Ahogamiento. Itoak
Bastantes de las respuestas obtenidas a esta cuestión han resultado hipotéticas y posiblemente aprendidas en las últimas décadas. En Elosua (G) dicen que nadie ha tenido la oportunidad de reanimar a un ahogado.
En Mendiola (A) a pesar de no conocer ningún caso dicen que se debe presionar el tórax del afectado varias veces para que expulse o tosa el agua retenida en los pulmones. Posteriormente se procede a su reanimación mediante respiración artificial o boca a boca.
En Berganzo (A) no conocen casos pero suponen que se intentaba devolver la vida a los ahogados mediante la respiración boca a boca y poniéndoles boca abajo hasta sacarles el agua tragada.
En Astigarraga (G) se dice que hay que aplicar la respiración boca a boca pero ninguno de los encuestados sabe realizarla y tienen la certeza de que antes tampoco se sabía.
La siguiente descripción parece aprendida en un cursillo de salvamento. En Elgoibar (G) cuando una persona ha tragado mucha agua y tiene los pulmones encharcados se le coloca boca abajo, luego se le cruzan las manos por debajo de la barbilla y se le ladea la cabeza, acto seguido hay que estirarle los codos hacia arriba y a continuación se le oprime con ambas manos en los omoplatos, a razón de doce a quince veces por minuto al objeto de hacerle expulsar el agua.
De hecho la respiración boca a boca parece una práctica de reciente incorporación. Se sabe de ella además de en las poblaciones citadas antes, en Arrasate (G), Murchante, Obanos y Viana (N).
En Izurdiaga (N) cuando antaño alguien aspiraba agua hasta parecer ahogado no se hacía nada pero en los últimos años se conocen las técnicas de reanimación y se intentan aplicar.
Una de las prácticas más extendidas dentro de lo infrecuentes que han sido este tipo de accidentes, al menos tierra adentro, consistía en poner al ahogado boca abajo o cabeza abajo para que expulsase el agua que había aspirado. Algunas de las descripciones siguen siendo hipotéticas.
En Agurain (A) y Durango (B) intentan que los afectados recuperen la consciencia poniéndolos boca abajo para que expulsen el agua que han tragado y se les hace la respiración boca a boca.
En Moreda (A) dicen los informantes que tras sacar al afectado del agua lo pondrían boca abajo para que expulsara toda el agua que tuviese en los pulmones. Después le darían la vuelta para hacer un masaje cardiorrespiratorio y llamarían al médico del pueblo. En Gautegiz-Arteaga (B) se ponía cabeza abajo agarrándole de los pies. Dicen aquí que las mujeres ahogadas siempre aparecen boca arriba, tripaz gora, y los hombres por el contrario de espalda, lepoz gora.
En Valdegovía (A) se le ponía boca abajo para que expulsase el agua, se le oprimía la tripa con idéntica finalidad y se le hacía el boca a boca. En Hondarribia (G) se ponía boca abajo y se le apretaba el estómago repetidas veces para que echara el agua. Esto es lo que vio un informante con una persona ahogada en la playa de esta localidad.
En Astigarraga (G) se le pone cabeza abajo sosteniéndolo por los pies y se le golpea el pecho hasta que expulse el agua que ha tragado. En Beasain (G) le cuelgan de los pies para que arroje el agua tragada. También, mientras permanece tumbado, se le oprime el estómago y el pecho para que expulse el líquido.
En Telleriarte (G) cuentan un caso de un chico que se cayó en el abrevadero y para cuando le sacaron tenía la cara amoratada. En los alrededores había un pastor con su rebaño que vivía cerca del río y tenía experiencia en sacar del agua a los corderos. El pastor cogió al chico por las rodillas y lo puso boca abajo, otra persona comenzó a moverle los brazos y un tercero a apretarle el vientre. De esta manera consiguieron que expulsara toda el agua que había tragado y empezara a respirar.
En Donoztiri (BN) para reanimar al que se hallaba a punto de perecer ahogado se le colocaba cabeza abajo y se le calentaba el pecho con emplastos.
También se recoge a menudo la práctica de presionar el abdomen o el tórax del afectado para facilitar la expulsión del agua, a la vez que se le mueven las extremidades. Ya se han citado algunos casos anteriormente.
En Amézaga de Zuya (A) en primer lugar se le toma el pulso para saber si sigue vivo. Para que expulse el agua tragada se le cambia de posición o se le presiona en el abdomen. Se le mueven también las extremidades. No ha sido costumbre practicar el boca a boca.
En Bernedo (A) unos actuaban moviéndole los brazos y las piernas; otros presionándole el vientre para que expulsara el agua y otros soplándole en la boca y moviéndole los brazos.
En Muskiz (B) se le sacaba el agua de los pulmones y se le efectuaba la respiración artificial, se le movían los brazos y se le apretaba el pecho dándole masajes a la altura del corazón o golpes secos.
En Zerain (G) se tiende en el suelo y le mueven los brazos al mismo tiempo que se le oprime el tórax para que expulse el agua.
En Aoiz (N) se le apretaba el estómago de forma rítmica para provocar la expulsión del agua. También se succionaba en su boca para que vomitase el líquido. En Izal (N) le tumbaban boca arriba y le apretaban la tripa para sacar el agua. En Tiebas (N) hoy en día recurren a la respiración artificial, a dar masajes cardiacos y a presionar el vientre. En Apodaca (A) antaño se le presionaba el pecho; hoy en día se hace el boca a boca. En Bidegoian (G) se le oprime el tórax para que expulse el agua. En Oñati (G) se le reanimaba haciendo la respiración boca a boca y apretándole el pecho para extraerle el agua. En Arraioz (N) presionan el pecho y el estómago para que arroje el agua y le hacen la respiración boca a boca.
Pero las muertes por asfixia no sólo se han producido por ahogamiento. En Moreda (A) si el accidente se debe a una falta de aire como la causada por el tufo en la fermentación del mosto en las bodegas, se saca al afectado fuera de la cueva y ya en la calle se le da aire abanicándolo con un cartón o un saco.
En Allo (N) se recuerdan varios casos de ahogamiento. En su mayoría en las aguas del Ega o en algún pozo, un caso en los silos de almacenamiento de trigo y otro en un cubo de la Bodega Vinícola.