Origen de la nostalgia
En Amézaga de Zuya (A) no se considera una enfermedad propiamente dicha, si bien suelen decir del que la padece que “se va a morir de pena”. Se trata de un mal psicológico frente al que la única solución es mantenerse activo, sin tiempo para pensar y de esa forma evitar que los recuerdos vuelvan a la mente. Los informantes destacan que los días grises, nublados y lluviosos despiertan más la nostalgia que los soleados y alegres. Por ello piensan que el invierno y el otoño son épocas más propicias para las depresiones y los sentimientos de este tipo. Finalmente señalan que el tiempo lo cura todo.
En Apodaca (A) solía ser atribuida al fallecimiento de algún familiar o a cualquier otra desgracia. Se procuraba ayudar al afectado visitándole y auxiliándole en las tareas del campo.
En Valle de Erro (N) la nostalgia se entiende como sinónimo de tristeza y les parecía normal si habían sucedido acontecimientos dolorosos.
En Moreda (A) son consideradas causas de la misma, entre la gente mayor, los recuerdos de juventud, sobre todo de malas experiencias, las enfermedades graves, la viudedad, y entre los jóvenes, desamores y roturas de noviazgos.
En Murchante (N) los informantes precisan que antaño no se conocía la nostalgia. Piensan que es un mal de la sociedad actual. Creen que su aparición se debe a disponer de mucho tiempo para estar ocioso. Antaño siempre estaban ocupados y no tenían tiempo para nada más.
En Berganzo (A) se tienen por síntomas de la nostalgia la tristeza, la dejadez y la debilidad.