suplicamos al señor Cura que quanto es de su parte lo impida; y mandamos al Mayordomo de Fábrica que como Administrador de sus Bienes cuyde de no poner a riesgo de algún insulto o robo sus alhajas, y de que en las campanas no se experimente algun quebrando, de que lo haremos responsable, si el haver franqueado las llaves de la Yglesia dependió de su bizarría".

En el capítulo 98 de las mismas Ordenanzas se alude a las rondas de los mozos que galantean a las mozas, a las meriendas prolongadas durante la noche y a la costumbre de que los mozos recojan leche de las cabras la víspera de San Juan:

"Ytem: Porque en premio de haver tenido los Mozos en continuo desasosiego al Pueblo la víspera de San Juan por la noche en que han acostumbrado pasear las Calles con el Gaytero, o si él, cantando Jácaras poco onestas, y inquietando a las familias, han solido pretender, y a las veces negociar la Leche de la cabrada para el día, valiéndose para este fin del cohecho anticipado con alguno de Ayuntamiento, y otros vecinos: desde luego por este acuerdo: Ordenamos, y mandamos, que nadie (por muchos respetos que le acompañen) se interponga para que se les franquee, pena de que aunque se halle Alcalde el que propusiere la especie, será multado en quinientos maravedís, aplicados para gastos concegiles; y respecto de que con el sobre dicho motivo de Gayta y ronda suelen las Mozas estar prevenidas (a pesar de sus Padres) con Bollos, Quesos, Torreznos, etc. y con la capa de la noche, y a espaldas de sus piadosas Madres les tiran por las ventanas qual más puede: prohibimos enteramente esta tolerancia, como también de que puedan andar pidiendo por las puertas la mañana de este grandísimo Santo, y en los días de San Blas y Santa Agueda; porque lejos de agradar a Dios, devemos temer que le ofendemos y que somos causa de las muchas ofensas que entre los jóvenes se cometen con la ocasión de juntarse a meriendas y cenas; especialmente, si, como es regular están la mayor parte de la noche a su libertad; y para precaver estos peligros, y que entre los Mozos no aya bandos, ni discordias, ponemos pena de trescientos maravedís a cada uno de los que pidieren y dieren (en cualquiera de los referidos días ni otros que la miliciosa Juventud quiera establecer) Bollos, Quesos, Torreznos, ni otra cosa; y encargamos a la Justicia que haga observar este Capítulo en todas sus partes, haciendo memoria de lo que pasó por cada uno de sus individuos en la Mocedad"[7].


 
  1. Vereda es el nombre con el que se denomina en Alava al trabajo comunitario o auzolana.
  2. Se les llamaba “porreros” porque en su disfraz se incluía una porra o escoba que utilizaban para pegar a los más jóvenes.
  3. KUTZEMENDI, según recogió José Miguel de Barandiarán.
  4. Ignacio MORAZA. “Mocendad (sic) de Pipaón (Alava)” in AEF, XIII (1933) pp. 5-7.
  5. En la encuesta llevada a cabo en esta localidad más recientemente, se registra que estas comidas de la mocería se llamaban “mecetas”.
  6. Cfr. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. “Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés” in Ohitura, 0 (1981) pp. 201-203.
  7. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. “Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés” in Ohitura, 0 (1981) pp. 308-309.