Diferencia entre revisiones de «Vestidos de primera comunion»

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En Donoztiri (BN) para la comunión solemne, ''komunione aundia, ''las niñas vestían totalmente de blanco y los niños llevaban pantalón blanco.
 
En Donoztiri (BN) para la comunión solemne, ''komunione aundia, ''las niñas vestían totalmente de blanco y los niños llevaban pantalón blanco.
 
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En Uharte-Hiri (BN) para la ceremonia religiosa los comulgantes vestían ropa nueva: las niñas iban de blanco con una corona también blanca sobre la cabeza y los muchachos con pantalones y calcetines blancos<ref>BARANDIARAN, "Matériaux pour une étude du peuple Basque: A Uhart-Mixe", cit., p. 169.</ref>.
 
En Uharte-Hiri (BN) para la ceremonia religiosa los comulgantes vestían ropa nueva: las niñas iban de blanco con una corona también blanca sobre la cabeza y los muchachos con pantalones y calcetines blancos<ref>BARANDIARAN, "Matériaux pour une étude du peuple Basque: A Uhart-Mixe", cit., p. 169.</ref>.
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En el Valle de Orozko (B) en los años 60, tras el Concilio, se consideró que la vestimenta de los niños y el banquete eran la preocupación esencial de las celebraciones de las primeras comuniones y las parroquias recomendaron y en muchos casos impusieron que todos los niños se vistieran de igual forma para lo cual cedían a los comulgantes unos trajes blancos que simulaban hábitos religiosos, iguales para niños de ambos sexos. Se usaban y después de lavados se devolvían de nuevo a la parroquia.
 
En el Valle de Orozko (B) en los años 60, tras el Concilio, se consideró que la vestimenta de los niños y el banquete eran la preocupación esencial de las celebraciones de las primeras comuniones y las parroquias recomendaron y en muchos casos impusieron que todos los niños se vistieran de igual forma para lo cual cedían a los comulgantes unos trajes blancos que simulaban hábitos religiosos, iguales para niños de ambos sexos. Se usaban y después de lavados se devolvían de nuevo a la parroquia.
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En Durango (B) por la misma época, años sesenta, con la finalidad de evitar desigualdades, las parroquias impusieron los hábitos blancos para niños y niñas y todos ellos llevaban una cruz de madera. Muchas de las chicas se cubrían la cabeza con un velo blanco. A finales de esa década los niños de ambos sexos comenzaron a hacer la primera comunión vestidos de calle con el único distintivo de portar una cruz o medalla con cadena sobre el pecho. A partir de los ochenta se ha vuelto a la costumbre anterior.
 
En Durango (B) por la misma época, años sesenta, con la finalidad de evitar desigualdades, las parroquias impusieron los hábitos blancos para niños y niñas y todos ellos llevaban una cruz de madera. Muchas de las chicas se cubrían la cabeza con un velo blanco. A finales de esa década los niños de ambos sexos comenzaron a hacer la primera comunión vestidos de calle con el único distintivo de portar una cruz o medalla con cadena sobre el pecho. A partir de los ochenta se ha vuelto a la costumbre anterior.

Revisión del 10:46 24 may 2018

Indumentaria antigua

En algunas localidades, en épocas pasadas, bien para la comunión privada donde había dos primeras comuniones o para la única en su caso, no se compraban o confeccionaban prendas lujosas ni específicas de forma que no sirvieran para ningún otro acontecimiento sino que por lo común los niños vestían ropas algo mejores que las de ordinario o estrenaban un traje que les sirviera también para otras ocasiones solemnes o festivas.

En los años veinte ya señaló Lekuona que en Oiartzun (G) de antiguo existió la tradición de vestir de blanco para la primera comunión pero a principios de siglo, a indicación del párroco se habían desterrado los trajes blancos en las niñas porque con tales lujos no se conseguía más que fomentar su vanidad[1].

En Amézaga de Zuya (A) antiguamente los niños no vestían trajes especiales para hacer la primera comunión, ni se celebraba fiesta especial. La ceremonia podía tener lugar incluso en una jornada laborable. Después se introdujo la costumbre de vestir trajes especiales para este acontecimiento.

