Remedios contra fiebres gripales u ordinarias
En tiempos pasados, y a veces también hoy en día, ha sido común poner en marcha todos los mecanismos de activar la transpiración como inhalaciones, vahos y aplicación de emplastos para bajar la fiebre del enfermo. En algunas localidades se han solido dar friegas en el cuerpo con alcohol, vinagre, ortigas... o se han tomado infusiones de distintas plantas, según se ha descrito en el apartado correspondiente. También ha sido general el guardar cama para tratar de sudar, calentando el cuerpo con mantas y botellas de agua caliente; permanecer bien abrigado; beber leche caliente y cuando el enfermo “rompía a sudar”, mudarle periódicamente de ropa para que no estuviera mojado.
En Olaeta (A) ya a principios del s. XX recogió Azkue que la calentura se iba sudando largo tiempo[1]. En Hondarribia (G) siempre se creyó que sudar era el mejor remedio para sacar fuera la “sustancia” que producía la fiebre; se tenía también mucho cuidado en no mojar a quien tuviera fiebre. Añaden en Carranza (B) que una vez remontada la situación el enfermo aguardaba unos días para levantarse. Cuando lo hacía debía abrigarse bien y no se le daba a beber ninguna bebida fría. El temor a la recaída era un riesgo siempre presente. En Aoiz (N) para bajar la fiebre se han aplicado cataplasmas de aceite de linaza con mostaza. Tal y como se ha constatado en Obecuri (A) ha estado bastante extendida la costumbre de aplicar cebolla asada a la región lumbar[2].
En Zerain (G) la fiebre ordinaria, kalentura ariña, se sudaba en cama. Si lo que se presentaba era lo que se conocía como kalentura gogorra, un golpe de fiebre, el enfermo se quedaba con la respiración entrecortada, arnasestua, o con serias dificultades respiratorias. En estos casos, si se trataba de una persona mayor, se colocaban dos personas a ambos lados de la cama para moverle de un lado a otro hasta que reaccionara. Si era un niño, se le cogía en brazos y se le lanzaba al aire varias veces seguidas para que volviera en sí.
A los informantes de algunas localidades encuestadas les ha llamado la atención el que los remedios aplicados hoy día para bajar la fiebre sean a veces casi los contrarios de tiempos pasados. Así en Carranza (B) antiguamente todo se centraba en dar calor al enfermo, abrigarle, hacerle sudar, apenas se le daban líquidos y actualmente se procede a refrescarle, incluso bañándole en agua fría, se dice que es conveniente abrigarle ligeramente, que no tenga demasiadas mantas en la cama y se procura darle mucho líquido. A pesar de todo hay lugares donde se sigue manteniendo la creencia de la eficacia del calor y de que el enfermo encamado esté bien tapado.
En las encuestas se ha recogido con carácter general que cuando se padece fiebre hoy día lo normal es tomar aspirina, piramidón, algún antipirético, supositorios, antibióticos o inyecciones. En Berastegi (G) puntualizan que desde los años cincuenta contra la fiebre se aplican casi exclusivamente remedios farmacéuticos. En Murchante (N) dicen que siguen aplicándose remedios tradicionales que se compatibilizan con productos farmacéuticos.
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Aplicar paños y tomar baños
Con carácter general en todas las localidades encuestadas se ha recogido que a quien tuviera fiebre o le doliera la cabeza se le aplicaban en la frente paños, compresas o fomentos empapados en agua fría que se volvían a mojar cada vez que se calentaban. En Lezaun (N) antiguamente se ponían paños mojados en agua caliente, después se pasó a los de agua fría. En Apodaca (A) se pasaba una esponja con agua tibia por el cuerpo o por la frente. En Berganzo (A); Bidegoian (G); Aoiz y Obanos (N) se ponían cubitos de hielo envueltos en un paño; en Zerain[3] (G), nieve en la frente y en el pecho; en Sangüesa (N) se ponía al enfermo hielo debajo de la boina. En Viana (N) desde tiempos remotos para bajar la fiebre y aliviar determinados dolores se utilizó la nieve. Durante el invierno se almacenaba en la nevera municipal y a lo largo del año se iba suministrando al que la solicitara, debiendo pagarse un precio oficial por ella[4].
En Pipaón (A); Carranza, Durango (B); Améscoa, Obanos y Tiebas (N) colocaban paños de alcohol y en Astigarraga (G) se ponía alcohol o alcanfor en la frente directamente con la mano, repitiendo varias veces la operación o vendas impregnadas de dichas soluciones; en Durango también calcetines mojados en alcohol. En Carranza, Durango; Bidegoian, Zerain (G); Améscoa y Goizueta (N) paños humedecidos con vinagre; en Izurdiaga (N) trapos mojados en vinagre en los puños y en la frente; en Nabarniz (B) los calcetines bien empapados en vinagre, en Bermeo (B) esta última práctica se llevaba a cabo con los niños. Una informante de Tiebas (N) señala que en otro tiempo los paños de vinagre se ponían en la tripa porque “si se colocaban en la frente se subía la fiebre a la cabeza y ésta tenía que bajar para abajo”.
