Apéndice 1: Zingirioa o panadizo. Ritos y fórmulas de curación
Los remedios creenciales para curar el panadizo vienen de muy antiguo. Iribarren recogió que en tiempos pasados en el territorio de Navarra subsistió la creencia de que el rey de Francia, sólo con poner la mano en la cabeza del enfermo, tenía la virtud de curar la enfermedad llamada lamparones o escrófula. Era tanta la gente que acudía a París con esta finalidad que en 1772 se dictaron órdenes para impedir estos viajes[1].
A lo largo del s. XX, que es el periodo que comprende nuestra investigación, se han consignado numerosos procedimientos y fórmulas creenciales para curar el panadizo. He aquí una muestra de ellos:
En Amaiur (N) constató el P. Donostia a comienzos del s. XX una costumbre practicada desde muy antiguo para curar el panadizo, zingirioa. Se seleccionaban tres hierbas distintas bendecidas, a saber, apio, ruda y hierba de la Virgen, (apioa, arruda, Ama Berjiña belarra) y tomándolas en la mano la propia persignadora se santiguaba, Aitaren... (en el nombre del Padre...). La fórmula empleada era: “Zingirioa Gurutze / Zingirioa Salaman / Zingirioa senda / Zingirioa aparta. / Jesus, Maria ta Jose / Jesus, Maria ta Jose / Jesus, Maria ta Jose” (panadizo Cruz / panadizo Salaman (¿Salomón?) / panadizo cura / panadizo vete. / Jesús, María y José...). Se repetía tres veces todo ello y la invocación a Jesús, María y José se decía teniendo quieto el ramo de las hierbas. Se continuaba la recitación de esta forma: “Gure Jaungoikuak zuregana gaixtora dagona onera gonbertitzeko grazia man dizu. Gurutze Saindu Lezokoai Credo onera gonbertitzeko grazia man diozu. Purgatorioko arimek lagun ta fagora dezaten mindun ura Aitagurea, Ave Maria ta Gloria. Jesukristo Gure Jaunak guregatik eta mundu guziengatik ixuri zituen odol preziosoagatik Credo. Ama Berjiñaren ondretan eta alabantzetan Salve”. (Dios Nuestro Señor te ha concedido la gracia de convertir lo malo en bueno. Un credo al Santo Cristo de Lezo a quien has concedido la gracia de convertir en bueno. Un padrenuestro, avemaría y gloria para que las ánimas del Purgatorio ayuden y favorezcan a curar este mal. Un credo por la preciosísima sangre derramada por Nuestro Señor por nosotros y por todo el mundo. Una salve para honra y alabanza de la Virgen).
Después se ponía un poco de brasa en una pala y se echaban allí las hierbas. El humo que despedían se aplicaba a la parte dolorida mientras se decía: “Sarna afuera / Ona barnera / Gaixto kanpora / Saindu bendita / Bakia ta osasuna. / Salve.” (Sarna afuera / lo bueno dentro / lo malo fuera / santa bendita / paz y salud. / Salve.). Se repetía tres veces. Finalmente se untaba la zona afectada con un poco de aceite y se vendaba para que se mantuviera caliente. No había que beber ningún licor ya que se consideraba perjudicial e incompatible con el tratamiento[2].
En Betelu (N) Ángel Irigaray recogió por la misma época del mago Santiago Juanagorri, otra fórmula y rito de curación del panadizo consistente en aplicar al paciente en forma de cruz, estopa mojada en aceite frito y una infusión de yerbas que él preparaba, al tiempo que recitaba: “Zingira min, zingira siñal, zingiria, nik sendatu; Aitarekin, Semearekin, Izpiritu Sanduarekin, nik urratu.” (Panadizo mal, panadizo señal, panadizo, yo te curo; en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, yo te hago desaparecer)[3].
En Oiartzun (G), según se recogió en los años cuarenta, para curar el panadizo, zingirija, se aplicaba el siguiente remedio. Primeramente se realizaba este rezo: “O Jesus salbadorea, / zu zera, sendatzailea, / ni naiz eremizalea. / Grazia eta faborea eskatzen dizkizut / arren komeni badui bada / trabaju ontatik izena libratzeko.” (Oh Jesús salvador, / tú eres el sanador, / yo soy el sufriente. / Te pido gracia y favor / para que si conviene / me libres de esta penalidad). Se rezaba tres veces el Credo, la Salve y el Yo pecador. Con nueve hojas de laurel, erramu ostoak, se hacían tres cruces que se colocaban sobre el panadizo mientras se repetía por tres veces la siguiente fórmula: “Sobra zingiri, zingiri gurutze, zingiri Salama” (sobra panadizo, panadizo cruz, panadizo Salama). Luego se quemaban las hojas de laurel con un poco de aceite y con el vaho que desprendían se rodeaba la zona enferma[4].
En Lekaroz (N) para curar el panadizo, zingirioa, se preparaba una vasija con unas brasas dentro y sobre ellas tres clases distintas de hierbas medicinales, belar onak, bendecidas y sobre el recipiente para que aspirara el humo que salía de él se ponía la parte dolorida. Se cogían dos ramas de laurel en forma de cruz y se santiguaba sin tocar el mal mientras se recitaba lo siguiente: “Zingirioa da gurutzian / Zingirioa da San Juan / Zingirioa da Salomé (San Lukas?) / Nik eztzartu sendatiko / Espiritu Saindua zuk sendazazu. / Intenzio artarako Aitaren eta / Semiaren eta Espiritu Sainduaren / izenean Amen”. (El panadizo está en la cruz / el panadizo es San Juan / el panadizo es Salomé (¿San Lucas?) / yo no voy a curarte / cúrale tú Espíritu Santo. / Por dicha intención en el nombre del Padre y / del Hijo y del Espíritu Santo / Amén.). Esta fórmula se repetía tres veces. En cada ocasión que se signaba el panadizo había que hacer la ceremonia y recitar la fórmula por tres veces. En casos de apuro se podía realizar la operación de dos en dos horas pero repitiéndola siempre en cada ocasión tres veces en la forma descrita[5].