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En Berganzo (A) antes de los 50 los chicos vestían pantalón y jersey; las chicas, todas iguales, con los vestidos de color hueso claro que había en la iglesia para cuando las Hijas de María recitaban los versos a la Virgen por el mes de Mayo.

En Bernedo (A) las familias corrientes les hacían a los niños un traje nuevo pero que sirviera para otras ocasiones. Completaban el atuendo con un crucifijo colgado del pecho con un cordón dorado. Los más pudientes vestían a las niñas de blanco y a los niños con traje de marinero.

En Abadiano (B) los informantes recuerdan que por Semana Santa se acostumbraba estrenar ropa y así la ocasión de la primera comunión era aprovechada para comprar o confeccionar prendas nuevas a los comulgantes, satisfaciendo de esta manera ambas aspiraciones. En Lezama (B) las primeras comuniones tenían lugar en la misa de primera hora de la mañana y los niños acudían con el traje de los domingos.

En el Valle de Orozko (B) la indumentaria de los comulgantes fue sencilla hasta los años 50, generalmente un vestido o pantalones nuevos, de los de uso normal, sin adornos especiales. Se decía "hacer la primera comunión de calle".

En Nabarniz (B) en los años veinte y treinta los niños vestían traje azul o gris, aunque había también quienes iban de blanco, azulek edo grisek ziren trajiek, zuriez be eitten eben batzuk. Las muchachas llevaban vestidos de color azul que les sirvieran en adelante, neskak azulegaz, geroko be baliokue.

En Bermeo (B) antiguamente hay constancia de ambas tradiciones, la de hacer la comunión con ropa de calle y la de vestir de blanco. En Durango (B), en los años treinta, eran los niños de familias pobres quienes iban con ropa de calle: los chicos con pantalón corto, gris o azul marino y las chicas con vestido azul marino y mantilla.

En Berastegi (G) para la comunión solemne los niños estrenaban traje de pantalón largo y las niñas vestían de organdí.

En Hondarribia (G) la primera comunión o comunión pequeña, si la economía familiar lo permitía, era la ocasión de estrenar un traje o vestido nuevo, pero ahí terminaba todo lo extraordinario.

En Zerain (G) a recibir la comunión primera se iba con la ropa de los domingos. Por los años cincuenta para la comunión solemne los niños estrenaban traje y las niñas vestían trajes blancos largos de organdí o de etamina.

En Gatzaga (G) a principios de siglo los niños hacían la comunión con traje de calle normalmente heredado de un hermano mayor,. al que se añadía como señal o distintivo un gran lazo de seda pintada con motivos eucarísticos, colocado como brazalete o en bandolera y las niñas vestían de blanco, a veces con la ropa confeccionada en casa[2].

En Allo (N) a principios de siglo los comulgantes, chicos y chicas, con una ropa algo mejor que la de ordinario eran acompañados a la iglesia por sus maestros. Hacia mediados de la década de los veinte los comulgantes estrenaban trajes para la ocasión y el cortejo de acompañantes a la ceremonia se incrementó con la incorporación de numerosos familiares además de los del ámbito doméstico.

En Garde (N) a principios de siglo se hacía la primera comunión con ropa de calle. Los niños estrenaban traje ese día. En la década de los 50 la mayoría continuaba vistiendo ropa de calle si bien algunos niños comenzaron a llevar 'americanas de marinero y las niñas vestidos blancos cortos de organdí u otra tela similar.

En Lezaun (N) antiguamente para la ceremonia religiosa tampoco se recurría a ropas especiales. Se confeccionaba en casa o se compraba alguna prenda para que pudiera lucirla el niño. En Goizueta (N) también se ha recogido que se esmeraban en las ropas y vestidos de los niños para esa ocasión pero mucho menos que hoy día. Otro tanto ocurría con la iglesia que también se vestía algo pero con sobriedad.

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En Sangüesa (N) la mayor parte de los comulgantes no vestían traje especial, los niños llevaban un lazo en el brazo que se pasaban de unos a otros.

En Cortes (N) en los años veinte la ceremonia religiosa fue cobrando una mayor solemnidad y adquiriendo cierto boato la indumentaria, sobre todo entre los niños de familias más acomodadas. Fue en las décadas tercera y cuarta de este siglo cuando se generalizaron los trajes y vestidos más o menos ricos entre los pequeños y la fiesta adquirió un marcado tinte familiar[3].

