Causas de la ictericia
Es común, y así se ha constatado en la práctica totalidad de las localidades encuestadas, el considerar que la ictericia tiene que ver con una enfermedad hepática o con el mal funcionamiento del hígado. En Pipaón y Obanos (N) también lo atribuyen a tener mal la vesícula o la versícula, como llaman popularmente a esta glándula en Obanos; en Mendiola (A) aseguran que su aparición es debida a afecciones o problemas hepáticos como la cirrosis o la hepatitis; en Apodaca (A) se cree que tiene que ver con la bilis y en Arrasate (G) se ha recogido que es bilis en la sangre.
En Berganzo (A) decían que la ictericia se producía porque la sangre se recoge en la garganta ahogando a quien la padece, pudiendo arrastrarle hasta la muerte. En Amorebieta-Etxano (B) algunos informantes dicen que quienes tienen la sangre limpia no padecen enfermedades del hígado y en Telleriarte (G) aseguran que como se trata de un mal de la sangre, conviene limpiarla cuanto antes.
En Moreda (A) su padecimiento o contagio se atribuye desde antiguo a las malas condiciones del agua. La contaminación proviene del contacto hídrico y de las heces. También de la ingestión de verduras crudas que se encuentren contaminadas y no hayan sido lavadas ni desinfectadas con un pequeño chorro de lejía. En Gorozika (B) se considera que es enfermedad contagiosa y en Astigarraga (G) se atribuye a las lombrices.
En Bernedo (A) se dice que viene como consecuencia de un disgusto o un mal rato; en Beasain (G) del frío y en Muskiz (B) es una enfermedad asociada con la tristeza. En Abadiano (B) y Amézaga de Zuya (A) desconocen su origen y en esta última localidad se considera de difícil curación. En Améscoa (N) de la ictericia de los adultos se decía: “Está amarillo de tanta envidia”.