En Goizueta (N) se conocía como zingirioa la enfermedad que tenía por síntomas la inflamación de las uniones de los huesos, juntamente con su enrojecimiento. La práctica para combatirlo consistía en colocar nueve montoncitos de yerbas o plantas bendecidas el día de San Juan, a los que se les sumaba unos trozos de ramo bendecido el domingo de Ramos. Se mojaba el dedo en agua bendita y se pasaba por encima de cada uno de los nueve montones diciendo la siguiente fórmula: “zingiri sor, zingiri Salomon, zingiri San Juan Bautista, Aitaren, Semea eta Espiritu Santu senda zala” (zingiri sor, zingiri Salomón, zingiri San Juan Bautista, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo que se cure). Así se hacía signando cada uno de los nueve montones y por tres veces, al final de las cuales se recogían en un solo montón y se prendía fuego. El miembro afectado se hacía pasar por el humo; después de esto se frotaba con aceite y se rezaba[6].
En Murelaga (B), según recogió Azkue a principios del s. XX, el panadizo, zolitua, se debía agujerear con espino de San Juan, Doniane-arantza; igual ocurría en Zeanuri (B) donde decían que había de ser sajado con espinas de espino albar, elorri-arantza, y no con espina negra[7].
Se conoce un precedente antiguo de las fórmulas de sanación creencial de este mal. El Tribunal de la Inquisición de Logroño dictó un decreto en 1725 prohibiendo una larga serie de prácticas supersticiosas en boga en Navarra y en el obispado de Calahorra. Entre ellas, se describe una para curar la erisipela o mal llamado zingurria que consistía en signar varias veces la parte afectada diciendo: “Zingurria Salomon, yo te signo, y Christo te sane”. En otras ocasiones la fórmula era: “Erisipela sobre Erisipela, Cruz Erisipela Salomon, yo te signo, y Dios te cure” y pasaban la mano derecha por la zona afectada. Con la misma finalidad ahumaban con yerbas benditas, incienso y cera bendita y ataban la parte afectada con apio y otras cosas, rezando algunos padrenuestros, avemarías y credos[8].
- ↑ José Mª IRIBARREN. Batiburrillo navarro: anecdotario popular pintoresco. Pamplona: 1972, p. 235. En nuestra actual encuesta de Orozko (B) se ha constatado la vigencia del mal de garganta denominado lanparoia, con la misma significación de lamparón o escrófula del cuello.
- ↑ APD. Cuad. 4, ficha 406. En la misma localidad navarra de Amaiur recogió este autor otras fórmulas y rituales similares con menciones al Ángel de la Guarda, San Miguel Arcángel y utilizando otras hierbas como el espino albar, elorri zuria, etc. Vide APD. Cuad. 11, ficha 980 y Cuad. 1, ficha 73.
- ↑ Ángel IRIGARAY. “Dos casos actuales de interpolación de fórmulas mágicas en prácticas cristianas” in Munibe, XXIII (1971) p. 491. Iribarren recogió en los años cuarenta otra fórmula empleada por el mismo curandero, que a veces les colgaba sobre el lecho, a modo de amuleto, la flor del cardo, símbolo solar o les introducía en el bolsillo, sin que se apercibiesen, colas de lagartija. Vide José Mª IRIBARREN. Batiburrillo navarro: anecdotario popular pintoresco. Pamplona: 1972, pp. 242-243.
- ↑ APD. Cuad. 13, ficha 1.260. En esta misma localidad guipuzcoana recogió Barandiaran en el segundo decenio del s. XX la siguiente fórmula para curar el zingirio: “zingiri + gurutze / zingiri + Salomon / nik au + ziñtzen dedan bezela / N...ren miña + senda dedilla” (zingiri + cruz / zingiri + Salomón / así como esto + lo signo yo / el dolor de N + sea curado). José Miguel de BARANDIARAN. “Paletnografía vasca” in Euskalerriaren Alde, X. San Sebastián: [s.n.], 1920, p. 230.
- ↑ APD. Cuad. 1, ficha 57. Una fórmula similar recogió el propio autor en Sunbilla (N). APD. Cuad. 1, ficha 55. Azkue también constató el empleo de parecidos ritos y fórmulas en Baztan y en Ultzama (N). Vide Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 257. Otro tanto puede decirse del registro realizado en Irun (G) a finales de los años cincuenta para curar el denominado zingia o zingi-aizia, panadizo. Vide Nicolás ALZOLA GEREDIAGA. “Personen bizitzari buruzko ale batzuk Irun’en” in AEF, XXI (1965-1966) pp. 11-12.
- ↑ También en Bera (N) había mujeres que curaban escoriaciones, zingiriuak. Vide Julio CARO BAROJA. La vida rural en Vera de Bidasoa. Madrid: 1944, p. 166. Otras fórmulas similares de curación de panadizos, berezkoak o zingiriak, recogidas en localidades guipuzcoanas y navarras, pueden verse en Juan GARMENDIA LARRAÑAGA. Rito y fórmula en la medicina popular vasca: la salud por las plantas medicinales. Donostia-San Sebastián: 1991, pp. 85-91.
- ↑ Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 257.
- ↑ Tomás de ASCARATE. “De Historia Navarra. Supersticiones” in Juventud Católico-obrera. Núm. 18. Tafalla: 29-VI-1924, pp. 2-3.