En algunas localidades se ha constatado que si la familia estaba de luto por la muerte de un familiar y el niño recibía la primera comunión en ese periodo, lo hacía vestido de negro (Orozko-B y Obanos-N).

El traje de primera comunión

Si bien en algunas localidades antiguamente la indumentaria de la primera comunión era la de los días festivos o a lo sumo se estrenaba traje con dicho motivo, a medida que avanzaba el siglo a partir de los años 30 y 40, en la zona rural algo más tarde, se va generalizando el uso de los trajes blanco y azul marino. Hubo lugares que desde antiguo y con solución de continuidad mantuvieron la tradición del vestido blanco. La vestimenta se completaba con guantes blancos, calcetines blancos y zapatos negros y al equipo se le agregaban un pequeño misal y un rosario también blancos.

En las décadas de los sesenta y setenta se dieron casos, por sugerencia de las autoridades eclesiásticas parroquiales, de poner freno a lo que se interpretaba como un gasto excesivo en la indumentaria. Entonces durante unos años y en determinadas parroquias se hacía la primera comunión con unas túnicas iguales para todos o con ropa de calle. La experiencia no tuvo mucho éxito y se ha vuelto a los trajes blancos o a respetar la libertad individual de cada familia en esta materia.

De cualquier manera hay que señalar que hoy día en general se esmeran mucho en lucir las vestiduras blancas con gran boato. Los informantes de Goizueta (N) lo han expresado gráficamente: los comulgantes actualmente parecen novios, orain ezkongaiak dirudite.

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Otra costumbre antigua muy arraigada tiene una doble vertiente. Por un lado el hacer retratos tanto en la iglesia como en estudio. En otro tiempo se sacaban fotografías individuales y quienes pertenecían a un colectivo parroquial y escolar se hacían además una en grupo. Luego, convenientemente enmarcadas, se colgaban en el comedor o sala principal como recuerdo del rito de paso, junto a las de la boda de los padres, y las de los abuelos. También se enviaban copias de las mismas, para que cumplieran idéntica finalidad, a los tíos u otras personas muy vinculadas a la familia, sobre todo si residían fuera de la localidad o vivían en el extranjero.

El segundo aspecto consiste en encargar estampas-recordatorios del evento para repartirlas entre familiares y amigos. Al principio en ellos se hacían constar, junto a un texto religioso, los datos más significativos como la identidad del comulgante, el lugar y fecha de la celebración. Tiempo después se introdujo la costumbre de incorporar también una foto del niño en el anverso del recordatorio.

Al igual que recogió Lekuona para Oiartzun (G), en Hondarribia (G) de antiguo, para la comunión solemne, lenengo komunio aundia, que tenía lugar a los 12 años, las niñas vestían de blanco y los niños de traje con un gran lazo atado al brazo. También en Getaria (G) comunión solemne se hacía de blanco.

En Sangüesa (N) tras la antigua época en que los comulgantes vestían ropa ordinaria se introdujo la costumbre de los trajes y vestidos blancos. Durante unos años en la década de los 70 en que parecía que se iba a imponer el traje de calle, de nuevo la mayoría de la gente lleva vestidos especiales, las niñas a manera de novias y los niños trajes de marinero o almirante. En esta localidad por los años treinta se generalizó la costumbre de hacerse la foto de la primera comunión. Hasta la década de los 70 a los niños de las familias más pudientes les retrataba un fotógrafo venido expresamente de Pamplona.

En Amézaga de Zuya (A) las niñas visten de blanco "estilo novia" y los niños trajes de marinero o hábitos de alguna orden religiosa. Se ha extendido el número de los asistentes a la ceremonia religiosa a la familia entendida en sentido amplio y a los vecinos.

En Berganzo (A) en la década de los 50 las niñas vestían de blanco o de calle y los niños de marineritos o de traje. Los niños de familias pobres lo hacían vestidos de monaguillos: sotana roja y esclavina blanca. Todos, niños y niñas, llevaban escapulario y un rosario entre las manos.