En Valdegovía (A); Muskiz (B); Beasain, Bidegoian (G) y Liginaga (Z) si la fiebre era muy alta se llegaba a dar un baño de agua fría sumergiendo todo el cuerpo en agua; en Liginaga añaden que bebiendo también agua fría. En Mendiola (A) el baño de cuerpo entero en agua fría se da hoy día a los adultos pero sobre todo a los niños; antaño sólo se daban baños en los pies y de rodillas para abajo como también se ha constatado en Lemoiz (B). En Ribera Alta (A) se recurría a los baños y a las toallas húmedas para hacer bajar la fiebre. Cuando el enfermo padecía temperaturas muy altas, casi el único remedio consistía en meterlo en una bañera con agua a 37 ℃. Para esta finalidad, en el ayuntamiento de la localidad había una bañera a disposición de los vecinos, que la llevaban a sus casas en los casos de necesidad y luego la devolvían. También en Lezaun (N) se ha constatado que en el edificio llamado El Concejo había una bañera propiedad del pueblo y que se utilizaba por lo vecinos para aliviar algunas dolencias.
En Murchante (N) cuando la temperatura era muy elevada, antaño se recurría a los baños de agua fría. Como la mayoría de las casas no poseían bañera existía una portátil de uso comunitario. También se usaba poner sobre la cama sábanas mojadas en agua fría donde después acostaban al enfermo. Igualmente en Izal, Sangüesa y Tiebas (N) se ha solido utilizar el método de envolver al enfermo con sábanas mojadas con agua fría. En San Martín de Unx (N) se aplicaba baño frío o bien se envolvía el cuerpo desnudo con una sábana húmeda. En Obanos (N) se ha recogido que era en los años ochenta cuando se recomendaba tomar un baño con agua fresca, procedimiento que luego se desechó por las complicaciones que acarreaba. En Tiebas mencionan los encuestados que hoy día a la persona con fiebre se le da una ducha con agua fría.
Ya se ha mencionado anteriormente cómo en algunas localidades los tratamientos se aplicaban para evitar que la fiebre subiera hacia arriba en el cuerpo y para que en todo caso bajara para abajo. Los remedios descritos a continuación abundan en esa idea, pues se trata de tomar baños de pies para que remita la fiebre.
En Amézaga de Zuya y Bajauri (A) dicen que los baños de agua caliente pueden ser un buen remedio para bajar la fiebre; en Obecuri (A) el agua se calentaba con rescoldo; en Bermeo (B) y en el Valle de Erro (N) se introducían los pies en un balde de agua caliente con ceniza. En Zerain (G) se daban de agua caliente con sal. En Elgoibar (G) hervían en un puchero agua con mucha sal y la vertían en un caldero. Al principio por estar el agua muy caliente suspendían los pies sobre el balde y se tapaban con una manta para recoger el vapor, una vez que se iba enfriando se introducían los pies. Este remedio se empleaba también cuando uno se encontraba con destemple. En Izurdiaga (N) hasta los años sesenta se tomaban baños en la cuba de lavar la ropa, tres veces. En Aoiz (N) los baños eran de agua tibia. En Moreda (A) y en Elgoibar (G) era a los niños con fiebre a quienes se les introducía en la bañera de agua templada, tres o cuatro grados por debajo de la temperatura que ellos tuvieran.
En Arrasate (G) antiguamente para bajar la fiebre recomendaban ponerse sobre el vientre un emplasto de barro y mantenerlo así durante toda la noche.
Infusiones y sangrías
En Bermeo (B) para bajar la fiebre se tomaban infusiones de tallos de ortigas; en Elosua (G) decocción de ortigas y carrasquilla; en Eugi (N) la infusión se hacía con las raíces bien limpias y cocidas de la carrasquilla o del pacharán. En Amorebieta-Etxano (B) se acostumbraba tomar un preparado de agua de aladierno con una cucharada de alcohol. En Zerain (G) se bebía en ayunas infusión de zaingorria, llantén mayor o de bibose-belarra, viborera. En Ataun (G) se bebía el agua de la cocción de raíces de malvavisco y también de la planta denominada ama birjiña belar aundia[5]. En Donoztiri (BN) tisanas hechas con hinojo y asentzia (absenta); también recomendaban purgantes. En Arberatze-Zilhekoa (BN) se bajaba la fiebre, sukharra, con infusión de una planta de flor amarilla llamada sukar belharra, seneçon. En Goizueta (N) para bajar la calentura, utilizaban infusión de hojas y flores de maruri belarra y de hojas de lapatza, acedera. En Aoiz (N) se cocía un pellizco de hierba centaura, se dejaba hervir un rato y se tomaba la infusión. En Murchante (N) un remedio era hacer una decocción de agua de borrajas que se servía en un vaso muy frío.
En Eugi (N) consideraban una buena solución contra la fiebre el adelgazar la sangre, cosa que antaño conseguía el practicante extrayéndola. También se utilizaban sanguijuelas que se tenían en todas las casas en un frasco de cristal. Se ponían sobre la piel y rápidamente engordaban de la sangre que chupaban. En Izal (N) con fiebre, si había dolor, se ponían ventosas y parches porosos.
Ingestión de líquidos y alimentos
Se ha recogido la recomendación, para cuando se padece fiebre, de tomar alimentos líquidos como caldos, leche, zumos de cítricos... y evitar las corrientes de aire (Apodaca-A; Aoiz-N); beber tanto zumos como agua (Mendiola-A); tomar mucho café con leche y líquidos (Orozko-B); tener a dieta al enfermo y darle agua cocida con zumos de naranja (Sangüesa-N); en tiempos pasados, guardar dieta, beber leche o café con leche pero no agua (Viana-N); tomar agua en abundancia, a veces mezclada con azúcar (Abadiano-B); había quienes daban agua caliente con sal, ga tzura (Nabarniz-B); permanecer en ayunas, bebiendo agua sola o con zumo de limón, poco a poco continuar con otros zumos y caldos de verduras (Arrasate-G); tener cuidado de ingerir todos los líquidos calientes y evitar beber nada frío (Elosua-G); abrigar bien al enfermo y darle vino caliente con azúcar (Lekunberri-N); en tiempos pasados a la persona con fiebre se le tenía sin comer ni beber agua; hoy día se procura enfriarle el cuerpo y que beba mucha agua (Oñati-G); no darle de beber agua; si la sed le acuciaba se le facilitaba un poco de agua templada con azúcar y quien podía, agua de naranja también templada (Lezaun-N); no darle alimentos sólidos (Pipaón-A) y preparar comidas suaves cuya digestión no supusiera gran esfuerzo para el organismo (Abadiano-B).
En Ataun (G) para bajar la temperatura decían que era bueno comer pepitas rojas de la planta llamada irasarbia[6]. A los niños pequeños se les colocaban pepitas de éstas en los labios cuando estaban con fiebre.
Otros remedios
En Biarritz (L), en los primeros años del s. XX, para hacer bajar la fiebre se ponía bajo la cama del enfermo un sapo dentro de un puchero. Si el sapo se inflaba y se moría, el enfermo se curaba[7]. En Navarra, se colocaba bajo la cama del calenturiento un barreño con vinagre[8].
En Beramendi (N), cuando uno tenía calenturas se descuartizaba vivo un pollo, se abría por el pecho en dos mitades y se lo aplicaban al enfermo sobre el pecho. En Lekaroz (N) lo hacían valiéndose de un pichón o de un gallo[9]. En Apellániz (A) se practicaba este remedio para curar la hidropesía y la erisipela. Se aplicaba una gallina abierta en vivo sobre el vientre del enfermo en el primer caso y sobre la cabeza en el segundo[10].
En nuestra actual encuesta de Sangüesa (N) se ha recogido esta misma costumbre para bajar la fiebre. Recuerdan que hace muchos años el médico local curó de unas fiebres a un muchacho mediante la aplicación del siguiente remedio: le puso en la cabeza unos paños mojados en aguardiente y a la vez le introdujo los pies en un barreño que contenía la corada (entrañas) de un cuto. Según el informante la fiebre remitió y la corada cambió de color.
- ↑ Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 256.
- ↑ En Navarra, en los años cuarenta, se seguía utilizando cebolla cruda para bajar la calentura, era aplicada en rodajas a los sobacos y a las plantas de los pies. Vide José M.ª IRIBARREN. Retablo de curiosidades: zambullida en el alma popular. Zaragoza: 1940, p. 74.
- ↑ La provisión de nieve se hacía en la cercana sierra de Aitzgorri o en los propios montes de Zerain, en cuyas simas se conservaba la nieve largos meses.
- ↑ La principal nevera que abastecía a toda la comarca era la de Aras, por entonces barrio de Viana, que pertenecía a la Cofradía de la Veracruz. De ella se abastecieron incluso pueblos limítrofes de Álava y de La Rioja.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Juan ARIN DORRONSORO. “Kristauen gaitzek (Enfermedades de las personas)” in AEF, XXIX (1980) pp. 63-74.
- ↑ Variante de irustarbi: gamón, brumo. Irasarbi se define en esta voz del Diccionario Vasco-Español-Francés de Resurrección M.ª de AZKUE como “cierta planta parecida a la caña que se cría en terreno de pizarra”.
- ↑ APD. Cuad. 7, ficha 710.
- ↑ José M.ª IRIBARREN. Retablo de curiosidades: zambullida en el alma popular. Zaragoza: 1940, p. 74.
- ↑ APD. Cuad. 1, ficha 98.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad están tomados de Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés” in Ohitura, 0 (1981). Monográfico.