En Durango (B) en los años treinta los niños iban vestidos de "marinero": pantalón azul marino o blanco largo o corto y un silbato en el bolsillo. Las niñas de blanco con vestidos largos de organdí almidonados, velo de tul y corona de flores en la cabeza. Los chicos colgaban del cuello una cruz; las chicas cadena y medalla y de la muñeca una bolsita donde guardaban el dinero que familiares, vecinos y amigos les daban cuando les entregaban el recordatorio. Todos, niños y niñas, llevaban un misal generalmente de nácar y rosario.

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En Urduliz (B), en la década de los treinta, las niñas vestían de blanco con mantilla blanca o de azul con mantilla negra (traje zuri edo jantzi azultxu mantilla baltzaaz) y en ambos casos con guantes blancos. Los chicos, traje de marinero, guantes blancos, medias hasta la rodilla y zapatos negros. También hubo quienes hicieron la comunión vestidos de calle. Tanto ellas como ellos llevaban rosario y devocionario en las manos. Si a alguien no le alcanzaba para comprar el vestido o el traje siempre había un familiar o vecino dispuesto a prestárselo. En los años cincuenta los niños seguían vistiendo para la primera comunión de igual manera pero las niñas no llevaban mantilla, siendo sustituida a veces por un velo blanco.

En el Valle de Orozko (B) a partir de la década de los 50 las niñas empezaron a llevar vestidos blancos y vaporosos que les llegaban hasta los pies y los niños trajes de marinero. Los recordatorios con imágenes religiosas o foto del niño en el anverso y nombre, fecha e iglesia de celebración impreso en el reverso empezaron a estar en boga entre la gente acomodada, a mediados de siglo.

En Moreda (A) los niños antes y ahora visten con traje blanco de marinero con algún realce en las costuras y bordes azules. Algunos van también de color gris. En la manga llevan una cinta con el corazón de Jesús y unas flores. A modo de escapulario por encima un cordón dorado con una borla que cuelga por la espalda y un crucifijo que cae por delante.

Las niñas por su parte van ataviadas con vestido blanco o rosa hasta los pies. Por encima un manto-velo con corona por la cabeza cubriéndoles todo el cuerpo; guantes, bolsilla y zapatos, todos ellos blancos. En las manos, misal blanco y rosario entrelazado en los dedos.

En Apodaca (A) los niños hacían la primera comunión con traje blanco o de marinero, o pantalón azul con chaqueta blanca. La ropa nueva se traía de Vitoria si bien también podía confeccionarla alguna costurera local o en la propia casa. En Gamboa (A) la tradición recogida es similar, los niños vestían con traje azul marino y las niñas vestido largo blanco.

En Bermeo (B) después de un tiempo en que se simultanearon la ropa de calle y los vestidos blancos, se pasó a que los niños recibieran la primera comunión de marinero y las niñas de blanco. Ultimamente (años 90) se observa nuevamente una tendencia a hacerla con ropas más corrientes. Por contra en Abadiano (B) señalan que ahora la indumentaria es más lujosa e idéntica apreciación tienen los encuestados de Goizueta (N) donde observan que los signos externos como luces y flores en el templo son asimismo hoy día mucho más perceptibles.

En el Valle de Carranza (B) se recurría a una solución mixta pues si bien la ropa era de ceremonia, hecha para la ocasión, después se reaprovechaba como traje de día festivo. Así se ha recogido que en los años cuarenta los niños iban de marinero y las niñas con vestido largo y blanco. A veces se guardaban los trajes para los hermanos que les seguían en edad. Si no había esta necesidad se aprovechaban como ropa de domingo. Para ello a los niños se les acortaban los pantalones y a las chiquillas la falda. En este último caso se esperaba a que pasase el Corpus ya que en esta festividad asistían a la procesión con sus vestidos de comunión.

En Lezama (B) aunque algunos niños mantienen la antigua costumbre de hacer la primera comunión con la ropa de domingo, la mayoría se visten de blanco: los chicos de marinero y las chicas de organdí o vestido blanco largo con tul y corona. También los hay que van ataviados con hábitos blancos.

En Vasconia continental parece haber sido común tanto antes como ahora el recurrir a la vestidura blanca para la comunión. En Sara (L) ya constató Barandiarán que los comulgantes vestían de blanco.

En Donoztiri (BN) para la comunión solemne, komunione aundia, las niñas vestían totalmente de blanco y los niños llevaban pantalón blanco.

En Uharte-Hiri (BN) para la ceremonia religiosa los comulgantes vestían ropa nueva: las niñas iban de blanco con una corona también blanca sobre la cabeza y los muchachos con pantalones y calcetines blancos[4].

En Aoiz (N) los niños y niñas tanto antes como ahora vestían de blanco pero en otro tiempo la celebración solía ser más íntima y familiar. En Izurdiaga (N) se ha recogido que los niños van vestidos de azul marino y las niñas de blanco. En Lezaun (N) es relativamente reciente la introducción de los trajes blancos y de marinero.

En algunas localidades se han ensayado diversos intentos de unificar los trajes de primera comunión o de suprimir al menos el boato que no han fructificado, volviéndose generalmente a la antigua costumbre de las vestiduras blancas más "clásicas".

En el Valle de Orozko (B) en los años 60, tras el Concilio, se consideró que la vestimenta de los niños y el banquete eran la preocupación esencial de las celebraciones de las primeras comuniones y las parroquias recomendaron y en muchos casos impusieron que todos los niños se vistieran de igual forma para lo cual cedían a los comulgantes unos trajes blancos que simulaban hábitos religiosos, iguales para niños de ambos sexos. Se usaban y después de lavados se devolvían de nuevo a la parroquia.

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En Durango (B) por la misma época, años sesenta, con la finalidad de evitar desigualdades, las parroquias impusieron los hábitos blancos para niños y niñas y todos ellos llevaban una cruz de madera. Muchas de las chicas se cubrían la cabeza con un velo blanco. A finales de esa década los niños de ambos sexos comenzaron a hacer la primera comunión vestidos de calle con el único distintivo de portar una cruz o medalla con cadena sobre el pecho. A partir de los ochenta se ha vuelto a la costumbre anterior.

En Bernedo (A), para evitar desigualdades se unificó el uniforme vistiendo a todos con unas túnicas blancas de la parroquia a las que las niñas agregaban el velo y los niños una cruz de madera sencilla con cordón blanco. Hoy día (años 90) cada familia toma su propia iniciativa y la indumentaria es muy variada.

En Berganzo (A) recuerdan que en el barrio próximo de Baroja (Peñacerrada-A) en los años cincuenta, las niñas hacían la primera comunión con unos vestidos blancos como túnicas de manga larga, con un tul blanco cubriéndoles la cabeza. Los niños con pantalón y jersey.

En Garde (N) en los años 60 se puso de moda que tanto niños como niñas hicieran la comunión con unas túnicas largas, blancas o de color crema. A partir de los 70 se introdujeron los vestidos de primera comunión largos y blancos para las niñas y los trajes, azul marino, crema o de marinero para los niños. Esta indumentaria se completaba siempre con el misal y el rosario. Desde la década de los 80 se da gran importancia a los distintos elementos que acompañan el acto religioso y entre ellos está todo lo relacionado con los vestidos y trajes de la primera comunión.

En Zerain (G) a partir de los años 70 para la primera comunión las niñas y los niños visten hábito blanco, con tocado en la cabeza ellas.

En Mendiola (A) en los años setenta fue típico que los muchachos vistieran de marinero o hábito de carmelita y las niñas traje blanco propio o prestado y se adornaran con tirabuzones, lazos y diademas. Tanto ellos como ellas llevaban un rosario y el libro de la Primera Comunión.

En Telleriarte (G) entre los años 1950-1970 los niños utilizaban trajes de marinero y las niñas vestían de blanco como de novias. Tanto en esas fechas como posteriormente se ha intentado dar sencillez al aspecto de la indumentaria.


 
  1. LEKUONA, "La religiosidad del pueblo. Oiartzun", cit., p. 20.
  2. ARANEGUI, Gatzaga..., op. cit., p. 96.
  3. JIMENO JURIO, "Cortes de Navarra. Calendario festivo popular", cit., p. 486.
  4. BARANDIARAN, "Matériaux pour une étude du peuple Basque: A Uhart-Mixe", cit., p. 169.